Lucy Jo Palladino - Educar en la era de la dispersión digital: Una Guía Práctica Para Que Los Niños Hagan Un Uso Equilibrado De La Tecnología

Índice

Para Arthur, Julia y Jennifer

Introducción

Aquéllos fueron los mejores tiempos. Aquéllos fueron los peores tiempos. Charles Dickens bien podría haber estado hablando de la paternidad en el siglo XXI .

Aquéllos fueron los mejores tiempos. Una madre que conozco me contó que su familia y ella se habían reunido con unos amigos. Los adultos charlaban y los niños permanecían absortos en sus iPads. «Resultaba tan agradable mantener una conversación entre adultos sin continuas interrupciones, y además los niños estaban haciendo lo que les apetecía. Todos salíamos ganando.»

Aquéllos fueron los peores tiempos. «Después me lo pensé un poco mejor –explicó–. Cuando yo era niña, me gustaba participar en las conversaciones de los adultos… ¿No estarán aprendiendo mis hijos que no hay nada de malo en vivir ajenos a otras personas?… Lo que más me preocupa son sus cerebros.»

Aquéllos fueron los mejores tiempos. Hoy día los estudiantes tienen acceso a todo un cúmulo de información del mundo entero. Cuando los niños empiezan la primaria, están preparados para aprender a leer en edad preescolar o ya saben leer. Los chicos de todas las edades usan aplicaciones y las redes sociales para aprender por su cuenta y comunicarse con sus amigos.

Aquéllos fueron los peores tiempos. A medida que los niños crecen acoplados a sus dispositivos, disminuye su intervalo de atención a la hora de escuchar. Los problemas de atención proliferan. Los medios digitales atrapan la atención de los niños y no la sueltan fácilmente.

La tecnología actual ofrece a los niños herramientas poderosas que pueden proporcionarles un futuro prometedor. Esta misma tecnología debilita su capacidad de atención cuando no tienen delante dichas herramientas, lo que pone en peligro su futuro.

Hacia el gran enigma

La nueva tecnología penetra en nuestros hogares a tal velocidad que somos incapaces de comprender sus efectos en nuestras familias. Para bien o para mal, está alterando los hábitos y el desarrollo cerebral de nuestros hijos. Viendo a los niños pegados a sus pantallas, puede pensarse que hoy día tienen mayor capacidad de atención, no menor. Pero, como veréis en el capítulo 2, la atención capturada (atención involuntaria) no es lo mismo que la atención elegida (atención voluntaria). La atención involuntaria , como ver la televisión, y la atención voluntaria , como estudiar para un examen, crean distintos hábitos y distintas rutas cerebrales.

La fortaleza de la atención voluntaria de vuestro hijo determina su éxito futuro. La necesita ya ahora para controlar el uso que hace de la tecnología. Los acaparadores de la atención –los dispositivos digitales que emplean un alto nivel de estimulación para captar la atención de vuestro hijo– pueden ser amigos o enemigos. Para un niño capaz de utilizarlos provechosamente y apagarlos a su debido tiempo, son amigos. Para un niño incapaz de ello, son enemigos.

La atención

¿Cómo será el mundo cuando nuestros hijos lleguen a nuestra edad? ¿Tendrán empleos que aún no se han inventado? ¿Serán capaces de dar la talla? Dado que no sabemos qué nos deparará el futuro, ¿cómo podemos preparar a nuestros hijos para el éxito? La clave está en cómo guiemos su capacidad en ciernes para ejercitar la atención voluntaria.

Nunca se insistirá demasiado en las ventajas de por vida del nivel de atención adquirido en la infancia . Vuestro hijo no tiene por qué saber qué problemas le planteará exactamente el futuro; solo necesita saber cómo concederles su plena atención. Como padres podréis confiar en la capacidad de vuestro hijo para alcanzar el éxito si lo habéis educado para que controle su atención.

