Fumio Sasaki - Buenos hábitos: Una guía minimalista para una vida mejor

1. Pon fin a los lazos con los círculos viciosos.
2. Primero, decide que vas a dejarlo.
3. Aprovecha los puntos de inflexión.
4. Déjalo del todo; es más fácil.
5. Debes saber que siempre hay que pagar un precio.
6. Examina los desencadenantes y las recompensas de tus hábitos.
7. Conviértete en un detective que busca al culpable de verdad.
8. No pongas como excusa la identidad.
9. Empieza con hábitos clave.
10. Escribe un diario para apuntar las observaciones de ti mismo.
11. Medita para potenciar las capacidades cognitivas.
12. Debes saber que el entusiasmo no aparecerá antes de que pases a la acción.
13. Hagas lo que hagas, reduce los obstáculos.
14. Debes saber que los obstáculos son más poderosos que las recompensas.
15. Aumenta el obstáculo para los hábitos que quieres dejar.
16. Invierte dinero al principio.
17. Desglosa.
18. Plantéate objetivos ridículamente pequeños.
19. Empieza hoy.
20. Hazlo cada día (es más fácil).
21. No te inventes «excepciones» sobre la marcha.
22. Disfrútalo porque no se te da bien.
23. Establece desencadenantes.
24. Crea un horario adulto.
25. Debes saber que nadie tiene el poder de concentrarse.
26. Actúa según la fecha.
27. Establece una recompensa temporal.
28. Haz buen uso de la atención de la gente.
29. Declara lo que harás.
30. Piensa desde la perspectiva de un tercero.
31. Déjalo cuando estés a medias.
32. No lo dejes del todo.
33. Mantén un registro de tus hábitos.
34. Haz las pausas necesarias para preservar fuerzas.
35. Échate una siesta (los efectos de una siesta reparadora son enormes).
36. Descansa de forma agresiva.
37. Valora las cosas que no conviertes en hábito.
38. No confundas la «meta» con el «objetivo».
39. Mira solo los objetivos que tienes delante.
40. Experimenta los fracasos; son indispensables para adquirir hábitos.
41. Deja de preocuparte por cuánto tiempo se necesita para convertir algo en un hábito.
42. Hazlo; es mejor que no hacerlo.
43. Aumenta gradualmente el nivel de dificultad.
44. Supera los desafíos que encuentres por el camino.
45. Persevera y aumenta tu autoeficacia.
46. Crea una reacción en cadena.
47. Adapta tus hábitos según convenga.
48. Crea hábitos únicos para ti.
49. Reconcíliate con la idea de que tus hábitos dejarán de funcionar en algún momento.
50. Debes saber que los hábitos no tienen fin.

1. Creer que el mal hábito es necesario para aliviar el estrés.
2. Intentar centrarte solo en lo bueno.
3. Confiar en la motivación.
4. No tener las herramientas adecuadas.
5. La conciencia de las dificultades.
6. El sentimiento de falta de confianza en ti mismo que surge con un fallo.
7. Empezar en un «buen» momento.
8. Creer que mañana serás Superman.
9. Inventarte una excepción para el día en cuestión.
10. Creer que es demasiado tarde para empezar.
11. No tener un desencadenante.
12. Darte una recompensa contradictoria.
13. Fingir que algo no ha ocurrido nunca.
14. La cuestión de la «única moneda».

«Soy exactamente el tipo de persona que quería ser.» Mi director de películas preferido, Clint Eastwood, una vez afirmó algo así de genial.

Yo no podría decir nada parecido en mi vida, pero sí que tengo el tipo de días que quería tener en el pasado. Me gustaría que vieras cómo es un día típico de mi vida.

MI HORARIO EN UN DÍA TÍPICO

5 h Me levanto > practico yoga.

5.30 h Medito.

6 h Escribo o trabajo en mi blog.

7 h Limpio la casa > me ducho > hago la colada > desayuno > preparo el almuerzo.

8 h Escribo mi diario > practico inglés > leo las noticias o las redes sociales.

9.10 h Hago una siesta reparadora (una forma estratégica de volver a la cama).

9.30 h Me desplazo a la biblioteca.

11.30 h Almuerzo.

14.30 h Me voy de la biblioteca.

15 h Hago una siesta reparadora.

15.30 h Me voy al gimnasio.

17.30 h Compro en el supermercado, respondo correos electrónicos y miro las redes sociales.

18 h Veo una película después de cenar.

21 h Saco la esterilla de yoga y hago estiramientos.

21.30 h Me acuesto.

Mi horario es básicamente el mismo cada día y no cambia ni los fines de semana ni en vacaciones. Los días libres son cuando tengo planes especiales como ir a ver a amigos, ir a eventos o viajar. Me tomo un día libre a la semana. Ahora tengo treinta y ocho años y soy soltero. Vivo solo y me dedico a escribir.

«Cualquiera puede hacer eso si es soltero y tiene la libertad del autónomo», podrías pensar. Sin embargo, poco tenía que ver mi día a día con este horario cuando conseguí por primera vez el tiempo y la libertad que tanto anhelaba.

Todos los problemas de la humanidad provienen de la incapacidad del hombre para sentarse solo y en silencio en una habitación.

B LAISE P ASCAL

En 2016 dejé la editorial en la que trabajaba y empecé a escribir como autónomo. Acababa de recibir una bonificación, así que no tenía que preocuparme por el dinero durante un tiempo. Nadie iba a enfadarse conmigo si dormía mucho cada día y podía salir de jarana a diario en horario laboral. Me había pasado doce años ocupadísimo trabajando de editor, no me iba a hacer daño si me relajaba un tiempo. Eso es lo que pensé.

Así que me apunté a buceo, a hacer surf, a correr maratones y a muchos desafíos que tenía en mi lista de cosas por hacer. También he aprendido muchas habilidades nuevas, como conducir, cultivar hortalizas y hacer bricolaje. Me mudé de Tokio a Kioto y disfruté visitando lugares que desconocía de la zona de Kansai.

Todo esto puede parecer ideal. Probablemente, mucha gente querría pasar sus días así, si ganara la lotería o se jubilara. Dejar de hacer las cosas que no le gustan y empezar a hacer lo que siempre ha querido.