Libros Maestros - Resumen Completo: Maneras De Amar (Attached)--Basado En El Libro De Amir Levine y Rachel S. F. Heller

RESUMEN COMPLETO DE

MANERAS DE AMAR

(ATTACHED)

BASADO EN EL LIBRO DE

AMIR LEVINE Y RACHEL S. F. HELLER

RESUMEN ESCRITO POR

LIBROS MAESTROS

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 01: ¿Qué es el apego?

CAPÍTULO 02: ¿Qué papel juegan los genes y la crianza?

CAPÍTULO 03: ¿Cuáles son los beneficios del apego en la actualidad?

CAPÍTULO 04: ¿Cuáles son los peligros de un apego mal llevado?

CAPÍTULO 05: ¿Cuáles son las características de un estilo de apego ansioso?

CAPÍTULO 06: ¿Qué deben buscar las personas con un estilo de apego ansioso?

CAPÍTULO 07: ¿Cuáles son las características de un estilo de apego evasivo?

CAPÍTULO 08: ¿Cómo una persona con estilo de apego evasivo puede hacer que su relación funcione?

CAPÍTULO 09: ¿Cuáles son las características de un estilo de apego seguro?

CAPÍTULO 10: ¿Por qué las relaciones más felices se dan con un estilo de apego seguro?

CAPÍTULO 11: ¿Por qué la comunicación es la clave para la felicidad en una relación de cualquier tipo?

CAPÍTULO 12: ¿Cómo podemos tener una comunicación efectiva?

CAPÍTULO 13: ¿Cómo tener una comunicación efectiva con una pareja potencial que apenas conocemos?

CAPÍTULO 14: ¿Cuáles son las formas de solucionar un conflicto?

CAPÍTULO 15: ¿Por qué el amor no es lo único que importa?

CAPÍTULO 16: ¿Es necesario cambiar de pareja si nuestro estilo de apego es muy distinto?

ACERCA DE AMIR LEVINE Y RACHEL S. F. HELLER: LOS AUTORES DEL LIBRO ORIGINAL

ACERCA DE LIBROS MAESTROS

NOTA ACERCA DEL LIBRO

RESEÑAS / REVIEWS

NOTA LEGAL

DERECHOS DE AUTOR

Esta lectura está destinada tanto a las personas que están buscando un compañero adecuado como a aquellas que ya están en una relación pero desean mejorarla y volverla más satisfactoria. Además, es especialmente útil si se tiene detrás todo un historial de relaciones que no funcionaron.

Muchas veces podemos sentirnos culpables o ansiosos cuando nuestras relaciones fallan debido a ciertas inseguridades y al miedo a una mayor intimidad. Sin embargo, Maneras De Amar (2010) nos demuestra que no se trata de que haya algo mal en nosotros, sino que las personas tenemos distintas formas de apego.

Las relaciones románticas no son una invención de la era moderna; poseen fundamentos científicos arraigados en el proceso evolutivo de los seres humanos. Una vez que cobremos consciencia del apego adulto y cómo se manifiesta, podremos hacer que nuestras relaciones funcionen y también aprenderemos a alejarnos de las parejas que, aunque potenciales, en realidad no son compatibles con nosotros.

Es importante conocer las maneras de tener un compañero satisfactorio en nuestras vidas, pues de no ser así podríamos quedar atrapados en una relación de baja calidad que incluso podría enfermarnos con el tiempo y el estrés acumulado.

Para entender qué es el apego en nosotros mismos, debemos recurrir a una experiencia que quizá todos hayamos vivido alguna vez: ¿qué fue lo que sentimos cuando una persona a la que queríamos mucho tuvo que irse por algún tiempo?

Ya sea que nuestros padres se hayan ido de viaje cuando éramos niños o nuestra pareja se haya ido a estudiar al extranjero un semestre, ese sentimiento de angustia que sufrimos es producto del apego.

