J AVIER M ELLONI S ED DE S ER Herder www.herdereditorial.com Diseño de cubierta: Collage Comunicació Maquetación electrónica: José Toribio Barba © 2013, Javier Melloni © 2013, de la presente edición, Herder Editorial, S. L., Barcelona ISBN DIGITAL: 978-84-254- 3210-1 La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente. Herder www.herdereditorial.com ÍNDICE Con cada ola que mi Océano barre la orilla en que te hallas, voy a tu encuentro y te llamo sin cejar nunca en mi empeño, porque infinita es mi paciencia e inexorable es mi determinación. Escuchas el rumor de mi voz, admiras el poder de mi corriente, sientes que te acaricia la profundidad de mis vientos. Pero ¿te percatas de la espuma? En verdad, no soy mar, ni ola, ni rumor, ni viento. Soy la espuma que brota de la cresta de ola y que desaparece de inmediato ante tus ojos.
Búscame, pues, en la espuma. Si eres de los valientes, zambúllete en mi Océano, aunque no esperes emerger de nuevo a la superficie, porque perderás completamente tu forma y te disolverás en mí. Serás entonces gota entre las gotas de mi ser. Luego te resucitaré desde mis profundidades y haré que brotes cual espuma sobre la cresta de mi ola. ¿Qué sería del mar sin las gotas? No sería el mar. ¿Y qué sería de las gotas sin el mar? Se evaporarían al instante.
I BN A RABI (El libro de las teofanías) PRESENTACIÓN Los libros tienen diferentes orígenes: unos brotan de una intuición o de un vislumbre; otros de un deseo o de una promesa; otros nacen por encargo o por oficio. Otros surgen por necesidad. Este ha nacido de ella. Los libros también pueden ser rápidos, ágiles y ligeros, o lentos y densos. Este es un libro lento, gestado poco a poco, para ser leído también pausadamente. Por ello, muchas de sus frases y algunas de sus palabras son consideradas como un verso y así se presentan: como unidades de sentido que convocan su propio espacio.
Pero no es un libro de poesía. En todo caso, de prosa poetizante o poetizada. Sus páginas se han destilado sin prisa alguna, impelidas por la necesidad de expresar lo que el título anuncia: el deseo de anegarse en el Ser que nos da el ser. Esta sed de Ser es su impulso y su inspiración, y he dejado que recorriera los diferentes ámbitos de su búsqueda y de sus encuentros. Así han ido apareciendo las partes y los capítulos de esta obra tal como se presenta, en la cual se propone identificar algunos hitos del camino, algunas huellas y rastros que se han ido distinguiendo. Las páginas están distribuidas en una quaternitas , el número de la tierra, es decir, de nuestra existencia como vivientes, el ámbito donde surge nuestra sed: La primera parte presenta diversos puntos de partida en una sucesión de referentes en los que comienza nuestro ser ex-sistente.
La segunda parte contiene el desplegarse de esos sustantivos que se convierten en verbos, acciones que requieren nuestro consentimiento y que trazan el recorrido irrepetible por el que cada uno inicia el regreso al Mar que nos atrae a través de nuestra sed. La tercera parte recoge las interrupciones y caídas en la noche que aparecen sin ser llamadas y nos hacen madurar y crecer a pesar nuestro. La cuarta contiene el fruto que propicia el paso por la oscuridad. El retorno al Mar queda enriquecido por todo lo que se ha vivido a lo largo del recorrido. Cada etapa está difractada en siete aspectos, número de completud. Pero nada está más lejos de mi intención que presentar un proceso acabado.
