James Rachels (1941-2003) fue University Professor of Philosophy en la Universidad de Alabama en Birmingham. Fue también autor de The End of Life: Euthanasia and Morality (1986), Created from Animals: The Moral Implications of Darwinism (1990) y de Can Ethics Provide Answers? And Other Essays in Moral Philosophy (1997).
PREFACIO
Sócrates, uno de los primeros y de los mejores filósofos morales, dijo que el tema no trata de “una insignificancia, sino de cómo debemos vivir”. Este libro es una introducción a la filosofía moral, concebida en este amplio sentido.
Claro que el tema es demasiado grande para abarcarlo en un libro breve, por lo que debe haber alguna manera de decidir qué incluir y qué excluir. Me he dejado guiar por este pensamiento: supongamos que hay alguien que no sabe nada acerca del tema, pero que está dispuesto a emplear una modesta cantidad de tiempo en aprender cuáles son las cosas básicas y más importantes que necesita saber. Este libro responde a estas cuestiones. No trato de cubrir todos los temas relacionados; ni siquiera trato de decir todo lo que podría decirse acerca de esos temas. Pero sí trato de analizar las ideas más importantes a las que un recién llegado deberá enfrentarse.
He escrito los capítulos de modo que puedan leerse independientemente unos de otros; son, en efecto, ensayos separados sobre diversos temas. Así pues, alguien que esté interesado en el egoísmo ético podrá remitirse directamente al capítulo VI y encontrar allí una introducción independiente a esa teoría. Sin embargo, cuando se leen en orden forman una historia más o menos continua. El capítulo I presenta una “concepción mínima” de lo que es la moral; los capítulos intermedios abordan las teorías éticas generales más importantes (con algunas digresiones cuando me pareció apropiado), y el capítulo final expone mi propia opinión de lo que sería una teoría moral satisfactoria.
El propósito del libro no es dar una teoría clara y unificada sobre “la verdad” de los temas analizados. Ése sería un mal modo de presentar el tema. La filosofía no es como la física. En la física hay un gran corpus de verdades establecidas, que ningún físico competente cuestionaría y que los principiantes deben llegar pacientemente a dominar. (Los profesores de física rara vez invitan a sus estudiantes a decidirse acerca de las leyes de la termodinámica.) Por supuesto, entre los físicos hay desacuerdos y controversias no resueltas, pero éstas generalmente se llevan a cabo dentro del marco de grandes y sustanciales acuerdos. En la filosofía, en cambio, todo es discutible… o casi todo. Los filósofos “competentes” estarán en desacuerdo incluso acerca de cuestiones fundamentales. Una buena introducción no tratará de ocultar ese hecho un tanto embarazoso.
El lector encontrará, entonces, una visión de conjunto de ideas, teorías y argumentos en competencia. Mis propias opiniones inevitablemente influirán sobre la presentación. No he tratado de disimular el hecho de que algunas de estas ideas me parecen más atractivas que otras, y es obvio que un filósofo que hace diferentes apreciaciones puede presentar las diversas ideas de modo diferente. Pero he tratado de presentar imparcialmente las teorías en competencia, y cuando he aprobado o rechazado alguna, he procurado dar algunas razones de por qué se le debe aprobar o rechazar. La filosofía, como la moral misma, es ante todo un ejercicio de razones: las ideas que deben ganar son las que tienen las mejores razones de su lado. Si este libro alcanza su objetivo, el lector aprenderá lo bastante para que empiece a apreciar, por cuenta propia, dónde se halla el peso de las razones.
ACERCA DE LA CUARTA EDICIÓN EN INGLÉS
Los lectores familiarizados con la edición anterior de este libro pueden querer saber qué cambios se le han hecho. No hay capítulos nuevos, pero sí hay un par de secciones nuevas, y he arreglado todos los capítulos en distintos grados, quitando partes poco afortunadas y añadiendo aclaraciones. Algunos de los ejemplos han perdido actualidad, y los he actualizado o remplazado. En el capítulo I hay nueva información acerca del caso de Tracy Latimer; hay también una nueva sección sobre el reciente caso de las gemelas siamesas. En varios otros capítulos he añadido material ilustrativo, así como material nuevo al capítulo sobre las reglas morales absolutas. En el capítulo XIV hay una nueva sección que elabora más “cómo sería una teoría moral satisfactoria”.
Howard Pospesel hizo muchas sugerencias que me ayudaron enormemente; es un placer agradecérselo. Gracias también a Monica Eckman de McGraw-Hill, una editora maravillosa.
I. ¿QUÉ ES LA MORAL?
No estamos hablando de una insignificancia, sino de cómo debemos vivir.
SÓCRATES,
en La república de PLATÓN (ca. 390 a.C.)
1. EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN
La filosofía moral es el intento de alcanzar un entendimiento sistemático de la naturaleza de la moral y de lo que exige de nosotros —en palabras de Sócrates, de “cómo debemos vivir”, y por qué—. Sería útil que pudiéramos empezar con una definición sencilla y no discutible de la moral, pero esto ha resultado imposible. Hay muchas teorías rivales, cada una con una concepción distinta de lo que significa vivir moralmente, y cualquier definición que vaya más allá de la simple formulación de Sócrates está destinada a ofender a una u otra.
Esto debe hacernos cautelosos, aunque no tiene por qué paralizarnos. En este capítulo describiré la “concepción mínima” de la moral. Como el nombre lo sugiere, la concepción mínima es un núcleo que toda teoría moral debería aceptar, por lo menos como punto de partida. Comenzaremos por examinar algunas controversias morales recientes, todas ellas relacionadas con niños discapacitados. Las características de la concepción mínima surgirán de nuestra consideración de estos ejemplos.
2. EL PRIMER EJEMPLO: LA BEBÉ THERESA
Theresa Ann Campo Pearson, una niña nacida anencefálica conocida públicamente como la “bebé Theresa”, nació en Florida en 1992. La anencefalia se cuenta entre los peores defectos congénitos que existen. A veces, la gente se refiere a los anencefálicos como “bebés sin cerebro”, y esto, en términos generales, nos da una buena imagen, aunque no sea realmente precisa. Aunque faltan partes importantes del cerebro —el encéfalo y el cerebelo—, así como el casquete del cráneo, hay tallo cerebral, y por ello son posibles funciones autonómicas tales como la respiración y el latir del corazón. En los Estados Unidos, la mayor parte de los casos de anencefalia se detectan durante el embarazo y son abortados; de los que no son así, la mitad nacen muertos. Cada año, unos 300 nacen vivos, y comúnmente mueren a los pocos días.