INTRODUCCIÓN
Las vitaminas, del latín vita (vida) y el sufijo amina (compuesto químico orgánico), son sustancias que se encuentran en los alimentos y que permiten que nuestro cuerpo funcione de manera adecuada. Existen distintos tipos de vitaminas, para diferenciarlas se les asignan letras, como la A, la B, la C, etcétera.
Se preguntarán qué tiene que ver esto con el desarrollo socioemocional de mi hijo. Les cuento: por años se ha discutido el rol de la herencia y del ambiente en el desarrollo del ser humano. Hoy se sabe que ambos factores son importantes.
Metafóricamente los invito a ver el desarrollo como la construcción de una casa: mientras la genética aporta el plano y los tiempos de construcción, la experiencia aporta los materiales y la mano de obra. Si queremos que la casa sea firme para que no se nos derrumbe al primer soplido, es importante que los materiales sean de calidad y que la persona que construya la casa entienda lo que está haciendo.
Esto significa que si queremos que nuestro hijo se desarrolle bien y cuente con habilidades adecuadas para enfrentar la vida, es importante que le brindemos experiencias de calidad y sepamos qué necesita a lo largo del ciclo vital.
De la misma forma que las vitaminas nutren el desarrollo del organismo y permiten su adecuado funcionamiento, las prácticas parentales adecuadas nutren el desarrollo socioemocional de los niños y los ayudan a lograr lo que necesitan. Convierten las experiencias cotidianas en aprendizajes significativos y los ayudan a regularse cuando tienen alguna dificultad.
La idea entonces es que metafóricamente llamemos vitaminas a las prácticas parentales que nutren el desarrollo de los niños. De ahí entonces el nombre del libro: Vitaminas para el desarrollo socioemocional de los niños.
En este libro trato cuatro vitaminas fundamentales: A, RE, C y HS. Aquí menciono brevemente de qué se tratan para que se entienda el propósito y la organización del libro.
La Vitamina A nutre el desarrollo de la autoestima positiva, autonomía y autocuidado. Tiene como objetivo ayudar a los niños a conocerse y tener una autoimagen integrada de sí mismos, a desarrollar sentido de competencia, a quererse a sí mismos y a sentirse queridos e importantes para otros.
La Vitamina RE nutre el desarrollo emocional de los niños y de los padres. Tiene como objetivo ayudar a los niños a identificar lo que sienten y ver qué necesitan para sentirse mejor. Que conozcan sus emociones y sepan manejarlas. Dado que este aprendizaje depende mucho de lo que lo que hacemos (o dejamos de hacer) cuando nuestro hijo está estresado, la Vitamina E también nutre nuestros procesos de regulación emocional.
La Vitamina C es una gran apuesta. Nutre el desarrollo de lo que se conoce como regulación cognitiva. Tiene como objetivo que los niños comprendan mejor sus estados mentales para que puedan regular cada vez mejor lo que sienten y piensan. La idea es que con el tiempo aprendan que las emociones influyen en cómo piensan y viceversa. Que hay pensamientos que no nos hacen bien (ya sea porque no nos permiten calmarnos o porque atentan contra nuestra autoestima) y qué hacer para no tenerlos.
La Vitamina HS nutre el desarrollo social. Tiene como objetivo llenar a los niños de herramientas y habilidades para que puedan establecer relaciones sanas con otros.
Como pueden ver, este libro es un verdadero batido de nutrientes para el desarrollo de los niños. Tiene como objetivo entregarles conocimientos para que puedan entender mejor lo que les pasa a sus hijos (las dificultades que enfrentan en cada etapa, las habilidades que deben aprender, etc.) y herramientas para que sepan cómo apoyar su crecimiento.
Cómo leer este libro
En mi primer libro partí la introducción con el siguiente párrafo: «Criar no es fácil. Lo sé porque soy mamá de dos niñas, una de dos y otra de cuatro años. Al igual que ustedes, quiero lo mejor para mis hijas». Hoy, cuatro años después y con un hijo más, sigo pensando lo mismo.
De hecho, hoy mis hijas no tenían clases. Y para poder terminar la introducción que están leyendo, las dejé en casa, con toda la culpa que eso conlleva.
La culpa también nos carcome cuando nos equivocamos. Cuando nos descontrolamos o nos damos cuenta de que actuamos mal.
Es por esto que siempre debemos tener presente que no somos perfectos. Y que la parentalidad, más que una habilidad, es un camino de constante aprendizaje, en el cual es importante tanto el esfuerzo como la autocompasión.
Es por esto que te voy a pedir que veas mi libro como un apoyo y no como una lista de cosas que deberías cambiar para ser mejor padre. Quiero que lo veas como un recurso para los esfuerzos que de seguro ya estás haciendo. Mi meta es entregarte conocimientos y herramientas que he aprendido en el transcurso de mi carrera y que me han servido como mamá, por lo que pienso que te servirán a ti también.
Cada capítulo del libro trata una habilidad socioemocional importante y la Vitamina que la nutre. Primero explico brevemente en qué consiste la habilidad y cómo se desarrolla, luego prácticas parentales que la promueven. En cada capítulo también explico un poco las etapas del desarrollo, para que puedas entender mejor lo que le pasa a tu hijo y cómo ayudarlo.
Es importante que sepas que si bien cada capítulo trata acerca de una sola vitamina, en la práctica están todas relacionadas, por lo que al trabajar una se potencia el efecto de las otras. Te recomiendo que leas los capítulos en orden, ya que están pensados para que vayas entendiendo de menos a más.
Finalmente, también es importante que tengas presente que a los niños les toma tiempo y práctica aprender una habilidad. Lo aclaro porque cuando no vemos resultados de inmediato, tendemos a frustrarnos y pensar que no sirve lo que estamos haciendo. Y no es así. Muchas veces las prácticas parentales adecuadas plantan semillas que con el tiempo crecen y dan frutos. Por lo que te pido que tengas paciencia y confíes.
¡Bienvenidos a Vitaminas para el desarrollo socioemocional de los niños!
Vitaminas para el desarrollo socioemocional
Vitamina A
Autoestima, Autoimagen, Autonomía y Aprendizaje
Catalina tiene ocho años y piensa que nadie quiere jugar con ella porque es muy aburrida. Cuando suena la campana para salir a recreo se va a una esquina a esperar que la inviten. Dice que no se atreve a preguntarle a sus amigas porque le da susto que le digan que no. El problema es que la mayoría de las veces nadie la invita a jugar. Lo más probable es que esto se deba a que no la ven o piensen que no quiere jugar y por eso se aparta. Lo complicado de esto, es que al quedarse sola, Catalina confirma su idea de que nadie quiere jugar con ella.
En el ejemplo podemos ver que la autoestima afecta el modo en que un niño se siente, piensa, comporta y relaciona con otros. Catalina piensa que nadie quiere jugar con ella porque es aburrida (pensamiento), se siente sola e insegura (emociones), se aísla para evitar que la rechacen (conducta) y de esta forma, no logra jugar e integrarse con sus compañeras (relaciones). Esto convierte a la autoestima en uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de un niño. Por lo mismo, si queremos promover un adecuado desarrollo socioemocional, no podemos dejarla fuera.