A medida que vuestro hijo se abra paso por la vida, cuando se quede atascado emocionalmente en un lugar oscuro –triste, dolido, colérico, angustiado o asustado–, si es capaz de apartar la atención de sus sentimientos de impotencia y reencauzarla por un camino más esperanzador, conseguirá dar la vuelta a la situación. Conseguirá adaptar su actitud o estado de ánimo desde dentro.

La atención voluntaria es básica para que vuestro hijo desarrolle el sentido de la finalidad en la vida. Le permitirá mantenerse fiel a las prioridades que se fije. Con ella, puede escuchar y relacionarse con los demás. Sin ella, puede estar en vuestra presencia y, sin embargo, estar ausente.

Una cosa más, ¿en serio?

Como padres, tenéis derecho a sentiros agotados. Debido a la tecnología, cuando salís de la oficina, no salís. Continuáis conectados a vuestro trabajo en casa, donde además sois administradores de un hogar, responsables de finanzas, chóferes, cocineros, profesores particulares, animadores sociales y otras muchas cosas.

Más de una vez me han preguntado: «¿Por qué necesito enseñar a mi hijo a prestar atención? A mí nadie me enseñó». Es verdad que los padres siempre han tenido que imponer límites, pero hoy día los acaparadores de la atención están cambiando las reglas del juego en la educación de los niños. Vosotros, en la infancia, nunca os visteis sometidos a esa sobrecarga sensorial que vuestros hijos soportan ahora. La única manera en que vuestro hijo puede beneficiarse de semejante sobreabundancia de medios digitales es que sea selectivo y ejerza el autocontrol.

La capacidad de vuestro hijo para utilizar el botón de apagado es posiblemente la aptitud tecnológica más importante que puede aprender. Pocas cosas os proporcionarán un beneficio mayor a largo plazo que el tiempo invertido en enseñar a vuestro hijo a controlar la atención. Cuando ya no esté bajo vuestra supervisión directa, seguirá tomando buenas decisiones por su cuenta.

Los expertos denominan a esta aptitud esencial «control cognitivo», otra manera de referirse a la atención voluntaria, que también puede llamarse «control de la impulsividad», «aplazamiento de la gratificación» o simple y llanamente «autocontrol». En el capítulo 3 analizaremos cómo adquieren y refuerzan los niños esta capacidad en cada etapa de su desarrollo. Antes de los tres años vuestro hijo puede hacer cosas asombrosas con un iPad, pero a esa edad lo que configura su cerebro –lo que tendrá un efecto más duradero en su vida– es, sobre todo, aquello que aprende cuando llega el momento de apagarlo.

En vista de que la tecnología da origen a un nuevo conjunto de problemas relacionados con la atención, nosotros, como padres, necesitamos hacer algo que los padres de décadas anteriores no tuvieron que plantearse: debemos ayudar a nuestros hijos a aprender a resistirse a la distracción producida por la tecnología.

¿Qué pasa si mi hijo tiene TDAH?

Este libro se ha escrito para todos los padres, incluidos aquellos cuyos hijos padecen un trastorno de la atención. En los capítulos 3 y 11 se incluyen algunas reflexiones basadas en datos específicos para padres de hijos con TDAH. (La sigla correspondiente al término clínico que designa el trastorno por déficit de atención, con o sin hiperactividad, es TDAH.)

Si tenéis alguna duda acerca del desarrollo de la atención en vuestro hijo, comentádselo a su pediatra. Este libro se propone dar información útil, pero no sustituye la atención sanitaria profesional que pueda necesitar vuestro hijo.

Acerca de los próximos capítulos

Educar en la era de la dispersión digital aborda los problemas y las soluciones en la educación de los niños desde su nacimiento hasta la juventud y su objetivo es que hagan un uso equilibrado de la tecnología. Consta de tres partes:

Primera parte: este libro se basa en investigaciones, y la primera parte explica claramente los fundamentos científicos que lo sustentan. Así comprenderéis mejor los pasos descritos en la segunda parte, y estaréis más capacitados para llevarlos a la práctica si entendéis los principios básicos.