Valeria Rossi
EL LABRADOR
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
ADVERTENCIA
Este libro es sólo una guía introductoria de la raza. Para criar un perro es necesario conocer a fondo su temperamento y tener nociones generales de psicología y comportamiento animal, que no están contenidas en la presente obra. Se advierte que si se orienta mal a un perro, este puede ser peligroso.
Por otra parte se recuerda que, lógicamente, sólo un profesional acreditado puede adiestrar a un perro y que cualquier intento de hacerlo por cuenta propia constituye un grave error. Es obvio que bajo ningún concepto debe permitirse que los niños jueguen con un perro si el propietario no está presente.
Agradecemos las facilidades que nos han brindado los criaderos Del Gotha de Roberto Vincenzi, en Trana (Turín), y Delle Acque Lucenti, en Turín y Roma, para la realización del reportaje fotográfico.
Texto de la segunda parte de Florence Desachy y Romain Tillet.
Traducción de Gustau Raluy Bruguera.
Diseño gráfico de la cubierta de Design 3.
Fotografías de Paola Visintini, APL yCogis.
Dibujos de Alberto Marengoni.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2018
© [2018] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-64461-539-3
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Índice
INTRODUCCIÓN
El origen del labrador tiene muchos puntos en común con el del perro de Terranova, hasta el punto que resulta bastante difícil separar las dos formas originarias.
El marinero Aaron Thomas, el 25 de mayo de 1794, escribía en su diario de a bordo estas palabras: «En estas tierras hay unos perros de pelo raso y tupido, de color oscuro, que ayudan a recuperar las merluzas que se escapan de las redes de los pescadores. Son perros que no dudan en tirarse al agua para atrapar las presas que han saltado de las barcas. Al finalizar el trabajo son izados a bordo con la ayuda de cuerdas gruesas».
El señor Thomas se encontraba entonces en la isla de Terranova y los perros de los que habla recibían el nombre de perros de Saint John. El coronel Peter Hawker, en un texto en el que se describe los perros de Terranova (considerados ancestros de los terranova actuales), se refiere al perro de St. John como una variante más pequeña, «excelente para cualquier tipo de caza. Normalmente tienen el manto negro y no es más grande que un pointer. Es rapidísimo en la carrera y nadando: tiene buenas patas, pelo corto y no lleva la cola tan enrollada como la del terranova».
En otros textos del siglo XIX se usan indistintamente los términos terranova y labrador para denominar los perros de las costas canadienses. Esto motivó que algunos estudiosos creyeran que el labrador se había originado a través de cruces casuales entre los perros usados en los pesqueros que faenaban entre la isla de Terranova e Inglaterra. Sin embargo, la criadora Mary Roslin-Williams no está de acuerdo con esta teoría y sostiene que sólo con cruces fortuitos no se hubieran podido seleccionar algunos caracteres (como el color negro puro y la aptitud para el cobro). Según ella el perro de St. John se derivaría de un perro de trabajo utilizado por los granjeros de las regiones costeras del norte de Portugal: el cão de castro laboreiro, que todavía existe actualmente y que se asemeja bastante al labrador (en realidad parece un primo «feo»).
Existe la posibilidad de que los pescadores de Terranova hubieran transformado el nombre original laboreiro (quizás a causa de la dificultad para pronunciarlo), sustituyéndolo por el nombre de la cercana provincia, Terranova, que les resultaba mucho más familiar.
El caso es que nada se sabe con total certeza sobre los orígenes de la raza. En cambio, sí se conoce perfectamente la historia más reciente, que se ha desarrollado totalmente en Inglaterra.
El primer criador de labrador fue Lord Malmesbury, seguido de Lady Howe, con el afijo Banchory, y de Mrs. Broadley con el afijo Sandylands, el más famoso de toda la historia de la raza. Un criador de excepción fue el rey Jorge, que en 1938 presentó en el Cruft’s un labrador nacido con el afijo real Sandringham. La familia real inglesa cría todavía hoy perros de raza labrador, aunque produce más ejemplares de trabajo que de ring.
El pilar de la raza fue Buccleuch Avon, nacido en 1885: su cabeza perfecta, la expresión extraordinaria, el manto doble y la característica cola «de nutria» le permitirían hacer un buen papel incluso en un ring de nuestros días.
El Kennel Club inglés reconoció oficialmente la raza en 1904, y el club especializado fue fundado en el año 1916.
Inicialmente los labradores eran completamente negros, y se prescindía de los amarillos porque se consideraban defectuosos. Años después, Mrs. Wormald, titular del afijo Knaight empezó a ir contra corriente criando perros amarillos espléndidos y presentándolos en las exposiciones. Al final, sus animales tuvieron tanto éxito que el color fue admitido por el estándar y en 1925 se fundó un club exclusivo para el labrador amarillo.
La primera campeona marrón (chocolate) fue Cookridge Tango, criada por Mrs. Pauling.
Actualmente el labrador es uno de los perros que está más de moda, el que gusta a todos y el que todos desean. Su carácter dulce y su desmedido amor por los seres humanos lo convierten en un compañero ideal. Pero no olvidemos que él nació cazador, que todavía se siente como tal y que por tanto necesita dos cosas fundamentales.
En primer lugar, el cobro: para sentirse realizado, para ser feliz, el labrador debe ser útil. Esto significa que desea que se le encargue una función concreta. Puesto que el labrador es un retriever (es decir, un perro de cobro) hasta la médula, su función principal es precisamente cobrar, traer. Sin embargo, no hace falta que seamos cazadores; el labrador también es feliz trayéndonos las pantuflas o el periódico. En cambio, necesita absolutamente ser dirigido por un buen líder que le explique de forma clara y simple cuáles son sus funciones. Dicho de otro modo, el labrador necesita ser educado y adiestrado.
Posee una segunda necesidad vital: el agua. Al labrador le encanta, y siempre está deseoso de tirarse al agua y nadar. También es verdad que «ojos que no ven...», de manera que puede vivir tranquilamente lejos de ríos y lagos. Pero si queremos verle feliz, y no sólo tranquilo, le tendremos que dar la posibilidad de andar y a ser posible de traer algo del agua (por ejemplo un palo): le cambiará la expresión, moverá la cola a mil por hora, y le temblará todo el cuerpo de puro entusiasmo. Viéndole nadar no nos quedará ninguna duda de que el agua es lo que más le gusta.
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