Desde una terraza a la repisa de la ventana o la encimera de la cocina, cualquier espacio es susceptible de convertirse en un minihuerto, dispuesto a llenar nuestras casas y nuestros platos de verde. Cualquier persona, no importa el espacio o la experiencia, puede cultivar en casa. No es necesario tener una mano especial o un extraño superpoder que haga que las plantas no se mueran. Lo único que se necesita para convertirse en un experto hortelano es un poquito de creatividad y la información adecuada. Y este libro te puede ayudar en los dos aspectos.
INTRODUCCIÓN
Todo empezó en 2013 con una charla entre dos amigos en un bar. Hablábamos de los truquillos y las ideas (y las dudas) que nos iban surgiendo sobre nuestros huertos caseros. Fue allí y en ese momento cuando empezamos a considerar la idea de crear un espacio donde compartir todo esto con el mundo. De ayudar a que todo el mundo pueda disfrutar de lo que nosotros llamamos «terapia hortelana». Así fue como nació Plantea en Verde (), una web centrada en acercar la sostenibilidad (en forma de tomates) a cada rincón de la ciudad.
Los huertos urbanos han formado parte de nuestro día a día desde hace años y decidimos empezar el blog de Plantea para dejar claro nuestro punto de vista: cualquiera puede tener un huerto en casa. No hace falta mucho espacio, ni ser un experto, ni tener un superpoder raro que haga que las plantas no se mueran. Solo hace falta tener la información correcta (y ponerle un poquito de amor).
Ninguno de los autores de este libro se crio en el campo. Nuestro amor por los tomates recién cosechados nació y creció con el tiempo.
Marta trabajó hace años en un proyecto de educación ambiental en una granja escuela, donde empezó a llevar un huerto didáctico. Cuando el proyecto acabó y volvió a la ciudad, notaba que seguía sintiendo la necesidad de cultivar, aunque fuera poquito. Su primer huerto urbano fueron cuatro lechugas y un par de aromáticas en la repisa de una ventana. Poco a poco, el huerto fue adquiriendo mayor tamaño y complejidad, hasta que cada rincón con luz alojó una maceta, un jardín vertical o un minihuerto. Su huerto ha ido variando en espacio y condiciones según ha ido cambiando de ciudad (Valencia, Bristol y, ahora, Barcelona) y, por tanto, ha ido cambiando las técnicas según el espacio y el clima de su huerto. De todo este ajetreo sacó en claro que, adaptándose a la situación, un huerto cabe en casi cualquier lugar.
Raúl se formó como técnico de plagas, y su afición por los pimientos picantes hizo el resto. Cuenta con un huerto en la terraza y una parcela en un huerto comunitario que gestiona de forma ecológica, desde un punto de vista sostenible e integrador, y en el que el diseño, el uso de productos ecológicos y la biodiversidad de especies son los protagonistas.
ESPACIOS PEQUEÑOS, GRANDES IDEAS
Los espacios pequeños no son un impedimento para tener un huerto o jardín. Dejando volar la imaginación y aplicando unas sencillas técnicas podemos convertir un simple balcón, una pared o un pequeño alféizar en un refugio vegetal en medio de la urbe.
Y eso es básicamente lo que encontrarás en este libro. Con materiales accesibles para todo el mundo y una buena dosis de creatividad, te guiaremos paso a paso en todo el proceso de instalación y cuidado de tu minihuerto. Trabajaremos grandes ideas para huertos pequeños, acompañadas de trucos y técnicas que te ayudarán a sacar el máximo rendimiento a cada centímetro disponible.
BENEFICIOS DE CULTIVAR EN CASA
Pero antes de todo esto empecemos por lo básico. ¿Cuáles son los beneficios de cultivar en casa? Vivimos en un mundo en el que es fácil bajar al supermercado y hacerse con unos tomates. Entonces ¿para qué molestarse? Tener un huerto en casa es toda una experiencia, a la que nosotros le encontramos los siguientes beneficios.
Nuevos sabores
¿Alguna vez te has preguntado por qué los tomates del supermercado ya no saben a tomate? No se trata exclusivamente del método de cultivo utilizado, sino que el momento de la cosecha afecta mucho al sabor. Con los tomates del súper tiene que pasar un buen tiempo entre que se recogen y los añades a la ensalada, ya que suelen viajar unos cuantos kilómetros y deben estar preparados para pasar unos cuantos días en el mostrador. Por eso se cosechan verdes, para que dé tiempo a transportarlos de un sitio a otro y aún estén comestibles. El problema está en que un tomate madurado en la planta tiene mucho mejor sabor que uno madurado en una cámara frigorífica o en un cajón de fruta. El simple hecho de comer las frutas y verduras en un corto periodo de tiempo después de su cosecha implica una diferencia abismal en el sabor. Tener un huerto te permite recoger los vegetales en su punto óptimo de maduración, cuando más sabrosos son.
Y no importa el tamaño del huerto. Una simple jardinera con plantas aromáticas es capaz de alegrar cualquier plato fácilmente. Se trata simplemente de cortar y añadir. La albahaca, el cilantro o el cebollino fresco no son comparables con la versión desecada que podemos encontrar en el supermercado.
Una mejor nutrición
Tener un huerto urbano no solo te da un mayor acceso a hortalizas y verduras ecológicas, sino que te anima a probar nuevas formas de prepararlas y conservarlas. Y por si esto fuera poco, te ayuda a poner de nuevo el valor de los alimentos reales sobre la mesa. Pasar tiempo cultivando y ver cómo crecen las plantas ayuda a dar a la comida y al esfuerzo que hay en ella el valor que se merece.
No se trata de ser autosuficiente (al menos ese no es el objetivo principal de este libro), sino de reducir la lista de la compra, teniendo siempre una buena base de hortalizas y verduras de calidad lista para añadir al menú de la semana.
Menos estrés
La jardinería en general es un buen método para reducir el estrés y la ansiedad y mejorar el humor. Cuidar un huerto es una manera excelente de despejar la mente del estrés diario. Te aleja de las pantallas y de su luz azul durante un rato, te ayuda a sintetizar un poco de vitamina D y, además, te deja con el sentimiento de haber creado algo bonito y delicioso. En definitiva, es una buena dosis de terapia hortelana.