CAPITALISMO SUGAR DADDY
LA CARA OCULTA DE LA NUEVA ECONOMÍA
Peter Fleming
Hay alguna conexión entre la sordidez de las «rXeuniones de negocios» de Harvey Weinstein y la desapasionada doctrina de la economía neoclásica? En este ingenioso e incisivo estudio de la nueva economía, Peter Fleming asegura que tienen más relación de lo que parece.
El intento de librar a la sociedad de la burocracia, acotar el papel del gobierno y reducir los trámites burocráticos ha vuelto más humano el capitalismo, pero no del modo favorable para las familias previsto por los gurús del mercado libre. El aumento de la informalidad ha propiciado un capitalismo impulsado por la explotación sin límites y unos métodos de gestión cada vez más sórdidos: de novatadas semifeudales en los puestos de trabajo y gerentes intermedios depredadores con intereses personales a contratos arbitrarios de cero horas, Uber y, quizá lo peor de todo, las obligatorias sesiones de gimnasio con el jefe.
Fleming titula su libro con el nombre de la controvertida aplicación de citas que utilizan los hombres de negocios ricos para conocer a chicas jóvenes, que en su mayoría tienen problemas para pagar las tasas universitarias. Lo que parece un escalofriante caso atípico es en realidad una metáfora profética de nuestra economía: un sistema monetario anónimo e impersonal decidido a meterse en la piel y adherirse a ti, capaz de arruinarlo todo si dices... «no».
ACERCA DEL AUTOR
Peter Fleming es profesor de Negocios y Sociedad en la Cass Business School University de Londres.
ACERCA DE LA OBRA
«Un análisis sobrio y convincente de las economías contemporáneas a cualquier escala y de la invasión del mercado en todos los rincones —literalmente— de nuestras vidas. Este libro no le hará feliz, le pondrá furioso.»
N INA P OWER , U NIVERSIDAD DE R OEHAMPTON
«Espeluznante, conmovedor y divertidísimo, confirma a Peter Fleming como uno de los analistas sociales más interesantes de hoy en día.»
C ARL C EDERSTRÖM , COAUTOR DE T HE W ELLNESS S YNDROME
Capitalismo sugar daddy
La cara oculta de la nueva economía
Peter Fleming
Traducción de Enrique Alda
Índice
INTRODUCCIÓN
La economía indecente
E n octubre de 2017, el magnate de Hollywood Harvey Weinstein se vio implicado en un terrible escándalo que tendría enormes consecuencias. Se dijo que durante muchos años había abusado de su poder para acosar y agredir sexualmente a chicas jóvenes. En las semanas siguientes, el escándalo adquirió proporciones colosales y se acusó a icónicos actores y directores de un comportamiento similar.
La mayoría de los informadores se centraron en la turbia reputación de Weinstein y enfocaron el asunto en términos estrictamente morales. Sin embargo, otros periodistas sugirieron que esa conducta de depredador debería situarse en un contexto económico, en el que se propicia ese comportamiento.
En cualquier caso, el público no tardó en enterarse de lo que estaba pasando. El descubrimiento más aterrador fue el de las tristemente célebres «reuniones de negocios» de Weinstein. Una de sus asistentes invitaba a jóvenes al bar de un hotel, con el pretexto de ofrecerles trabajo. Al poco subían a la habitación de Weinstein, en la que este, en albornoz, pedía que le dieran un masaje. Una víctima recuerda su entrevista con el productor de cine. Su descripción es interesante porque pone de relieve una compleja maraña de ascenso profesional, indecencia y poder.
Yo también fui a la reunión creyendo que mi vida iba a cambiar. A mí también me pidieron que me reuniera con él en la habitación de un hotel. Yo también me encontré con una asistente que me dijo que la reunión se había organizado en una suite porque él era un hombre muy ocupado. Yo también me puse en guardia, pero me tranquilizó la presencia de una mujer de mi edad. Yo también sentí terror en la boca del estómago cuando esa joven salió de la habitación y de repente me quedé a solas con él. A mí también me preguntó si quería un masaje, champán, fresas… Yo también me quedé paralizada en una silla cuando sugirió que nos ducháramos juntos. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo evitar ofender a ese hombre, a ese cancerbero que podía ungirme o destruirme?
