Liderazgo
sin límites
Mantente vivo ante
los peligros del cambio
RONALD HEIFETZ
MARTY LINSKY
Reverté Management
Barcelona, México
Harvard Business Review Press
Boston, Massachusetts
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Sagrado corazón
El ejercicio del liderazgo es una expresión de tu vitalidad. Pero tu fuerza vital —tu creatividad y tu audacia, tu curiosidad y tu deseo de cuestionar, tu compasión y tu amor por las personas— se puede debilitar diariamente cuando te sientes vencido, humillado o silenciado.
En nuestro trabajo con hombres y mujeres de todo el mundo y de todas las condiciones, hemos visto a buenas personas cubrirse bajo un manto de autoprotección para aislarse de los peligros del liderazgo. La autoprotección tiene sentido: los peligros son reales.
Pero cuando te proteges también corres el riesgo de perder algo. En la lucha por salvarte puedes renunciar a muchas de las cualidades que configuran la esencia de estar vivo, como la inocencia, la curiosidad y la compasión. Para evitar ser herido, es fácil convertir la inocencia en cinismo, la curiosidad en arrogancia y la compasión en insensibilidad. Lo hemos experimentado; quizá tú también.
Nadie se mira en un espejo y ve la imagen de un cínico, un arrogante o un insensible. Adoptamos esas defensas y les damos nombres virtuosos y respetables. Al cinismo se le llama realismo, a la arrogancia se la disfraza de conocimiento legítimo y la insensibilidad se transforma en el escudo de la sabiduría y la experiencia. La tabla resume la dinámica común que adoptan las personas cuando pierden la sensibilidad.
Sensibilidad perdida |
Cualidad del sentimiento | Llega a ser | Se disfraza de |
Inocencia | → | Cinismo | → | Realismo |
Curiosidad | → | Arrogancia | → | Conocimiento legítimo |
Compasión | → | Insensibilidad | → | El escudo de la experiencia |
El hecho de disfrazar el cinismo, la arrogancia y la insensibilidad con un lenguaje más aceptable no oculta las consecuencias de haberlos adoptado. Pueden ser maneras seguras de sobrevivir, pero también sofocan la misma vitalidad que estamos tratando de proteger.
De hecho, el realismo debe abarcar tanto lo desagradable como lo maravilloso en nuestras vidas, sin barnices. Para indagar resueltamente en la realidad, hace falta coraje. El aspecto cínico del realismo, que supone que sucederá lo peor, es una manera de protegerse cuando reduces tus aspiraciones para no sentirte nunca decepcionado. Es como una póliza de seguro. Si las cosas salen bien, mucho mejor. Pero, si no esperas resolver nada, jamás te sorprendes y, en concreto, nunca experimentas la frustración.
Además, el conocimiento legítimo depende de tu curiosidad para saber cuándo y dónde debes tomar medidas correctivas. Mantener la duda cuando las personas que te rodean anhelan seguridad puede llevarte hasta los límites de tu integridad. Pero ¿cómo puedes aprender si no mantienes un nivel de curiosidad saludable? ¿Y cómo puedes seguir siendo una autoridad a menos que sigas aprendiendo?
En cuanto al escudo de la sabiduría y la experiencia, es natural desarrollar alguna capa protectora a medida que evolucionas en tu rol y soportas las vicisitudes de la vida. De lo contrario, los incidentes cotidianos podrían ser intolerables. Pero también es fácil aceptar el mito común de que uno no puede sobrevivir en un rol profesional exigente sin una fuerte armadura, como si tuvieras que aparcar la compasión al otro lado de la puerta de tu oficina. Las yemas de los dedos callosas pierden sensibilidad. Tu oído se hace cada vez menos agudo, hasta que ya no eres capaz de apreciar los mensajes reales de quienes te rodean, y no puedes identificar la intención que hay detrás de sus palabras. Solo las escuchas estratégicamente, como recursos u obstáculos que surgen en la persecución de tus objetivos. En esa búsqueda de protección corres el riesgo de quedarte sordo para el mundo en el cual estás inmerso.
