AGRADECIMIENTOS
En un mundo que silencia, ridiculiza o ignora de manera intencionada a las personas marginadas cuando alzan la voz contra los mismos prejuicios por cuya denuncia no solo se nos presta atención, sino que se nos alaba, a las mujeres delgadas, cisgénero, blancas y sin discapacidad, quiero dejar constancia de que los capítulos de este libro en los que abordo mi manera de entender la belleza, la deseabilidad, los privilegios, los prejuicios inconscientes y los sistemas de opresión no son producto de la clarividencia. Tampoco son temas sobre los que me enseñaran nada en el colegio. Para llegar a comprenderlos tuve que documentarme. Tuve que escuchar y que aprender, en su mayor parte de mujeres negras. Mi conocimiento sobre estos asuntos se lo debo en exclusiva a la obra de las siguientes mujeres, a quienes dedico este libro. A algunas tengo el privilegio de conocerlas en la vida real; de otras sé a través del maravilloso mundo de internet y a otras las conocí gracias a internet. Gracias por haber optado una y otra vez por elevar vuestra voz y expresar libremente vuestros pensamientos, sin dejaros intimidar por las reacciones de otras personas:
MUNROE BERGDORF.
CHIDERA EGGERUE.
ASHLEIGH NICOLE TRIBBLE.
LAYLA SAAD.
RACHEL CARGLE.
CHAR ELLESSE.
RENI EDDO-LODGE.
AFRICA BROOKE.
RACHEL RICKETTS.
GLOSARIO
Acoso callejero — que te aborden, molesten, te persigan o te acosen sexualmente en la calle.
Autosabotaje — poner trabas a lo que es bueno para una misma.
Bonita — persona que es femme o femenina y a la que se considera convencionalmente atractiva. Es un ejemplo de privilegio que premia a determinadas mujeres por facetas que ellas no controlan.
Butch — persona con rasgos descritos como estereotípicamente masculinos. Aunque se emplea a menudo en el ámbito de la comunidad lesbiana, no todas las mujeres butch son lesbianas (ni todas las lesbianas son butch).
Capitalismo — sistema centrado en crear beneficios económicos. Negocios, propiedades e industria son de propiedad privada y están diseñados para generar beneficios a sus dueños.
Cisgénero — persona cuyo género se corresponde con el que le fue asignado al nacer. Si una persona fue descrita como niña cuando nació y esta se sigue identificando como tal en la madurez, entonces es cisgénero. En esencia, «no trans».
Con / sin discapacidad — se prefiere este término porque en sentido estricto «discapacitado/capacitado» significa que una persona carece/posee la aptitud o talento para el buen ejercicio de algo, resultando por tanto muy genérico y confuso. Misoginia y el poder del hombre sobre la mujer, como sucede en una relación heterosexual abusiva.
Edadismo — discriminar a una persona por su edad.
Feminismo interseccional — se refiere a cómo algunos aspectos de la identidad interaccionan con ser femenino para dar lugar a experiencias de discriminación. Término acuñado por Kimberlé Williams Crenshaw.
Femme — puede calificarse como tal a una persona cuya representación de género o identidad tiende a lo femenino. En la comunidad trans, las personas pueden describirse como femme sin necesidad de identificarse como mujeres.
Gordofobia — prejuicio o discriminación hacia una persona por estar gorda. Esto puede implicar no proporcionar instalaciones adecuadas (como disponer únicamente de sillas estrechas con reposabrazos), juzgar a alguien por su vestimenta («¡no puede salir con minifalda!») o no contratar a una persona por razón de su peso corporal.
Heteronormatividad — régimen en el que la heterosexualidad es la norma y en el que se resta importancia, rechaza o critica a las demás orientaciones sexuales.
Hetrificación — someter a una persona a un bombardeo de narrativas y mensajes heteronormativos (concepto acuñado por Florence Given).
Kink-shaming — avergonzar a alguien por sus preferencias o gustos sexuales.
Marginación — recibir peor trato por razón de una característica que es causa de discriminación.
Me Too — movimiento iniciado por Tarana Burke en el que las personas denuncian haber sido víctimas de acoso sexual.
Mirada masculina — régimen en el que se contempla el mundo como lo vería un hombre heterosexual.
