«Mark Vega, quien es uno de los líderes de jóvenes más destacados dentro del pueblo hispano de Norte América, ofrece lo que considero una respuesta clara, bíblica y convincente de este tema tan importante. No esperes que yo muera será una palabra reveladora para el líder cristiano del siglo 21».
Dr. Saturnino Gonzalez
Pastor General
Iglesia El Calvario de Orlando
«Un libro maravilloso que todos deben leer. ¡Te va a cambiar la vida!»
Mariano Rivera
Pitcher para los Yankees de Nueva York
© 2008 por Grupo Nelson
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.
Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece
completamente a Thomas Nelson, Inc.
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Título en inglés: Don’t Wait for Me to Die
© 2008 por Mark Vega
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A menos que se especifique lo contrario, las citas bíblicas usadas
son de la Santa Biblia, Versión ReinaValera 1960
© 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina,
© renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.
Usadas con permiso.
Tipografía: www.blomerus.org
ISBN : 978-1-60255-136-7
08 09 10 11 12 BTY 9 8 7 6 5 4 3 2 1
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Contenido
Quiero dedicar este libro a mi esposa Lisa:
Tu consagración al Señor y dedicación a mi, son impecables.
También a mi madre: Gracias por tu determinación
en criarme y navegar por las tormentas hasta cumplir
tu misión.
A pesar de ser más que victoriosos en Cristo Jesús, este camino no es fácil.Nos ha costado dolor, llanto, y múltiples cicatrices. El enemigo lanza cada ataque con mayor intensidad, haciéndonos sentir que estamos en el último asalto y nuestro fin está cerca.
Con cada golpe que tú has recibido, cada pegada que ha sido arrojado en contra de tu ministerio, matrimonio o vida espiritual, tus fuerzas y ánimo están siendo diluidas al punto de peligro.
Pablo, hombre de Dios, se encuentra prendido por una víbora venenosa. Los que lo rodean, en vez de ayudarlo y ofrecerle auxilio, comienzan a juzgarlo y acusarlo. Como si eso no fuera lo peor, anticipan su muerte. ¿Puedes identificarte con esto? Viendo la peligrosa víbora colgando de su mano, comienzan a diagnosticar su situación. Cargando veneno letal, esta víbora seguramente asesinará a Pablo.
Hay víboras que se nos han prendido y su veneno ha tomado efecto hasta el punto de morir. La víbora más peligrosa es la discreta (no sabemos qué nos ha mordido). Mira tus enemigos, vestidos de negro, celebrando tu muerte: preparan tu sepulcro, escogen las flores, lustran tu ataúd. Todo está preparado para tu entierro…
Pero se olvidan que Dios inyectó en lo profundo de nuestro ser el antídoto del Espíritu Santo, el cual nos hace inmune a cualquier ataque diabólico. Y ahora le servimos noticias al reino satánico y a nuestros enemigos... «No esperes que yo muera».
Capítulo 1
Las cuatro estaciones del creyente
E s de suma importancia que cada creyente entienda que su caminar con Dios comprende diversas estaciones. Hay quienes no aprenden este concepto y luego toman decisiones de carácter permanente basados en circunstancias temporales. Creen que su situación, ya sea espiritual, emocional, física o financiera nunca cambiará. Y convencidos de esto, se sienten motivados a tomar decisiones fuera de la voluntad de Dios.
El enemigo (Satanás) se aprovecha de la inseguridad y la incertidumbre del creyente. «El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (Santiago 1.8).
Es imposible definirnos en nuestro caminar con Cristo si no podemos discernir el lugar donde estamos en la vida ni saber hacia dónde vamos. «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento» (Oseas 4.6).
La ignorancia destruye. Hay creyentes que por los últimos veinte años han vivido bajo una nube de auto condenación por haber tomado decisiones equivocadas que les causaron grandes pérdidas en el Señor. En lugar de progresar rumbo a su destino, se detienen y se auto afligen. Somos atacados por pensamientos tales como «¿Qué hubiese sido si...?» «¿Dónde estuviera hoy si...?» «¿Qué hubiese hecho si…?» que sólo sirven para dominar nuestra mente y minar nuestra confianza en Dios y en nosotros mismos. Satanás busca penetrar nuestra vida de una manera u otra, por más mínima que sea, para tomar el derecho legal sobre ella. Y una vez que lo consigue, el creyente camina, piensa y vive atado a las ideologías y conceptos carnales.
Si no hacemos conciencia del plan (a veces incógnito) de Dios para nuestras vidas, puede que esto nos cause confusión y en forma discreta suframos oposición. A veces mal interpre tamos la voz de Él y la dirección que quiere darnos e inconscientemente se inicia una guerra espiritual contra el plan y la voluntad de Dios.
Dios permite que ocurran ciertos cambios, pérdidas y fracasos que son necesarios para un completo desarrollo de nuestro carácter y de su plan para nuestras vidas.
Es indispensable reconocer la misión, el plan, la asignación que nuestro Dios tiene para nosotros. Si no reconocemos su voz, nunca lo sabremos.
En su estado natural, al diamante se le conoce como carbón. Y como tal, es algo que carece de belleza o atractivo. Lo que transforma esta piedra en algo bello son las fuerzas de calor y presión que recibe desde el exterior. A través de muchas décadas de calor y presión extremos, ocurre un cambio en ella desde adentro hacia fuera. Cambia su estructura molecular. Como dijimos, esta metamorfosis ocurre desde lo interior hacia lo exterior. El único requisito para que este carbón obtenga más valor y elegancia es la resistencia. Si puede resistir esa intensa presión, viene entonces su transformación total. Pero en el momento en que el carbón se rompe, el proceso se echa a perder y jamás alcanzará su plenitud; en cambio, si resiste, el producto final será la piedra más preciosa del mundo: el diamante. La fealdad del carbón desaparece por completo y queda, en cambio, una belleza resplandeciente.
A veces, pareciera que el proceso no tiene sentido, pero al final vemos el fruto y agradecemos la evolución. «Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros» (2 Corintios 4.7). Como creyentes, estamos expuestos a padecer tristeza, llanto, aflicciones, inquietudes, debilidades y temores. A pesar de tales mo mentos difíciles, eso no es indicio de derrota, sino de cambio y victoria. Para llegar a esa plenitud del diseño de Dios se requiere de resistencia, perseverancia y tenacidad. Si sucumbes en este proceso, quedarás descalificado y serás incapaz de obtener el diseño de Dios para tu vida.