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Este libro está dedicado a mi familia, que amo y me ama: a mi maravillosa esposa Marnie, y a mis hijos Tali y Coby, que son mi inspiración. Este libro nació gracias a ellos y está escrito para ellos, que me motivan constantemente a buscar la felicidad y a hacer todo lo posible para mejorar la suya, que es lo que me mueve diariamente.
P ermíteme hacerte una pregunta que es tan sencilla como importante: ¿preferirías que tu hijo viviera una vida sin problemas o una gran vida? Este libro se trata de buscar la felicidad de tu hijo de forma activa y apasionada, no de simplemente minimizar sus problemas. Se trata de ayudar a tu hijo, y a ti, a tener una gran vida.
Además de ser padre de dos hijos, soy psicólogo. La mayor parte de este libro está basada en los principios de la psicología positiva, que frecuentemente es llamada «la ciencia de la felicidad».
Durante gran parte de su historia, la psicología se ha encargado de los problemas de la gente, enfocándose en identificar y tratar los traumas psicológicos, así como en arreglar problemas conductuales graves. En las últimas décadas, la psicología positiva ha surgido como una forma de maximizar las partes de nosotros que funcionan bien, incrementando nuestros niveles de optimismo e identificando y utilizando nuestras fortalezas para crecer.
Aplicada a la crianza, la psicología positiva sugiere que trabajemos con nuestros hijos para construir fortalezas internas y ayudarlos a ver su mundo de una manera más optimista. La meta es establecer una base psicológica sólida desde el inicio, en vez de esperar la aparición de un problema o conflicto serio. La psicología positiva es la cerca que construimos en la cima de la colina para evitar que nuestros hijos se caigan y no la ambulancia que enviamos para recogerlos.
Entonces, como padres, ¿cómo podemos construir esta «cerca» para nuestros hijos? Para empezar, necesitamos convertirnos en buenos modelos a seguir. La verdad más básica de las dinámicas de la vida familiar es que los niños aprenden a funcionar en este mundo observando a sus padres. Si los padres tienen miedo y son negativos, el hijo aprenderá que el mundo es un lugar difícil y peligroso; si los padres son positivos, sanos y felices, el niño aprenderá que la vida es algo que debe disfrutarse y apreciarse. La sección uno de este libro ofrece información específica sobre cómo puedes reorganizar tus prioridades, manejar mejor tus relaciones, mejorar tus niveles de optimismo y construir tus fortalezas, todo con el objetivo de crear una base fuerte para una vida familiar e hijos felices.
Las otras cuatro secciones se enfocan en aspectos de la vida y experiencias de tu hijo, además de que ofrecen estrategias específicas sobre cómo ayudarlo a replantearse su visión de la vida y reforzar aquello que le funciona personalmente. La sección dos, que trata sobre el carácter, aborda el manejo de los pensamientos negativos, la identificación de las fortalezas, el desarrollo de la decencia, la construcción de la resiliencia y cómo plantear metas. La sección tres aborda la disciplina positiva y los límites. La sección cuatro presenta cómo puedes trabajar con tu hijo para hacer que sus años de aprendizaje sean tan positivos y productivos como sea posible. La sección cinco explora cómo la buena salud física impulsa el bienestar y el crecimiento emocional.
Este libro fue escrito pensando en los padres ocupados, que en estos tiempos somos la mayoría. Mi libro anterior, 100 Ways to Happiness: A Guide for Busy People, recibió muchos comentarios positivos por su formato: cien capítulos breves y prácticos que pueden digerirse fácilmente en minutos y no requieren gran conocimiento de teoría psicológica ni dejan mucha «tarea» que le quite tiempo al lector. Este libro está escrito en el mismo estilo. Te invita a tomarlo y dejarlo, según el tiempo te lo permita, aunque, claro, puedes leerlo de principio a fin. La mayoría de los capítulos tiene un breve ejercicio o una meta, lo cual te permitirá llevar la lectura a la práctica. Estos ejercicios pueden ser tan simples como:
Felicitar a tu hijo por un logro específico.
Comer juntos regularmente.
Hablar con tu hijo para ayudarlo en una experiencia negativa.
Leer una historia positiva.
Designar un tiempo simplemente para «pasar el rato».
Poner un horario específico para irse a la cama.
Practicar las distintas actividades te permitirá ayudar a tus hijos a construir un «portafolio» de experiencias positivas, lo cual a su vez los impulsará a alejarse de las creencias limitantes y la mentalidad negativa. Por lo general, este acercamiento paso a paso es suficiente para recalibrar la dinámica familiar y crear un ambiente más feliz en el hogar. Obviamente, si hay problemas más intrincados, los padres deben buscar ayuda extra. La sección de recursos recomendados te ofrece una lista de contactos útiles y más lecturas.
A veces lo único que saben los padres es que no hay dos niños exactamente iguales. No son páginas en blanco, sino individuos con sus propias personalidades, gustos, aversiones y una visión del mundo ya establecida. Algunos niños simplemente nacen felices y optimistas, mientras que otros a veces son felices y otras tempestuosos. Es importante señalar que la psicología positiva no sugiere que la gente debería ser feliz todo el tiempo. Más bien, reconoce que los humanos son seres sociales y emocionales y que es perfectamente normal que experimenten toda la gama de emociones. Las emociones negativas, como la molestia, la angustia y la frustración, y las emociones positivas, como la felicidad, la alegría y el entusiasmo, son parte de la vida diaria de nuestros hijos y también de la nuestra.
Aunque gracias a los estudios y la experiencia sabemos que algunas personas son naturalmente más felices y optimistas que otras, también sabemos que «el optimismo es algo que puede aprenderse». Enseñarle a un niño a convertirse en un optimista no se trata de moldearlo hacia un ideal de perfección. No es ingeniería social ni una invitación para que los niños eviten las duras realidades del mundo en el que vivimos. Pensar de manera optimista no es lo mismo que simplemente ver el mundo con lentes color rosa; se trata de tener una imagen realista del mundo en el que vivimos, con todo y sus fallas, para estar preparado para vivir en ese mundo con esperanza, valor y compromiso. Cuando somos optimistas, nos sentimos motivados a enfrentar los retos complicados que nos ayudan a aprender y crecer; nos sentimos inspirados para trabajar con nuestras fortalezas, utilizar nuestras habilidades y emplear nuestras capacidades críticas al máximo. Nos sentimos más inclinados a ayudar a otros y a conectar más profundamente con aquellos que amamos.
100 maneras de criar hijos felices no sólo es algo con lo que soñé una noche; está lleno de sugerencias y estrategias basadas en investigación científica seria. Con esto en mente, puedo decir con seguridad que el «programa de la felicidad» que se describe en las siguientes páginas funciona de verdad. Estoy seguro de esto gracias a los resultados de incontables estudios de todo el mundo, a la evidencia de miles de mis clientes y, sobre todo, a que he visto que funciona en mi propia familia y en mis hijos felices. Así que sigue leyendo y encuentra en estas cien maneras el camino hacia la felicidad para tus hijos y para ti