Nicoletta Magno
EL LENGUAJE
DEL GATO
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
El editor expresa su agradecimiento a la señora Mirella Rodríguez Lo Savio (Criadero La Celsa) y a los criadores de la Associazione Nazionale Felina Italiana y de la Cat Fanciers’ Association por la amable cesión de las fotografías.
Traducción de Gustau Raluy Bruguera.
| Fotografías de la cubierta de Excalibur, Milán (1, 3 y 4), Rodriguez lo Savio (2), Schwartz/Excalibur (5) y Studio Fotografico Image (6). Fotografías del interior de la autora, salvo donde se indica otra procedencia. Dibujos de Michela Ameli y de Elena Ercole (). |
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-403-4
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
ÍNDICE
I NTRODUCCIÓN
No soy ni un amigo ni un siervo.
Soy solamente el gato. Paseo por donde más me place y me siento bien en todas partes; aunque también me gustaría entrar en tu caverna.
Rudyard Kipling, Just so Stories, 1902
En la sociedad occidental actual hay una clara tendencia a llevar una vida cada vez más individual; las parejas tienen menos hijos y cada vez hay más ancianos que viven solos. Sin embargo, la convivencia con un animal de compañía ha adquirido una importancia y una difusión que no pueden ser ignoradas.
Alrededor del animal doméstico gira todo un mundo (y un negocio, dicho sea de paso) que se ha convertido en un fenómeno interesante desde el punto de vista sociológico. La inversión afectiva y económica en las mascotas ha alcanzado tal magnitud que merece ser tratada con atención.
Aparentemente nuestro estilo de vida nos lleva a ser más egocéntricos y aislados, pero ello no significa que haya desaparecido la necesidad de dar y recibir afecto. Convivir con un animal nos permite dar y recibir importantes gratificaciones afectivas, sin las preocupaciones de una relación estable y sin la responsabilidad que comporta traer un hijo al mundo.
Desde este punto de vista —las estadísticas lo confirman—, el gato parece ser el animal más adecuado para una relación significativa, pero a la vez no demasiado agobiante ni comprometida. De hecho, el gato es poco exigente, puede vivir en un piso pequeño, se mantiene en forma él solo sin necesidad de tener que llevarlo a pasear, es limpio (no requiere salidas durante el día para sus funciones fisiológicas), no es ruidoso ni peligroso, y su mantenimiento no es especialmente caro.
Además, es muy fácil encontrar un gato. La oferta es amplia, tanto en animales de genealogía como en gatos mestizos. El gato es siempre bonito y elegante, cariñoso pero sin invadir nuestro espacio, nos acepta tal como somos sin juzgar ni criticar, es refinado y presumido, y nos gratifica cuando nos concede su atención y sus efusiones.
El deseo de tener y cuidar a nuestro amado felino nos hace dedicarle cada vez más tiempo y dinero, prodigarle más cuidados, comprarle mejor comida, accesorios y juegos más refinados y divertidos.
Existe la idea muy extendida según la cual los gatos no tienen problemas: se adaptan fácilmente a la vida doméstica y no son especialmente peligrosos, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con algunos perros. Sin embargo, muchos propietarios pueden llevarse la desagradable sorpresa de que su gato «se porta mal», y no están preparados para afrontar la situación.
Este problema puede tener varias caras. Por ejemplo, ¿qué se debe hacer si de pronto el gato parece que se vuelve loco y empieza a atacar al dueño sin motivo, tendiéndole emboscadas y abalanzándose contra sus pies? ¿Cómo debemos reaccionar cuando dos gatos que toda la vida habían sido amigos un buen día empiezan a odiarse y con sus peleas se llevan todo lo que encuentran por delante? ¿Y si al gato le da por arrancarse el pelo y se le empieza a ver claros en el pelaje? ¿Y si empieza a comerse los objetos de tela? También puede ocurrir que el gato deje sus excrementos por cualquier parte, arañe los muebles, rompa cosas o maúlle incesantemente.
Algunos comportamientos que dan problemas pueden ser inapropiados en el contexto en el que se manifiestan, pero perfectamente normales para el gato. Otros, por el contrario, no son normales y equivalen a las enfermedades psicológicas del ser humano. En todos los casos deben ser conocidos y afrontados de la mejor manera posible.
Por esta razón no nos parece superfluo un libro que nos introduzca en el lenguaje de nuestro amigo, que presente un compendio de todos los conocimientos que la etología, la zooantropología y la psicología han elaborado para definir los modos de comunicación entre nosotros y el gato, entre el gato y sus similares, y entre el gato y los otros animales. El tema cuenta con una extensa bibliografía, y esta modesta contribución sólo pretende animar a los amantes de los gatos a conocerlos un poco mejor y a instaurar con ellos una relación de afecto equilibrada y respetuosa.
L OS ORÍGENES DEL GATO
Los antepasados
El gato pertenece a la clase de los mamíferos, animales que pueden regular su temperatura corporal, tienen el cuerpo cubierto de pelos, amamantan a sus crías y nacen mediante parto.
Los primeros mamíferos evolucionaron a partir de los reptiles hace unos 200 millones de años, y hace 70 empezaron a ser los dominadores del hábitat terrestre y a diferenciarse en numerosas familias.
Uno de los primeros grupos de carnívoros que se convirtieron en cazadores fueron los Miacis, que aparecieron en el Eoceno, hace 54 millones de años aproximadamente. Tenían las dimensiones de una comadreja, el cuerpo cubierto por un manto de pelo, el cráneo alargado, el cuerpo ágil, la dentadura fuerte, la cola larga y las patas cortas. Se supone que vivían en los árboles y cazaban pequeños animales. Igual que los gatos actuales, tenían las uñas retráctiles, que usaban para pelear, cazar, correr y trepar a los árboles.
Estos primeros cazadores de hace 45-50 millones de años dieron lugar a dos líneas distintas de progenitores de los gatos. La primera, que incluía al
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