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ACERCA DE ESTE LIBRO
Viktor Frankl ha dejado una vasta obra literaria. Muchos de sus libros —sobre todo El hombre en busca de sentido y Psicoanálisis y existencialismo— se han establecido ya hace mucho tiempo como clásicos en todo el mundo. Algo menos conocido para la opinión pública en general resulta Frankl como autor de más de 400 artículos científicos y filosóficos en los que, en su condición de psiquiatra y neurólogo, se interna algunas veces en ámbitos colindantes con su trabajo de investigación propiamente dicho. El presente opúsculo pertenece también a esa rama de su vasta obra. El mismo surgió a partir de una conversación de varias horas entre el científico de las religiones judío Pinchas Lapide y Viktor Frankl, que tuvo lugar en agosto de 1984 en la casa de Frankl en la Mariannengasse, de Viena.
Las grabaciones magnetofónicas de la conversación que se reproduce en las páginas siguientes, así como el original en las que estas últimas se basan, confeccionado en el verano de 1984, estuvieron durante muchos años en el archivo póstumo privado de Viktor Frankl sin que nadie tuviese conocimiento de su existencia. Sólo en mayo de 2004 se encontraron tanto el manuscrito como las cintas magnetofónicas en el marco del trabajo de catalogación del archivo. Todo indica que Frankl había planeado publicar el libro y que tal publicación era inminente. En 1984, ambos autores deben de haber escrito en común el Prefacio y fijado el título del libro.
No se sabe por qué razón, finalmente, la obra no llegó a publicarse. El borrador hallado en el archivo póstumo contiene pruebas de impresión, lo que corrobora la sospecha de que el plan de publicación se encontraba en un estadio relativamente avanzado. No obstante, las pruebas de impresión no contienen indicación alguna de editorial, por lo que las investigaciones sobre el contexto de la planeada publicación del libro no pudieron prosperar. Tampoco las averiguaciones realizadas en las editoriales de habla alemana en las que editaban sus libros Frankl y Lapide condujeron a nuevos resultados sobre las razones de la no publicación.
Es posible que el mismo manuscrito brinde más informaciones, en cuanto que contiene numerosas correcciones y complementos introducidos por los autores. La forma, el tipo y el contenido de las notas y adiciones sugieren la realización de, por lo menos, dos pasos de corrección por parte de cada uno de los autores. Consecuentemente, ambos corrigieron el texto íntegro y ampliaron sus propias aportaciones a la conversación por lo menos dos veces. Ese hecho, unido a la posterior redacción del Prefacio y a las indicaciones elaboradas para la editorial, sugieren que se había planeado una pronta publicación del libro. Por otro lado, si los autores hubiesen acordado no publicarlo por razones de contenido, cabe suponer que no habrían realizado las dos lecturas de corrección ni hubiesen encabezado el original corregido con el Prefacio y las instrucciones para la editorial. Otro argumento en contra de un abandono prematuro del plan de publicación consiste en que los autores tenían motivos de sobra para estar conformes con los resultados de su larga conversación; o, por lo menos, seguramente tenían consciencia de que sus lectores hubiesen estado agradecidos de poder participar del encuentro entre Frankl y Lapide. Además, se sabe que la relación amistosa de Viktor Frankl y Pinchas Lapide se vio profundizada gracias a su encuentro en Viena. Esta circunstancia excluye otro motivo que podría explicar la no publicación del libro en su momento.
Gracias a la editorial Gütersloher Verlagshaus hemos tomado conocimiento de que la relativa brevedad de este opúsculo podría haber sido una razón para que la editorial abandonase los planes de publicación. Tanto más afortunada resulta entonces su decisión de retomar este proyecto abandonado en 1984.
Al encontrarse el original de este libro en el archivo póstumo de Frankl, había que reiniciar la tarea en el mismo lugar donde se había interrumpido veinte años atrás, e incluir las correcciones y adiciones incorporadas por los autores en las pruebas de impresión. Las notas de Lapide ya estaban mecanografiadas. Además, el original contenía, junto a complementos también mecanografiados de Frankl, alrededor de 50 agregados manuscritos del psicólogo vienés anotados en estenografía de Gabelsberg, no utilizada ya en la actualidad.
La versión que ahora presentamos incorpora todas las adiciones y correcciones de los autores. Todo indica que ellos habían dado mucha importancia a mantener el carácter dialogal del libro, puesto que los complementos y las correcciones introducidas se reducen a unas pocas y leves modificaciones, y sólo en muy pocos casos constituyen intervenciones más de fondo en el contenido, la forma y la línea argumental del diálogo.
Esta breve exposición del trasfondo histórico y formal del presente opúsculo muestra que son varios los puntos de vista según los cuales se diferencia de las publicaciones conocidas de Frankl. También la orientación temática del libro ofrece muchos aspectos nuevos y cosas que Frankl no había dicho hasta ese momento de esa manera y con esa apertura. Posiblemente, este hecho dependa especialmente de que la forma dialogada posibilita probar y desarrollar conceptos durante la misma discusión y, dado el caso, rechazarlos nuevamente, de modo que el tenor vinculante de las ideas y argumentos expuestos es menor de lo que es el caso, por ejemplo, en las conocidas obras principales de Frankl. Aparte de este libro sólo ha aparecido una obra más de Frankl en forma de diálogo (Frankl / Kreuzer 1982). Esta última contiene dos conferencias y dos extensas entrevistas con Frankl, pero la diferencia decisiva de esa publicación (y de otras innumerables entrevistas de Frankl) con respecto a la conversación que presentamos estriba en que, aquí, se encuentran dos interlocutores en un diálogo de igual a igual. En las entrevistas, en las que Frankl debía explicar los rasgos fundamentales de su logoterapia, recurría por regla general a formulaciones preexistentes y fórmulas probadas. En este libro, la situación es diferente: aquí se encuentran dos investigadores que no sólo se exponen mutuamente sus puntos de vista sino que, por largos tramos de la conversación, desarrollan nuevas ideas en común y las ponen en discusión en el ámbito protegido de una amistad tanto personal como intelectual. El mismo Frankl se expresa en ese sentido hacia el final de la conversación cuando dice:
Fíjese que la única manera en la que puedo expresar mi respeto personal por usted es decir cosas que nunca he dicho aún, confiarle cosas que incluso tampoco he pensado todavía.
Y, realmente, pocas son las veces en las que Frankl se manifestó de forma tan abierta y extensa acerca de sus propias concepciones religiosas como en este caso. Estas manifestaciones personales se hacen accesibles al lector sobre todo si las contempla en el contexto global de las afirmaciones de Frankl sobre psicología y filosofía de la religión, razón por la cual cabe agregar aquí una breve introducción a los contenidos de la posición de Viktor Frankl acerca de la cuestión religiosa.