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Nota aclaratoria
Los nombres, rasgos identificadores y otros detalles relevantes sobre los casos anecdóticos que se relatan en este libro se han modificado para proteger la privacidad de sus protagonistas. Este libro no pretende sustituir al terapeuta ni ningún otro profesional cualificado en salud mental. Si actualmente asiste a terapia, consulte con el profesional antes de cambiar o abandonar su tratamiento.
Aunque el autor ha realizado todos los esfuerzos posibles para proporcionar números de teléfono y páginas de internet actualizados en el momento de la publicación de este libro, ni el editor ni el autor asumen responsabilidad alguna en caso de errores o cambios producidos después de publicar este volumen.
Agradecimientos
En mi largo camino para entender la mentalidad y la conducta de los hombres abusivos he tenido muchísimos maestros. Antes de dar nombres, sin embargo, necesito dar las gracias a todas las parejas y ex parejas de mis clientes que compartieron sus historias conmigo. Ellas arrojaron luz sobre la negación y las distorsiones que incluían los relatos de los hechos por parte de mis clientes. Las supervivientes de abusos han sido mis mayores educadoras. Si fuésemos capaces de escuchar más sus voces, y menos las de sus abusadores y los aliados de estos, el mundo se movería rápidamente para eliminar el maltrato crónico que sufren tantas mujeres en sus relaciones íntimas.
Mis primeros colegas en Emerge son los principales responsables de que emprendiese el camino que me ha llevado hasta aquí: David Adams, Susan Cayouette, Ted German, Magueye Seck, Chuck Turner, Charlene Allen y Jim Ptacek. Además del placer de trabajar con ellos, este grupo me proporcionó un apoyo y un estímulo intelectual indispensables. Espero haber sido capaz de devolverles una parte razonable de lo que me dieron.
Igualmente importante para mi evolución en el estudio de los hombres abusivos y su impacto en sus parejas y sus hijos fue Carole Sousa, quien nos formó en Emerge al tiempo que nos enseñó a mantener la honestidad. Sus críticas a nuestros puntos débiles resultaban molestas, sobre todo por lo acertadas que eran. Carole es la persona que más me ha enseñado sobre lo que comparto en este libro. Tengo que volver a darle las gracias por su generosidad al revisar el manuscrito y añadir sus comentarios (tan importantes como siempre) con decenas de post-it.
Otras influencias importantes en el estudio de los hombres controladores e irritables, y la estela de destrucción que dejan a su paso, son Lonna Davis, Pam Whitney, Isa Woldeguiorguis, Susan Schechter, Sarah Buel, Jim Hardeman, Janet Fender y Brenda Lopez. Además, me gustaría expresar mi agradecimiento a Jeff Edleson, Claire Renzetti, Jackson Katz, Peter Jaffe, Barbara Hart, Bonnie Zimmer, Elaine Alpert, Joan Zorza, Jennifer Juhler, Stephanie Eisenstat, Range Hutson, Scott Harshbarger y Maureen Sheeran por sus aportaciones a mis estudios sobre el abuso y la opresión, y por su apoyo y sus ánimos como profesionales. Kate O’Kane colaboró aportándome un lugar bonito y tranquilo para escribir.
También necesito expresar cuánto he aprendido de mis clientes en todos estos años, pero no sería adecuado darles las gracias porque sin sus abusos no habría sido necesario escribir este libro.
Gracias a Gillian Andrews, Carlene Pavlos, Jay Silverman, Steve Holmes, Catherine 9
Benedict, Gail Dines, Carrie Cuthbert y Kim Slote por su combinación de apoyo personal y estímulo y ayuda intelectual/profesional. Gillian y Gail en particular me han
«perseguido» durante años tratando de convencerme de que escribiese este libro, que finalmente ha visto la luz en gran parte por su insistencia. Gillian, además, me aportó sugerencias y comentarios muy valiosos sobre el manuscrito. Mi familia me ha brindado su cariño y su apoyo (y su paciencia) durante el laborioso (y en ocasiones estresante) proceso de creación del libro. Os quiero y os estoy más agradecido de lo que puedo expresar por estar conmigo en esto.
Siento una enorme gratitud hacia mi agente, Wendy Sherman, que no solo encontró un hogar para el libro, sino que además desempeñó un papel fundamental en la creación del concepto original y su desarrollo. Ningún escritor podría estar en mejores manos.
Gracias también a Deb Futter, de Doubleday, por presentarme a Wendy. Mi editor en Putnam, Jeremy Katz, demostró una fe inquebrantable en este proyecto desde el principio y me ha ayudado en varios momentos de ansiedad o dudas. Jeremy fue el encargado de ordenar y dar forma de libro presentable a la primera versión del texto.
Deseo dar las gracias a otros miembros de Putnam que me han apoyado y han trabajado en este libro: entre otras, AnnMarie Harris, Denise Silvestro, Marilyn Ducksworth y Brenda Goldberg.
Finalmente, deseo expresar mi profunda gratitud a tres personas que no me conocen pero cuyo trabajo me ha inspirado y me ha impulsado a seguir adelante: Bruce Cockburn, Mercedes Sosa y Linda Hogan. Tal vez nuestros caminos se crucen algún día.
LUNDY BANCROFT
Invierno de 2002
A los miles de mujeres valientes,
muchas de ellas supervivientes de abusos,
que han creado y mantenido el movimiento
contra el abuso de las mujeres, y a los muchos
hombres que se han unido a ellas en su lucha.
Nota sobre la terminología
Cuando hablo de hombres irritables y controladores en este libro, he optado por abreviar en la mayoría de los casos con los términos hombre abusivo, abusador o maltratador. Empleo estas palabras para facilitar la lectura y no porque considere que todos los hombres que tienen problemas de irritabilidad o conductas controladoras son abusivos. Tenía que elegir palabras sencillas que pudiese aplicar a los hombres con problemas recurrentes tales como faltar al respeto, controlar, insultar o humillar a la pareja, tanto si su conducta implica abuso verbal más explícito, agresiones físicas o maltrato sexual, como si no. Cualquiera de esas conductas puede ejercer un impacto grave en la vida de una mujer y hacer que se sienta confusa, deprimida, angustiada o atemorizada. Así, aunque tu pareja no sea un abusador, descubrirás que gran parte de lo que se explica en estas páginas puede ayudaros a ambos a aclarar los posibles problemas de vuestra relación y los pasos que debéis dar para una convivencia más satisfactoria, de apoyo mutuo e íntima. Si no estás segura de si la conducta de tu pareja debería calificarse de abuso, en el Capítulo 5 encontrarás ayuda para salir de dudas.
Al mismo tiempo, recuerda que aunque la conducta de tu pareja no encaje en la definición de
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