Misoginia — prejuicio o discriminación contra, o aversión hacia, las mujeres.
Misoginia interiorizada — régimen en el que las mujeres dirigen la aversión a las mujeres (misoginia) contra sí mismas y contra otras mujeres y favorecen a los hombres, se critican y creen en estereotipos de género negativos.
LGBTQ+ — lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer y +, que indica que existen más sexualidades e identidades de género (como intersexual, arromántico, asexual, questioning).
Opresión — tratar a las personas injustamente en razón de un rasgo o una característica personal que las hace vulnerables de sufrir discriminación o prejuicios.
Patriarcado — una sociedad o comunidad donde los hombres ejercen la autoridad. Este ejercicio puede estar estipulado, como en muchas Iglesias, o puede obedecer a una ley no escrita, con predominio de la misoginia y el poder del hombre sobre la mujer, como sucede en una relación heterosexual abusiva.
Privilegios — derechos o ventajas de los que disfruta la gente porque no se las margina en la sociedad. El privilegio de ser blanco, sin discapacidad, delgado, etcétera beneficia a personas que no hacen nada para ganarse esa ventaja pero que les es otorgada igualmente.
Queer — término que designa a personas LGBTQ+ que no se ajustan a las normas de la heterosexualidad o de ser cisgénero.
Responsabilidad — asumir la responsabilidad de tus actos, palabras y creencias, especialmente de aquellas cosas que pueden causar daño, como perpetuar prejuicios racistas o ser condescendiente con las personas con discapacidad.
Superviviente — persona que ha sobrevivido a alguna forma de abuso sexual, agresión sexual o violación. A menudo se considera que el término «superviviente» tiene más carga de empoderamiento que la palabra «víctima», aunque hay personas que prefieren hablar de «prosperar» antes que de «sobrevivir».
Trans — persona cuya identidad de género no se corresponde con el género que le fue asignado al nacer.
INTRODUCCIÓN
«Tu belleza no es cosa de los demás. Ni de tu novio, tu marido o tu pareja, ni de tus compañeros de trabajo, ni mucho menos de un desconocido en la calle. No es cosa de tu madre, no es cosa de tus hijos, no es cosa de la humanidad en general. La belleza no es un alquiler que tengas que pagar a cambio de ocupar un espacio designado como “femenino”». Erin Mckean.
Esta cita me cambió la vida e inspiró el título de este libro.
A lo largo de la historia del feminismo las mujeres han disertado largo y tendido y desde puntos de vista muy particulares acerca del concepto de la belleza como moneda de cambio, de ahí que en torno a esta idea existan múltiples variaciones. En El mito de la belleza, por ejemplo, Naomi Wolf ahonda en cómo nuestros ideales de belleza están asociados al capitalismo; Chidera Eggerue aborda la belleza en su libro What a Time to Be Alone y en su movimiento #SaggyBoobsMater para promover un mensaje antiperfección, y la activista trans Janet Mock ha hablado sobre cómo, al iniciar su transición, empezó a disfrutar de los privilegios de «ser bonita». Este libro —Mi belleza no es cosa tuya— es mi interpretación personal.
Esta frase me embarcó en una travesía de descubrimiento de mi identidad, un viaje en el que me vi forzada a explorar mi interior a fondo por primera vez y que hizo que me preguntara a santo de qué me estaba sometiendo a unos rituales de belleza invasivos, en ocasiones hasta dolorosos y que consumían muchas horas de mi tiempo libre. Me di cuenta de hasta qué punto mi grado de autoestima se hallaba condicionado por el hecho de que resultara atractiva o no a los hombres y de que esa belleza fuera suficiente para instarles a tratarme con respeto. La atención que cosechaba con mi «belleza» implicaba, no obstante, que la mayoría de las veces los hombres me vieran como un objeto, y ellos no respetan a los objetos. Después de todo, el objeto es algo que consideramos que está ahí para ser utilizado sin más, la relación que establecemos con los objetos no es recíproca, es unilateral. Esta es la razón por la que eran incapaces de aceptar que los rechazase y me insultaban llamándome cosas como «frígida», porque los objetos supuestamente no están empoderados. Son objetos. Tomar conciencia de esto me resultó incómodo y liberador al mismo tiempo: justo lo que se supone que has de sentir cuando creces como persona.