No sabría nada sobre relaciones si no fuese por mi hermosa esposa Natalie. Ella me dio la gracia para convertir al niño que yo era en hombre, esposo y padre, en su pastor y su mejor amigo. A diario me perfecciona su pasión por cultivar en nuestra familia lo que Dios la ha llamado a ser, y estoy eternamente agradecido a Él por confiármela a ella.
Nat, de toda la raza humana, verdaderamente eres mi más alta meta.
Seguro has visto en redes sociales fotos y más fotos de parejas felices y has pensado: “¡Quiero una relación así!”. Sin embargo, muchas de esas relaciones son un espejismo: mientras más te acercas, menos reales son. Entonces, ¿cómo es una relación real y cómo llegas a ella?
Aprende cómo ganar en las relaciones
En La meta es el amor, el Pastor Michael Todd profundiza en las relaciones de pareja y te brinda mensajes positivos e ideas prácticas y realizables para que saques el máximo provecho a tus relaciones. Por ejemplo, te explica…
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Ya sea que estés casado, soltero o en una relación complicada, apuntar a la meta correcta marcará toda la diferencia en encontrar la satisfacción verdadera. Y aunque no lo creas, Dios tiene las mejores metas en el amor para tu vida. ¿Por qué contentarte con menos?
Título original: Relationship Goals: How to Win at Dating, Marriage, and Sex
Esta traducción es publicada bajo acuerdo con WaterBrook, sello editorial de Random House, una división de Penguin Random House LLC
Primera edición: marzo de 2021
© 2020, Michael Todd
© 2021, de la presente edición en castellano para todo el mundo:
Penguin Random House Grupo Editorial USA, LLC
8950 SW 74th Court, Suite 2010
Miami, FL 33156
Traducción: María José Hoft
Adaptación del diseño de cubierta de John Vinnet: Penguin Random House Grupo Editorial
Fotografía de cubierta: Graceson Todd
Fotos del capítulo I: Cortesía del autor (archivos personales)
Todas las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario, fueron tomadas de la Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® (NVI)® © 1999, 2015 por Biblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo. Otras versiones utilizadas son: Nueva Traducción Viviente (NTV), © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados; Versión Reina-Valera 1960 (RVR60) © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Los detalles de algunas anécdotas han sido cambiados para proteger la identidad de las personas involucradas.
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ISBN 978-1-64473-311-0
Conversión a formato digital: Libresque
4 CITAS INTENCIONALES
El alma necesita belleza para un alma gemela.
Cuando el alma quiere, el alma espera.
— U2 , «A Man and a Woman» [Un hombre y una mujer]
Como dije antes, cuando comencé a salir con Natalie yo tenía quince años y ella catorce. Nos casamos nueve años después. Me gustaría decir que nuestro noviazgo fue fácil durante todo ese período de nueve años, pero eso sería una mentira especialmente por la época a la que llamo nuestros diez meses de insensatez.
Cuando éramos ya adultos jóvenes, Natalie quería que nuestra relación fuese más seria y comenzó a hablar de matrimonio.
Yo no estaba listo para eso. Supongo que me asusté, me volví egoísta o algo así, porque en ese momento fue cuando comencé a pensar: He estado con Nat desde hace ya varios años. Quizás necesito ver qué hay allá afuera. ¿Cómo puedo sentar cabeza con una chica que es la única con la que he salido?
Ese no era el Espíritu de Dios hablándome en mi interior. Esa era la cultura. Eran todos los videos de rap, las charlas en los vestuarios y las voces de la gente que me decía que era muy joven para sentar cabeza. Eso era lo que el enemigo quería que creyera. Fue como cuando la serpiente les insinuó a Adán y Eva que debían comer del fruto prohibido porque Dios les estaba ocultando algo, aunque Él, en realidad, los estaba protegiendo del peligro.
En ese momento estaba tocando la batería en una banda de chicas. Una de ellas me hizo saber que le gustaba y yo también estaba interesado en ella. Así que le dije a Natalie: «Quiero que nos tomemos un tiempo para poder dedicarnos más a Dios». Eso sonaba muy santo, pero, en realidad, era pura apariencia.
Natalie pronto descubrió lo que sucedía y eso le rompió el corazón.
Yo dejé a la chica de la banda para estar con otra. Entraba a hurtadillas por su ventana en medio de la noche, le enviaba mensajes que nunca quisiera que alguien viera, y miraba pornografía cuando no podía estar con ella. Mientras tanto, en represalia, Natalie comenzó a ver a otro chico. Ambos enloquecimos olvidándonos de quiénes éramos y abandonando nuestros planes y principios. Nos volvimos sexualmente activos con otras personas y, por lo tanto, no pudimos entregarnos nuestra virginidad el uno al otro cuando nos casamos.
Finalmente, los dos entramos en razón y Dios nos volvió a unir. Pero las consecuencias perduraron; diez meses de insensatez nos llevaron a diez años de inseguridad. Por causa de lo que había sucedido, ninguno de los dos podía confiar completamente en el otro. Incluso, después de años de matrimonio, Natalie observaba a quién yo abrazaba en la iglesia y yo le recordaba a ella lo que había hecho mal. En realidad, los dos nos éramos fieles, pero aun así teníamos ese recelo. Fue algo horrible.
Dios finalmente nos sanó de todas esas dudas y de la desconfianza, pero no quiero olvidar lo que aprendí: casi pierdo lo mejor que he tenido en toda mi vida porque perdí mi enfoque. Perdí mi objetivo. No hay nadie mejor que Natalie para ayudarme a convertirme en el hombre que Dios quiere que sea y, como un idiota, puse en peligro mis metas y propósitos.
Con toda la motivación que me dan mis propios errores y los errores de tantos otros con los que he hablado, voy a dejar atrás el tema del capítulo anterior (las oportunidades que puede dar la soltería) para hablar acerca de la fase del noviazgo en la secuencia de las relaciones.