Nota para el lector
La vida es tan corta y hay tanto que aprender .
Geoffrey Chaucer, Parlement of Foules , 1374
“Hay tanto que deseo hacer… y tan poco tiempo para hacerlo.” He aquí la historia de la vida moderna.
Tómate un momento para considerar cuántas cosas te gustaría aprender y cómo hacerlo. ¿Qué hay en tu lista? ¿Qué te impide comenzar?
Por lo regular se trata de dos factores: tiempo y dificultad.
Ahora una verdad incómoda: las experiencias que más recompensas ofrecen en la vida casi siempre requieren cierto nivel de destreza. Las destrezas requieren de tiempo y esfuerzo: el tiempo no lo tenemos y nos mostramos reticentes a invertir el esfuerzo necesario.
“Algún día, cuando tenga tiempo, lo haré.”
Francamente, es más fácil sentarse frente a la televisión o navegar por Internet, de modo que eso es justo lo que la mayoría hacemos, y nuestros deseos permanecen como sueños.
Aquí tenemos otra verdad incómoda: muchas cosas no son divertidas hasta que eres bueno haciéndolas. Toda destreza tiene lo que yo llamo barrera de frustración : un periodo en que se es tremendamente malo y uno está dolorosamente al tanto del hecho. ¿Para qué empezar con algo en lo que, de seguro, serás muy malo?
¿No sería grandioso aprender nuevas habilidades con menos angustia? ¿Te gustaría superar la barrera de la frustración rápidamente, para llegar a la parte gratificante? ¿Quisieras pasar menos tiempo en la confusión y la duda y más tiempo divirtiéndote?
¿Es posible aprender nuevas destrezas con menos esfuerzo y en menos tiempo?
Hablando por experiencia propia, la respuesta es sí. Es posible.
Este libro trata de mi búsqueda personal en el terreno del arte y la ciencia de la adquisición rápida de destrezas : cómo aprender cualquier nueva habilidad tan rápido como sea posible. El propósito de esta obra es ayudarte a lograr nuevas destrezas en un tiempo récord.
De acuerdo con mi experiencia, se requieren unas 20 horas de práctica para romper la barrera de la frustración. Me refiero a comenzar sin saber nada de lo que se pretende aprender, para llegar a tener un desempeño notable.
En sólo 20 horas es una aproximación sistemática a la adquisición de nuevas habilidades tan rápido como sea posible. El método es universal. No importa si pretendes aprender una lengua, escribir una novela, pintar un cuadro, comenzar un negocio o volar un aeroplano. Si inviertes al menos 20 horas en aprender los elementos básicos de la destreza, te sorprenderá lo bueno que puedes ser.
Sea cual sea la destreza que deseas obtener, este libro te ayudará a lograrla en menos tiempo y sin desperdiciar energía. Con un poco de esfuerzo bien dirigido y estratégico, llegarás a hacer las cosas bien y rápidamente, evitando la desagradable frustración.
En este libro, comenzaremos por los principios de la adquisición rápida de destrezas para obtenerlas tan pronto como sea posible. Las ideas y las prácticas no son complicadas, así que no tardarás en aprenderlas.
Luego, explicaré cómo usar estos principios en el mundo real al demostrarte la manera en que adquirí las siguientes habilidades nuevas en 20 horas o menos para cada una, con no más de 90 minutos de práctica al día:
• Desarrollar una práctica personal de yoga.
• Escribir un programa de computadora para funcionar en la red.
• Reaprender mecanografía sin mirar el teclado.
• Explorar el más viejo y complejo juego de mesa de la historia.
• Tocar un instrumento musical.
• Practicar surf a vela.
Espero que este libro te ayude a sacudirle el polvo a esa lista de pendientes para que puedas replantearla y comprometerte a aprender algo nuevo.
Josh Kaufman
Fort Collins, Colorado,
Estados Unidos de América
Para obtener actualizaciones del material contenido en este libro, visita >.
Cada mañana me levanto determinado a cambiar el mundo y a pasármela la mar de bien .
A veces, esto hace que la planeación de mi día sea difícil .
E. B. White, ensayista y autor de La telaraña de Carlota y de The Elements of Style .
Hola. Mi nombre es Josh Kaufman y soy adicto al aprendizaje .
Mi casa y oficina están repletas de libros, herramientas y equipo sin usar de todo tipo. La mayoría de las cosas sólo acumulan polvo lentamente.
Mi lista de cosas por aprender contiene cientos de actividades. Mi carrito de compras en Amazon.com contiene en este momento 241 artículos, todos los libros que deseo leer. No puedo entrar a una librería sin comprar tres o cuatro libros nuevos que se sumarán a los 852 que ya poseo.
Cada día tengo una idea para otro proyecto o experimento, y la añado a mi siempre creciente lista de cosas pendientes. Ver la lista de las cosas que quiero aprender a hacer puede ser abrumador, así que no la reviso muy seguido.
Quiero aprender a mejorar mi negocio editorial. Quiero aprender a tomar y editar videos. Quiero producir un programa de audio. Quiero aprender a impartir mejores seminarios y a enseñar mejores cursos.
Tengo una idea para un nuevo producto, pero no sé cómo construirlo. Tengo ideas para nuevos programas de computadora, pero no sé cómo crearlos. Tengo más proyectos de escritura en la cabeza que tiempo y energía para escribirlos.
Quiero aprender a dibujar, a navegar en kayak en los rápidos, a pescar, a escalar en roca. Quiero ser capaz de tocar la guitarra, el ukulele, el piano y el violín eléctrico.
Hay juegos que me han interesado durante años, como el Go, pero no he aprendido a jugarlos. Tengo juegos que ya sé jugar, como el ajedrez, pero no soy muy bueno que digamos, por lo que no me divierten mucho y no suelo jugarlos con regularidad.
Me gusta la idea de jugar golf, pero en cada uno de mis juegos termino avergonzado de mí mismo. (Suelo decir que juego golf-maratón: cuando llego al hoyo 18, ya he recorrido tanta distancia como en un maratón.)
Pareciera que cada día agrego una actividad a la lista de cosas que quiero aprender a hacer, y así infinitamente. Tanto que aprender, y tan poco tiempo.
Soy autodidacta por naturaleza. Si tengo que hacer algo, prefiero intentarlo yo a buscar ayuda. Incluso si otra persona puede hacerlo más rápido y mejor, me resisto a privarme de una experiencia de aprendizaje.
Para complicar las cosas todavía más, Kelsey, mi esposa, maneja su propio negocio editorial de educación continua para maestros de yoga. Nos va bien en los negocios, así que siempre estamos ocupados.
Para hacer la vida todavía más interesante, dimos la bienvenida a nuestra hija: Lela tiene nueve meses de edad al momento de redactar estas líneas.
Antes del nacimiento de Lela, Kelsey y yo decidimos que si teníamos hijos, sería prioritario criarlos nosotros mismos. Una de las principales razones por las que dejé mi empleo como gerente de una empresa de las que aparecen en la lista de las 500 más importantes, según la revista Forbes , fue tener la flexibilidad de trabajar en casa y disponer así del tiempo necesario para estar con mi familia.
Kelsey y yo compartimos las responsabilidades paternas. Dado que somos un hogar que atiende dos negocios (Kelsey trabaja en la mañana mientras yo cuido a Lela, por la tarde, Kelsey cuida a Lela y yo trabajo hasta la hora de la cena), eso me brinda unas 25 horas de trabajo a la semana, además del tiempo que aprovecho cuando Lela duerme.