El apego, que puede estar presente en cualquier tipo de relación familiar, romántica o de amistad que tengamos, es un fuerte vínculo que nos une a la otra persona y nos genera una necesidad de estar en contacto con ella; es el reflejo de nuestra comodidad e intimidad con al otro. El apego es un vínculo tan fuerte que se sostiene y crece con el tiempo.

La teoría del apego se creó sobre las bases del trabajo del psicoanalista John Bowlby, quien estudió la relación entre hijos y madres. Bowlby sostenía que el afecto maternal era una necesidad natural en los niños, un argumento que defendió con los experimentos en monos bebés llevados a cabo por Harry Harlow.

Harlow descubrió que el apego de los monos a sus madres no estaba basado en la necesidad de alimento, sino en la necesidad de afecto: proveídos de dos “madres”, una de alambre con un biberón y otra de felpa sin biberón, los monos prefirieron acurrucarse en la madre de felpa.

El tema fue de gran interés para Bowlby, por lo que se asoció con Mary Ainsworth y juntos estudiaron el comportamiento de los bebés cuando sus madres los dejaban por unos momentos en una habitación desconocida y luego volvían.

Las reacciones de los niños demostraron los distintos estilos de apego: algunos fueron hacia sus madres y las abrazaron, otros las ignoraron y otros intentaron pegarles. De esto se concluye que existen tres estilos de apego: seguro, evasivo y ansioso.

Como podemos ver, la necesidad de apego está presente en todos nosotros, aunque la manifestemos de formas distintas y aunque muchos tengamos incluso conceptos opuestos sobre cómo debe funcionar una relación sentimental. El objetivo para lograr una sana relación no está en cambiar nuestro estilo de apego, sino en conocerlo y encontrar la mejor manera de llevarlo a cabo.

Los investigadores han encontrado que el apego es una parte natural en el ser humano, pues se desarrolló como una estrategia evolutiva para poder sobrevivir: es más fácil enfrentar el peligro si nos cuidamos los unos a los otros y nos mantenemos unidos.

Cuando los hombres primitivos vivían en un ambiente hostil, lograron sobrevivir aquellos que se asociaron con otros, transmitiendo en su descendencia la necesidad del apego como una herramienta efectiva. Es por ello que también existen distintos estilos de apego, pues cada uno responde a una necesidad de seguridad diferente.

Por estas razones podemos amar y apegarnos a otra persona aun cuando muchas veces nos hace enojar o entristecer. Construimos relaciones porque nuestros genes nos lo han programado y porque, incluso en la actualidad, la vida es más hermosa y llevadera cuando confiamos en otras personas, aunque ya no necesitemos de su ayuda para combatir a los depredadores.

Además de los genes, otro factor que determina nuestra actitud hacia las relaciones y nuestra forma de apego es la crianza que recibimos de nuestros padres. Si gozamos de niños de una relación estable y segura con nuestros padres y todas nuestras necesidades elementales fueron atendidas, entonces es muy probable que nos convirtamos en adultos capaces de mantener una relación segura.

Sin embargo, cabe destacar que no debemos responsabilizar a los genes o a los padres por nuestros fracasos sentimentales. Nosotros mismos, de manera consciente y gracias a la acumulación de experiencia, podemos influir sobre el éxito de nuestras relaciones.

Mantener una relación cercana y personal con otra persona construye la base de una red emocional segura que nos puede brindar estabilidad. Por lo tanto, gracias a una dependencia mutua con alguien de confianza, podemos sentirnos más seguros e impulsados para alcanzar nuestras metas y podemos aumentar nuestra autoestima.

Además, el apoyo emocional de otra persona nos ayuda a permanecer fuertes y serenos ante momentos difíciles o a encarar mejor situaciones nuevas que nos pongan nerviosos. Como podemos ver, un apego sano nos brinda muchos beneficios y nos da la oportunidad de obtener un bienestar mayor.

Contar con una pareja puede satisfacer nuestras necesidades emocionales gracias al contacto físico propiciado por el apego; está comprobado que el cariño y sus manifestaciones físicas reducen el estrés y la ansiedad.