El escándalo consiguió que se tambalearan otras instituciones alejadas de Hollywood, incluido el Parlamento de Londres, conforme más mujeres contaban sus experiencias en la campaña #Me Too. No cuentan con la misma protección que los trabajadores normales y básicamente están solos. Existe lo que llamo el nocaut neoliberal: si a los trabajadores no les gusta, nadie les está apuntando con una pistola. Pueden irse cuando quieran.
Penis captivus
En realidad, este libro no trata del acoso sexual. Pero estos preocupantes casos ayudan a entender un cambio en las economías occidentales que quiero explorar: concretamente, la «desformalización», que ha hecho que la oficialidad y la protección reglamentaria hayan dejado de existir en el mundo de los negocios. La desformalización del capitalismo occidental es el resultado aplazado y en gran parte inesperado de la revolución neoliberal concebida por ciertos economistas neoliberales, en especial F. A. Hayek y Milton Friedman, de la Escuela de Chicago.
Ese grupo de expertos y activistas académicos no estaban de acuerdo en todo (Hayek cuestionaba a Friedman en política monetaria, por ejemplo), pero compartían un sueño. En una sociedad ideal, todo el mundo interactuaría de forma estrictamente privada y personal. El dinero y el interés privado serían los únicos principios universales aceptados y los Gobiernos solo entrarían en escena como último recurso. De ahí su amor sin reservas al capitalismo.
Margaret Thatcher y Ronald Reagan estaban tan fascinados por la Escuela de Chicago que dedicaron su vida a liberar al capitalismo de los grilletes del gran gobierno. El negocio se regula a sí mismo; el individualismo del mercado privado es la cumbre de la libertad personal; ya no necesitamos normas gubernamentales, derecho laboral o sindicatos; los sueldos y los términos/condiciones contractuales son cuestiones privadas, que se negocian a puerta cerrada. Mientras sea legal, todo vale. No es de extrañar que Harvey Weinstein apareciera para explotar las zonas grises de este nuevo universo económico.
La falta de formalidad no es mala per se , no cabe duda. Algunas de las manifestaciones cooperativas más progresistas y espontáneas surgieron fuera del Estado y de los grandes negocios. Pero quiero explorar, concretamente, la desformalización relacionada con el individualismo de mercado. Se ha extendido por todas partes. ¿Cómo ha acabado la fría racionalización de la vida diaria del capitalismo neoliberal cruzándose con la dependencia en relaciones de poder demasiado humanas, muchas de las cuales son terroríficamente arbitrarias y contingentes por naturaleza?
A primera vista, las ideas propuestas por la Escuela de Chicago parecen alejadas del mundo turbio e indecente de Weinstein y sus negocios secretos. Hayek y Friedman creían que el capitalismo sin trabas conduciría a una sociedad más justa, porque nuestras vidas las conformarían: (a) el mérito individual por un lado y (b) la objetividad del dinero por el otro. Finalmente, la economía podría librarse de la parcialidad y de los prejuicios porque el mecanismo de precios no respeta la tradición, las conexiones familiares o la historia personal. Ser negro o blanco no importa, el único color que cuenta es el verde. Al pensamiento neoliberal le encantaba esta idea. Cantidad (o «cuánto») debía ser el único vínculo que conectara a las personas, no la cualidad o «quién se sea». Hayek tenía tanta fe en esa idea que declaró que el dinero era el mejor invento de la historia de la humanidad para conseguir la libertad. Si la sociedad se reconstruyera sobre ese principio, todos seríamos microempresarios ricos, libres para adaptar nuestra vida laboral según nuestro gusto, en vez de estar esposados por los estándares mundiales impuestos por los sindicatos y los Gobiernos.