El entorno empresarial actual exige una nueva forma de trabajar y liderar. Este enfoque de liderazgo mira en tres dimensiones: centrado en la persona, en sus relaciones y en sus resultados. A su vez, hoy se requiere un estilo de liderazgo humilde, vulnerable, inspirador, empático, con equipos multifuncionales independientes, con delegación y autonomía y relaciones colaborativas y solidaria.
La forma correcta de resolver los conflictos es utilizando los valores como referencia”.
Si deseas crecer en liderazgo y aplicar las siete cualidades de una empresa y un líder consciente: (Responsabilidad, Humildad, Integridad, Comunicación, Colaboración, Coordinación y Maestría Emocional), te invito a conocer mis programas: https://fredkofman.org/cbc.php
CBC Plus - Conscious Business Coaching Plus
LiFe - Liderando en Femenino
CBL - Conscious Business Leadership
CBA - Conscious Business Academy
Fred Kofman.
© Fred Kofman y Axialent Argentina S.R.L, 2008
© De esta edición: Grito Sagrado Editorial de la Fundación de Diseño Estratégico
ISBN 978-987-1239-66-5
Hecho el depósito que indica la ley 11.723
Primera edición: Julio de 2008
Segunda edición: Noviembre 2014
Tercera edición: Septiembre 2016
Cuarta edición y primera Grito Sagrado: Agosto 2018
Edición ampliada 2022
Fred Kofman
La empresa consciente: cómo construir valor a través de valores./ Fred Kofman.
-Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Editorial: Hipertexto SAS, 2022
Bogotá - Colombia
1. La empresa consciente; 2. Responsabilidad incondicional; 3. Integridad esencial; 4. Espíritu Estoico; 5. Humildad ontológica; 6. Comunicación auténtica; 7. Negociación constructiva; 8. Coordinación impecable; 9. Esencialismo; 10. Comunicación no violenta; 11. Competencia emocional; 12. Entrar al mercado con vocación de servicio; Epílogo; Lecturas complementarias.
CDD 650
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TABLA DE CONTENIDO
Lo que sabe bien no siempre hace bien, y lo que hace bien no siempre sabe bien. Si quieres vivir sano, debes comer con tu cabeza, no con tu paladar. Un churro con dulce de leche te hace agua la boca… y polvo las arterias.
Lo que te hace sentir bien no siempre te hace bien, y lo que te hace bien no siempre te hace sentir bien.
Por eso, si quieres vivir feliz, debes actuar con tu consciencia, no con tus instintos. Un grito de rabia te calma la presión… y destruye la relación.
La dieta correcta no es obvia. Luego de miles de años de nutrición, los médicos siguen debatiendo qué comidas construyen o destruyen la salud.
La disciplina correcta tampoco lo es. Luego de miles de años de filosofía, los maestros siguen debatiendo cuáles comportamientos construyen o destruyen la felicidad.
Estamos diseñados para procrear. No por un Diseñador Inteligente y Bondadoso que nos creó para la sanidad, sino por el ciego mecanismo de evolución que nos seleccionó para la paternidad y maternidad. Para nuestros genes, somos un mecanismo de transporte de una generación a otra. Una vez que nuestros descendientes son capaces de sobrevivir, nuestros arquitectos desoxirribonucleicos nos necesitan tanto como un pez necesita una bicicleta.
Estamos diseñados para sobrevivir, no para vivir. El mismo proceso de evolución natural que nos atrae al azúcar nos impulsa a descargar nuestra rabia a los gritos. La probabilidad de morir de hambre fue, hasta hace muy poco, infinitamente superior a la de un ataque cardíaco. Por eso, los genes supervivientes nos orientan hacia lo calórico y no a lo nutritivo. Esos mismos genes nos orientan a la gratificación y no a la iluminación.
No hemos evolucionado para florecer, para ser felices, para lograr la paz interior, para amar y ser amados, para buscar la verdad, para experimentar y manifestar la maravillosa plenitud de la consciencia. Hemos evolucionado para ser una pequeña porción de la eterna escalera mecánica que usan nuestros genes para llegar al próximo piso.
Para alcanzar la cima del potencial humano necesitamos una dieta de vida,” una práctica basada en ciencia y filosofía que nos permita sobreponernos a una inercia biológica de millones de años. Esta dieta requiere la misma férrea disciplina que nos permite no repetir el pastel de chocolate, poner la mano sobre la copa vacía, y respirar hondo antes de contestar un exabrupto. Esto parece imposible para organismos materiales; como dice el refrán: “la carne es débil”. Pero sin osadías teológicas, sé que podemos hacerlo. Nuestros cuerpos de seguro han evolucionado biológicamente. Nuestra consciencia no.
El hecho más fundamental de la realidad, el de que somos conscientes, es inexplicable para el materialismo. No hay pruebas sólidas de que la consciencia emerja del cerebro y, por el contrario, existen argumentos contundentes (no solo de la filosofía, sino hasta de la física cuántica) de que es justamente al revés. Pero este tema sería material para otro libro.
Podemos hacernos absolutamente responsables por nuestro florecimiento; por no dejar que nuestra felicidad dependa de fuerzas fuera de control. Ni jefes, ni empleados, ni amigos, ni cónyuge, ni el tiempo, ni la economía, ni nada que no sean nuestros pensamientos, decisiones y acciones pueden afectar nuestro bienestar. Cualquier otra filosofía de vida, nos convierte en víctimas impotentes. Solo tú puedes arruinar tu vida y solo tú puedes permitir que te venzan tus circunstancias. Como el mástil al que Ulises se ató para impedir que el canto de las sirenas le llevara a hundir su barco, quiero compartir valores y disciplinas que te permitan florecer “a prueba de todo”.
Hace 13 años escribí este libro basado en mis estudios y mi práctica clínica como nutricionista del alma. He aprendido valiosas lecciones desde entonces (Muchas de ellas las plasmé en mi nuevo libro, La revolución de sentido). Pero nada de lo que aprendí me lleva a modificar este texto. Creo que es más valioso mantener el tono original, fiel reflejo del estado de mi consciencia al momento de escribirlo.
No ha sido fácil. Mi perfeccionismo hace imposible que relea mi escrito sin dejar marcas rojas en cada párrafo. Ardo con la vergüenza del adulto que lee su poesía adolescente y siente una tremenda tentación de reescribir la historia.
Pero lo que se siente bien no siempre hace bien, y lo que hace bien no siempre se siente bien. Así que, siguiendo mi consciencia y no mis instintos, te ofrezco este libro en su forma original, aún con sus oportunidades de mejora. Te invito a que cultivemos juntos las cualidades más preciosas de una vida consciente, haciéndome eco del filósofo estoico quien más de 2.000 años atrás dijo:
“Yo soy tu maestro y tú estás aprendiendo en mi escuela. Mi objetivo es traerte a la compleción sin obstrucciones, libre de comportamientos compulsivos, sin ataduras, sin vergüenza, libre, floreciente, y feliz… Tu objetivo es aprender y practicar diligentemente todas estas cosas. ¿Por qué entonces no completas el trabajo, si tienes el objetivo correcto y yo tengo tanto el objetivo correcto como la preparación correcta? ¿Qué falta…? El trabajo es bien factible y es lo único que está dentro de nuestro poder… Deja el pasado. Solo debemos comenzar. Créeme y verás”.
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