Marcus Dantus - Pensar en grande para hacerla en grande

A Liz , mi razón de ser, mi fuerza, mi faro.

A Jacky y Alan , mis verdaderos maestros y mi más importante legado.

A mis padres y abuelos por su guía, bondad y humildad.

F ue el poeta cubano José Martí quien señaló que «hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro». Árboles ya he plantado, en varias ocasiones, aunque nunca es suficiente y plantaré más en cualquier oportunidad que se me presente. Tengo la fortuna de haber encontrado desde joven a mi socia de vida, Liza, ahora esposa, y madre de dos hermosos y perfectos hijos: Jacky y Alan, ambos ya adultos y a quienes, confío, hemos criado y brindado toda oportunidad para que definan, emprendan y disfruten con plenitud y alegría su vida. Pero hasta ahora no había escrito un libro, y me encantó y agradecí inmediatamente la oportunidad de poder compartir algunas de mis experiencias y conocimiento, y que estos quedaran registrados como parte de un posible legado, un grano de arena para aportar a la humanidad durante mi paso por la vida.

En la primera reunión con la editorial Planeta, cuando recién me presentaron la idea de escribir este, mi primer libro, mi idea inicial fue la de crear un manual para apoyar a nuevos emprendedores en este camino tan intimidante y lleno de incertidumbre que es el atreverse a emprender por primera vez. Sin embargo, unos días después de aceptar el proyecto, mientras intentaba definir la estructura del libro frente al teclado de mi computadora, recordé algo en lo que creo fervientemente, y es que el emprendimiento en realidad no puede ser enseñado. La teoría, por supuesto, aporta conocimiento y amplía las probabilidades de tomar decisiones más atinadas, sin embargo, el emprender solo se puede aprender en la práctica, experimentando en carne propia la responsabilidad y las consecuencias de las decisiones y acciones que en algún momento definirán el éxito o fracaso de cualquier nuevo proyecto.

Cada camino emprendedor es diferente e incluye una variedad de situaciones, en su mayoría inesperadas y particulares, que impiden que el emprendimiento sea clasificado como una ciencia, donde un método aplicado de forma correcta garantice un resultado. Emprender es más bien un arte, donde las habilidades cognitivas, el conocimiento empírico, la experiencia personal y por supuesto algo de teoría se combinan constantemente para navegar aguas inciertas intentando llegar sano y salvo a un destino predeterminado.

Así que decidí redireccionar y enfocarme en revelar el set de habilidades que te permitirán desarrollar el criterio y «la madera» necesaria para iniciar y llevar a cabo un nuevo proyecto y que, además, son imprescindibles para lograr una vida plena, llena de experiencias enriquecedoras, que nos brinden satisfacción, crecimiento personal y un sentimiento de realización y éxito.

Ahora bien, ¿qué es el éxito? Definiciones hay muchas, y todas de una u otra manera hacen referencia a la culminación satisfactoria de una acción o proyecto, en especial a la conquista de grandes y reconocidos logros, lo cual es importante, claro, pero me resulta una interpretación muy limitada del éxito. En realidad, a lo largo de nuestra vida atravesamos un sinnúmero de momentos y circunstancias en las que culminamos satisfactoriamente lo que nos hemos propuesto y, por ende, hemos alcanzado el éxito.

Es decir, el éxito no es una cima que alcanzas solo una vez, sino que son muchas y distintas cumbres que tocas en diferentes momentos de tu vida. Piensa en las múltiples ocasiones en que has logrado lo que te has propuesto: meter un gol, ganar una competencia, sacar una buena nota en un examen o conseguir a tu primera pareja. Considera todas las veces que te has sentido valorado: cuando tus palabras fueron apreciadas y agradecidas, cuando el chiste que contaste generó la risa de tu audiencia, o simplemente cuando lograste integrarte y formar parte de una nueva comunidad de amigos o colegas.

El éxito se compone por todos los logros «grandes», por supuesto. Sin embargo, ser realmente exitosos es saber interiorizar el éxito y convertirlo en algo mucho más profundo y personal, que no depende del reconocimiento externo, sino más bien de la satisfacción que generamos a través de las decisiones y acciones que tomamos. El simple hecho de saber que hicimos nuestro mejor esfuerzo y podemos continuar nuestro camino sin arrepentimientos para mí ya es un éxito. Incluso si fracasamos, pero rescatamos un aprendizaje de ello, también lo considero algo valioso. Me atrevería a afirmar que es precisamente la habilidad de reconocer, valorar y atesorar todos estos pequeños éxitos lo que al final nos hace realmente exitosos. En este sentido, el éxito está más ligado con el viaje que con un destino predeterminado.

En las próximas páginas procuraré explorar las habilidades que considero necesarias para alcanzar el éxito, en la amplitud de su definición. Todos tenemos el potencial de ser exitosos; fortaleciendo las herramientas y habilidades que veremos aquí incrementarás tus probabilidades de realizarte y también de reconocer y celebrar los éxitos que ya has cosechado. Tendremos problemas en el camino, situaciones difíciles que afrontar y decisiones complejas que tomar, sin embargo, estoy convencido de que identificar, desarrollar y confiar en estas habilidades te será de gran ayuda al emprender tu camino, cual sea que elijas.

Este libro fue concebido en su vasta mayoría durante mi reclusión voluntaria debido a la reciente pandemia, una etapa insólita, devastadora y de mucho desconcierto para todos y que confío ha suscitado una nueva manera de relacionarnos, nos ha permitido definir nuevas prioridades y reflexionar sobre cómo instaurar una revitalizada cultura de cooperación y empatía globalizada. Así pues, dedico el libro a la memoria de todas las víctimas de este horrible padecimiento y como reconocimiento a los nuevos héroes que, en el momento de escribir estas palabras, aún continúan en su esfuerzo por prevenir la enfermedad, rehabilitar y mantener la salud de la gente, las instituciones y las empresas, y que permiten que nuestra sociedad siga marchando a paso firme.

Marcus Dantus

enero de 2022

PRINCIPIO BUENO,
LA MITAD ES HECHO

Dicho popular

B ill Gates comenzó programando juegos sencillos a los 13 años con una pesada y lenta computadora de su escuela, en Seattle. Hoy, Gates es un empresario, informático y filántropo que ha redefinido lo que significa ser exitoso. Es cofundador de Microsoft y uno de los propulsores de la revolución de sistemas operativos y computadoras personales que tanto utilizamos a diario.

Jack Ma, un joven chino que tuvo problemas para asistir a la universidad, que en el colegio siempre fue malo para las matemáticas y recibió cartas de rechazo de múltiples empleos, decidió a sus 31 años instaurar un innovador sistema de compras para conectar a fabricantes chinos con empresas extranjeras. Creó Alibaba, un consorcio que hoy posee 18 subsidiarias, y transformó por completo el comercio en internet. Fue el responsable de poner a China en el mapa digital y en el mundo del comercio electrónico, es un verdadero gigante.

Mario Molina, veracruzano de nacimiento y egresado de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México, pudo haber sido solo un estudiante más. Sin embargo, trabajó duro para hacer su posgrado en Alemania, pasar unos años investigando en Europa y luego regresar al continente americano para ingresar al doctorado de Fisicoquímica en la Universidad de Berkeley, en California. En 1995 Molina se convirtió en el primer mexicano en ganar el Premio Nobel de Química por sus investigaciones, junto a otros de sus colegas, sobre la química atmosférica y la capa de ozono. Sus proezas siguen generando impacto hasta ahora. Molina hizo historia.