Al líder desconocido que llena de entusiasmo nuestras aspiraciones de superación.
Al dirigente honesto y capaz que nos da confianza y seguridad en la organización.
A las bases sociales organizadas, protagonistas decisivas de los cambios históricos.
Índice
Prólogo
Una vez más, el amigo Bazán pone sobre el tapete un tema de discusión interesante: el líder y el dirigente. Lo trascendente de esta lectura es que la hace desde el punto de vista conceptual y nacional, dándole el enfoque de la realidad de nuestro medio, tocando temas que verdaderamente nos llevan a reflexionar sobre la necesidad de liderazgo y del surgimiento de nuevos líderes capaces que permitan el desarrollo de nuestra nación. Hasta ahora, los especialistas en el tema solo han tratado sobre el líder sin reconocer el importante rol que cumple el dirigente. Cuestión que se desarrolla en este libro con total conocimiento y experiencia.
Como docente técnico y dirigente gremial he podido observar el desarrollo de las organizaciones en el Perú, y cuando se me pidió tratar el tema del liderazgo, a partir de experiencias propias, desglosé algunas precisiones:
Actualmente, en nuestro país hay escasez de líderes, vemos con claridad que en el nivel político no existen líderes que, en los debates políticos previos a la justa electoral y a través del ejercicio democrático, nos faciliten avizorar el porqué de la necesidad de cambios en nuestra sociedad, aprendizaje que solo lo trasmiten los líderes capaces de conducir los destinos de nuestra patria; con decisión y decencia, por los caminos del desarrollo que ella requiere y que además trascienda a la historia de nuestro pueblo.
En el ámbito de los sindicatos y de las organizaciones representativas de los trabajadores, tampoco se puede observar presencia de líderes realmente representativos. Pregunto: ¿a qué se debe todo esto? La respuesta es contundente. Se debe al sistema impuesto por el FMI y ejecutado en nuestro país, con mayor exigencia, durante la década de los noventa. Este sistema posibilito, en nombre de la «modernidad», las privatizaciones indiscriminadas, la flexibilización del empleo, entre otros, permitiendo que las trasnacionales poderosas pesquen a «río revuelto», en desmedro de la inmensa mayoría y del desarrollo que nuestro país necesita.
Los dirigentes gremiales observamos que el sistema dominante de la década del noventa abarcaba diferentes frentes:
- Incentivar el temor infundido por el terrorismo en nuestra población, realizando un trabajo psicosocial, sembrando el pánico por medio de grupos paramilitares, que causaron la muerte de líderes estudiantiles y laborales que ya se vislumbraban como posibles recambios de los viejos líderes. En ese entonces, el movimiento sindical del Perú se movía bajo la guía de la CGTP (Central General de Trabajadores del Perú), de la cual Pedro Huillca Tecse era su líder representativo, además de ser secretario general de Construcción Civil base activa de la CGTP. Un día triste para el movimiento sindical, fue cobardemente asesinado eliminándose así a un líder que podía haber trascendido en nuestro medio. Seguidamente a su deceso, se dieron disposiciones legales, que limitaban el surgimiento de nuevos líderes sindicales. Se promulgaron leyes que limitaron el accionar sindical, coactando los derechos laborales a los trabajadores. Por el temor, el campo agrario y minero también se quedaron sin posibilidades de contar con líderes y dirigentes capaces de hacer fuerza, y sacar adelante las reivindicaciones de sus gremios.
- La profunda crisis económica promovió el surgimiento de líderes barriales, especialmente de mujeres, quienes se organizaron a través de los Clubes de Madres. Sin embargo, ellas no tuvieron mayor trascendencia, debido a que fueron absorbidas por el asistencialismo económico y político, impidiéndoles insurgir como una fuerza viva para el desarrollo del país.
- Como parte de esta estrategia desmovilizadora, el gobierno fujimorista cerró el Congreso, desprestigiando a sus miembros y dando la sensación de que todo cambiaría, pero todo fue igual o peor. Sin ética y sin moral, los avivados cayeron en la mediocridad y se fomentó el transfuguismo.
- El cierre de las universidades y su intervención produjeron mayor mediocridad, y se aplazó el surgimiento de nuevos líderes. Como sabemos, el campus universitario es fuente de pensamiento y ciencia, el cual ha dado a nuestro país grandes y reconocidos líderes, desafortunadamente, ya fenecidos.
Estos hechos, de vacío en el plano dirigencial, hacen que la lectura del libro La fantasía del líder y la realidad del dirigente sea clave para reflexionar sobre el destino de las organizaciones de nuestra nación sobre la necesidad de capacitar a los que, de una u otra manera, puedan tener condiciones para, en su momento, insurgir como líderes o como cuadros dirigenciales que nuestro país necesita.
Los peruanos queremos creer en alguien y trabajar en equipo, no queremos caudillos, porque el poder es efímero. Cuando converso con los estudiantes, les explico que necesitamos líderes patriotas que trabajen por el país, y dirigentes probos que no sean tentados por la corrupción.
Sabemos que la destrucción del liderazgo generada en los años noventa será difícil recomponer, pero es con aprendizaje y trabajos (como los que plantea este libro) que abriremos el debate educativo necesario que nos lleve a recuperar el valioso tiempo perdido.
CLAUDIO CASTRO RODRÍGUEZ
Docente técnico
Dirigente gremial
Introducción
Varios motivos me comprometen a publicar este breve trabajo, de los cuales tres son los más relevantes:
- El haber escrito algunos artículos que entregaba a los participantes de los talleres de capacitación, donde disertaba el tema sobre el líder y el liderazgo para jóvenes andinos y amazónicos.
- Por las opiniones vertidas en el tema, siempre me preguntaban si no tenía escrito algún libro sobre el líder. En este aspecto, de alguna forma, siento el compromiso de esclarecer posiciones por cuanto en mi tercer libro: Diálogo pedagógico con técnicos rurales; en él deslizo reflexiones comparativas del líder actual, recogiendo el comportamiento del líder peruano. Más aún, me sumo a quienes están vertiendo alternativas que puedan coadyuvar a la necesidad de cambios históricos que requiere nuestra sociedad, tarea que pasa, necesariamente, por la acción de los líderes y de los cuadros dirigenciales.
- En una reunión fortuita con el presidente de una importante organización campesina, este mostró con satisfacción un libro sobre «El líder», que recientemente se había comprado. En la actualidad, este tema ha inundado el mercado, resaltando las experiencias personales de «líderes ejecutivos» de corporaciones trasnacionales y, cual esnobismo, también adornan las intocables bibliotecas de algunas instituciones que trabajan con los sectores pobres. Lo curioso, en el caso del dirigente campesino, se observaba en el libro escrito por un norteamericano que sugiere recetas extraídas de las «estrategias y estratagemas» de los chinos feudales en su trato con el enemigo interno y externo. El campesino cajamarquino, al leer algunos pasajes forzaba su interpretación a la realidad del trabajo de su organización; quería encajar su experiencia con la de los chinos sin acertar ni una, más bien las interpretaba como si fueran adivinanzas.
Por estos motivos, y a sugerencia de algunos amigos profesionales del campo social que hicieron notar el vacío de una opinión más original sobre el tema del líder en el Perú, decidí revisar los escritos sobre esta materia.
En efecto, de las tres obras que sobre el líder han publicado autores peruanos se observa que hay mayor énfasis por hacer proselitismo político para sus partidos, con el propósito de reforzar a sus cuadros. A su tiempo, uno de ellos es casi la reproducción del compendio de la Fundación de Peter Drucker.
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