Diane Zike - Via Dolorosa: Las Estaciones de La Cruz

Via Dolorosa

Las Estaciónes de la Cruz

por

Diane Zike

Via Dolorosa

© 2013 Diane Zike

Contraportada imagen cortesía de Istockphoto.com # 11582105

Imagen de la portada de Foolscap & Quill, LLC

Citas de las Escrituras del Nuevo Revised Standard Version Bible: Anglicized edición, copyright 1989, 1995, la División de Educación Cristiana del Concilio Nacional de las Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

ISBN 978-1-938143-24-3

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The Via Dolorosa

Vía Dolorosa (Lat. "vía dolorosa") o Via Crucis (Lat. "el Camino de la Cruz") es el sendero que se cree fue percorrido por Jesús desde el lugar de su condena por Pilato al Monte Golgota, el lugar de su crucifixión, y luego al lugar de su tumba. Los primeros cristianos continuaron la antigua práctica judía de peregrinaciones hacia Jerusalén. De tal práctica nace la tradición de las Estaciones de la Cruz como una serie de devociones conmemorativas y devocionales.

El seguir las Estaciones de la Cruz requiere que nos enfoquemos en la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Esta no es tarea fácil. Es dificil soportar tanta tristeza, dolor y sufrimiento. Se me ha dicho que las Estaciones de la Cruz son muy dolorosas; recordar el sufrimiento de Jesús es demasiado. ¿Cómo puede ser esto demasiado para nosotros si no fue demasiado para nuestro Señor y Salvador el tomar su cruz y morirse por nostros?

Yo asistí a la proyección de la Pasión de Cristo, una película de Mel Gibson que presenta de manera muy gráfica los sufrimientos de Jesús. Durante una de las horribles escenas en que se le golpea a Jesús, una mujer se levanta y sale corriendo del cine diciendo que "no podía soportarlo más". ¿Qué decir entonces de las personas que estaban con el Señor? ¿Qué pasó con la madre de Jesús y los que lo conocieron como hermano, vecino y amigo? ¿Cómo lo soportaron ellos? ¿Cuál sería la mejor manera para que conociéramos algo de aquella pasión y dolor?

A mí no me gusta la violencia explícita en las película y en la televisión; ya existe demasiada violencia real en el mundo real. Algunas veces yo también tengo que retirarme. Al mismo tiempo, creo que debemos enfrentarnos a la pasión de nuestro Señor con valor; debemos abrazarla. En la pasión y muerte de Jesús es donde encontramos la vida; nuestra vida. Cuando caminamos con Jesús por la Via Dolorosa, nos unimos a él en su sufrimiento y muerte. Por medio de tal acto de sufrimiento mútuo, al abrazar la muerte de nuestro Señor, también abrazamos la vida eterna que su muerte nos ofrece.

Si bien nunca estemos preparados para soportar el dolor y el sufrimiento, ha llegado el momento de comenzar ese viaje final con Jesús. La Via Dolorosa nos espera. Empecemos ya. Toma tu cruz y sigue a Jesús.

Asístenos misericordiosamente con tu ayuda, Señor Dios de nuestra salvación, para que entremos con jubilo a la contemplación de aquellos hechos poderosos, por medio de los cuales nos has concedido vida e inmortalidad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Litúrgia del Domingo de Ramos, El Libro de Oración Común, 189)

Dedicado a my Señor y Salvador Jesucristo

en humilde gratitud

por la salvación de mi alma

Miércoles de Ceniza

Temprano en el Servicio de Miércoles de Ceniza se nos invita a la observancia de una santa Cuaresma con las siguientes palabras: "Amado Pueblo de Dios: Los primeros cristianos observaron con grande devoción los días de la pasión y resurrección de nuestro Señor." (Litúrgia del Miércoles de Ceniza, El Libro de Oración Común, 182) Aquellas primeras observancias se ritualizaron en las Estaciones de la Cruz, las que ahora meditamos.

Comenzamos nuestros primeros pasos en la Cuaresma y en la Vía Dolorosa recordando que la jornada va de la pasión y muerte hacia el gozo de de la resurrección. El viaje a través de la Cuaresma siguiendo las estaciones es muy difícil. Hay mucho que recordar, reflexionar, y arrepentirse, pero si somos firmes en nuestra jornada siguiendo a Jesús, la salvación nos espera.

¿Qué es lo que debemos hacer durante este tiempo santo, durante la conmemoración de la pasión y muerte de nuestro Señor? Debemos examinar nuestra conciencia y mirar nuestros pecados. Debemos también considerar el dolor y el sufrimiento que nuestro pecado causa. Miramos el sufrimiento de Jesús y también el sufrimiento que hemos causado a otros por nuestros pecados.

¿Cuántas veces hemos pecado contra Dios y contra nuestro prójimo? ¿Cuántas personas hemos lastimado con tales pecados? ¿Qué podemos hacer para reparar todo el mal que hemos hecho? ¿Cómo podemos convertirnos del pecado y la tristeza hacia la reconci-liación y el amor?

Finalmente, ¿nos llevará el peso de nuestros pecados a postrarnos sobre nuestras rodillas? ¿Gritaremos de dolor y humillación al encontrarnos a los pies de Jesús implorando por misericordia, tal como lo hizo el ladrón colgado a su lado? Este es el tiempo para arrepentirnos y volver a Dios. Estamos de pie bajo la sombra de la cruz.

Dios todopoderoso y eterno, tú no aborreces nada de lo que has creado, y perdonas los pecados de todos los penitentes: Crea y forma en nosotros corazones nuevos y contritos, para que, lamentando debidamente nuestros pecados y reconociendo nuestra miseria, obtengamos de ti, Dios de toda misericordia, perfecta remisión y perdón; mediante Jesucristo nuestro Señor.

Litúrgia del Miércoles de Ceniza, El Libro de Oración , Común, 182

Querido Jesús, mientras recordamos tu pasión y muerte, bien como los pecados que causaron tu sufrimiento; perdónanos, Señor, perdónanos. Amen.

El Jueves después del Miércoles de Ceniza

En el Jardín

En preparación para sus últimas horas, Jesús dedicó algun tiempo a la oración. Se fue a un lugar tranquilo, un de sus locales favoritos para orar – el Jardín de Getsemaní. No, no era un lugar para escaparse de lo que le esperaba, y Jesús lo sabía. "Judas, el que lo entregó, también conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se reunió allí con sus discípulos." (Juan 18:2) Pero al menos tendría algun tiempo para orar antes de empezar el drama final de su vida.

Jesús ora fervientemente a su Padre, hasta pidiendo que la pesada carga de lo que iba a pasar pudiera ser alejada de él. ¡Qué dificil debe haber sido hacer frente a la terrible prueba que tenía por delante! Pero Jesús estaba firme; él eceptó la voluntad de su Padre. "Padre, si quieres aparta de mi esta copa; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya." (Lucas 22:42) El Evangelio de Lucas también dice que "un ángel se le apareció y le dio fuerza." (Verso 43)

Cuando Jesús terminó de orar, puede que se haya sentido adecuadamente preparado para enfrentarse a sus acusadores y a todo lo que le esperaba. Sabia talvez que el Espíritu de Dios estaría con él en todo lo que le aguardaba. Él estaba preparado para enfrentarse a su tiempo de prueba. "Miren, la hora ya se acerca, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. ¡Levántense, vámonos! El traidor está a punto de llegar." (Mateo 26:45-46)