Por otra parte, el conocimiento y las expresiones más profundas de tu experiencia tienen sus raíces en la compasión. ¿Cómo puedes liderar y desafiar a las personas sin la capacidad de ponerte en su piel e imaginarte qué les está sucediendo? ¿Cómo puedes identificar los motivos que los frenan y solo les dejan ver las pérdidas del cambio?
La cruda realidad es que no es posible experimentar las gratificaciones y el goce del liderazgo sin experimentar también el dolor. El aspecto lamentable de esta realidad es que hace retroceder a muchas personas. Como hemos dicho, los peligros del liderazgo provienen de muchas personas y lugares y adoptan muchas formas, no solo de los adversarios conocidos, sino también de los aliados: la traición de los socios y la ambivalencia de las autoridades fiables.
Aparentemente, el cinismo, la arrogancia y la insensibilidad pueden ser muy útiles. A menudo, puede parecer que sin esa capa de protección no haya nada entre tú y la propia experiencia. Pero, en realidad, debilitan tu capacidad para ejercer el liderazgo. Y lo que es más importante: tal vez te impidan la experiencia intensa de vivir.
Una reflexión sobre el sagrado corazón
La tarea más difícil del liderazgo es aprender a experimentar angustia sin desconcertarse. Y la virtud del líder reside en su coraje para mantener su inocencia y su curiosidad, sus dudas, su compasión y su amor, aun a través de los momentos más oscuros y difíciles. Liderar con un corazón abierto significa poder estar en el punto más bajo, abandonado por tu gente y completamente impotente, pero seguir siendo receptivo a toda la gama de emociones humanas, sin devolver golpe por golpe o comprometerse en alguna otra forma de defensa. En un momento determinado podrás experimentar una total desesperanza y, en otro momento, compasión e indulgencia. Incluso es posible que experimentes estas vicisitudes al mismo tiempo y que mantengas esos sentimientos incoherentes en una tensión recíproca. Un corazón abierto te permitirá sentir, oír y diagnosticar, aun en medio de tu misión, para poder evaluar con precisión las diferentes situaciones y responder apropiadamente. De no ser así, está claro que no podrás evaluar el impacto de las pérdidas que estás pidiendo a los demás que soporten, ni comprender las razones que hay detrás de su ira. Sin mantener tu corazón abierto, te resultará difícil, quizá imposible, dar la respuesta correcta y salir airoso.
Hace algunos años, Ron fue invitado a dar una conferencia sobre liderazgo en Oxford, Inglaterra, durante un fin de semana que coincidía con el año nuevo judío, el Rosh Hashanah. La mañana siguiente a la conferencia, él y Sousan emprendieron un corto viaje a través de la campiña inglesa en el camino a Londres, donde esperaban asistir a los servicios de la sinagoga. Llegaron temprano a un pueblo encantador llamado Castle Combe, donde se filmó la versión cinematográfica original de El extravagantedoctor Dolittle. En las afueras del pueblo se levantaba una vieja finca muy hermosa, de cientos de años de antigüedad, rodeada de amplios jardines y añejos árboles. La finca entonces operaba como un hostal, de modo que Ron y Sousan decidieron pasar allí la noche. Era la tarde anterior al Rosh Hashanah y, como se aproximaba la noche, se preguntaron cómo celebrarían el día de fiesta tan lejos de una comunidad judía.
Poco antes de la puesta del sol, que marcaba el comienzo del año nuevo, descubrieron una preciosa iglesia anglicana próxima a la finca. Con más de seiscientos años de antigüedad, aquella pequeña construcción de piedra parecía no tener más de veinte hileras de bancos. Entraron y Ron se sentó delante: un judío en una iglesia anglicana frente a Jesús en la cruz. Solo unas semanas antes, Ron y Sousan habían asistido a un seminario judío sobre ecumenismo. El sagrado corazón se explicaba como una representación de la promesa de Dios, no para mantenerlo fuera del fuego y del agua, sino para estar contigo en el fuego y el agua.