Todo está abierto. Comparto solo algunos de los sorbos que han calmado mi sed y que tal vez puedan calmar también la sed de otros. Bendita necesidad que el Ser ha despertado en forma de Sed. Sed ardiente y pausada a la vez que extrañamente se aquieta en un desierto de dunas que se mecen como olas de Mar donde la sed se colma de claridad cuando la Presencia se vislumbra. I
ORÍGENES Todas las cosas nos hacen guiños para que las sintamos. ¿Quién puede calcular nuestra ganancia? ¿Quién nos aleja de los años antiguos, ya pasados? ¿Qué hemos aprendido desde que nacimos, sino que uno se reconoce en eso que ha vivido? ¿Quién pone calor en todo lo que era indiferente? Oh casa, oh pradera en declive, oh luz de tarde, de repente apareces ante la mirada y estás ante nosotros, abrazando, abrazada. ¿Quién puede calcular nuestra ganancia? ¿Quién nos aleja de los años antiguos, ya pasados? ¿Qué hemos aprendido desde que nacimos, sino que uno se reconoce en eso que ha vivido? ¿Quién pone calor en todo lo que era indiferente? Oh casa, oh pradera en declive, oh luz de tarde, de repente apareces ante la mirada y estás ante nosotros, abrazando, abrazada.
A todo ser lo abarca un solo espacio: el espacio interior del mundo. Silenciosas, las aves vuelan a través de nosotros. Oh, quiero crecer, miro hacia fuera y está en mí creciendo el árbol. Me preocupo, y la casa está en mí. Me protejo, y el cobijo está en mí. Yo que fui amado: en mí reposa la imagen de la creación y se deshace en llanto.
R AINER M ARIA R ILKE (Poemas póstumos) 1
EL SER Y LA SED Amanecimos. Fuimos lanzados al oleaje de la existencia como gotas grávidas de ser. Amanecimos y amanecemos sin cesar de la profundidad de donde proceden todas las posibilidades. De ahí y de ningún otro lugar —Lugar que está en todos los lugares— proviene la vida que se va haciendo en nosotros apertura y conciencia. Contenidos en su insondable inmensidad, emergemos. Lo hacemos como contornos separados, como fragmentos del Todo para que podamos reunificarnos de nuevo mediante la ofrenda de la porción que somos.
Recorremos la vida a partir de la irrepetibilidad que nos es confiada y después, vaciamos nuestro cuenco repleto de experiencia y de existencia en el Pleroma total que se enriquece con la aventura de cada individuación. Así, grávidos de ser, se nos desgaja de la Unidad primera para que aprendamos a ser y nos responsabilicemos de ser. Existiendo, posibilitamos el darse del Mar en nosotros. Al darnos regresamos a él. Alcanzamos la razón de vivir cuando comprendemos que nuestro ser es el suyo vertido en nosotros para que lo vertamos en él. Cuanto más íntegro este retorno, más se revela la razón de todo cuanto es.
Cada instante es una oportunidad una brecha un pasaje que se va abriendo y nos va haciendo ceder lo que somos en El que es. Así es la danza del Ser: movimiento incesante de salida y de retorno, éxtasis y enstasis que en cada contorno toma la forma única de lo que cada cual es. Olas en el Mar, cada una lo expresa de un modo singular. El Mar se expresa en una profusión inacabable de formas, movimientos y procesos. La sed de Ser es la paradoja del agua que tiene sed de acuidad. ¿Será acaso que somos agua congelada en algún glaciar remoto, procedente de nubes que vinieron del Océano para que, tras el deshielo, podamos recorrer la distancia que separa las cumbres solitarias de las mansas playas de arena? Tenemos sed del Océano porque el agua que somos en estado de hielo tiene impreso el recuerdo de haber sido parte de su Azul fluido e inmenso.
Se nos da el ser para que aprendamos a ser y repletos de ser, entreguemos nuestro ser. «Por nosotros, en nosotros, sin nosotros», comprendió Marguerite Porete, audaz mujer del siglo XIII que ardió en llamas por ver lo que pocos son capaces de ver y de soportar ese ver . Este continuo movimiento de asumir y desprendernos de lo-que-somos en El-que-es lo reconocemos tanto en el interior como en el exterior de Dios tal como se expresa en nuestra tradición: La Profundidad originaria (Padre-Madre) de las aguas dándose en el Hijo, el Hijo-Cuenco recibiéndose desde el Fondo que lo engendra continuamente para retornar a él por el flujo incesante del Viento-Espíritu. No estamos sino en este único y mismo Fondo. Participamos de él como oleaje experienciándose en nosotros. 2