Libérese
del temor
Libérese
del temor
Un proceso para reclamar su vida
H. Norman Wright
Caribe-Betania Editores es un sello de Editorial Caribe, Inc.
© 2005 Editorial Caribe, Inc.
Una subsidiaria de Thomas Nelson, Inc.
Nashville, TN, E.U.A.
www.caribebetania.com
Titulo en Inglés: Freedom from the Grip of Fear
©1989, 2003 H. Norman Wright.
Publicado por Fleming H. Revell
una división de Baker Book House Company.
A menos que se especifique, las citas bíblicas usadas en este libro son de la
Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960
© 1960 Sociedades Bíblicas Unidas en América Latina.
Usadas con permiso.
ISBN: 0-88113-892-4
Traductora: Pedro Cruz
Tipografía: www.marysolrodriguez.org
Reservados todos los derechos.
Prohibida la reproducción total o parcial
de esta obra sin la debida autorización por
escrito de los editores.
Impreso en E.U.A.
Printed in the U.S.A.
CONTENIDO
uno
CARA A CARA CON EL TEMOR
No temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios.
~Isaías 41.10
DESDE EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001, NOS HEMOS convertido en una sociedad temerosa. Algunas personas hablan de su temor mientras otras permanecen en silencio. Pero el mismo pensamiento está en la mente de todos, «Ya no me siento seguro».
La ilusión de seguridad en la que vivimos por tanto tiempo se ha disuelto. Millones de norteamericanos experimentan temor y pánico como nunca antes lo habían vivido. Generación tras generación crecieron en este país sin ninguna amenaza directa a su seguridad nacional. Sin embargo ahora, los ataques terroristas, las cartas con ántrax, las bombas en los edificios federales, los francotiradores al azar y los tiroteos en las escuelas han destrozado nuestro sentido de seguridad.
Como resultado estamos conscientes de la seguridad: más padres están llevando a sus hijos a la escuela; los aeropuertos y los comercios han aumentado la seguridad; la guardia costanera y los botes de la armada patrullan nuestros puertos. También, por temor al ántrax, los empleados del servicio postal o los que manejan la correspondencia en los negocios tienen que usar guantes mientras desempeñan sus tareas.
Se ha dicho que nuestra nación entera se ha convertido en víctima y vive en temor. La declaración más profunda que escuché para describir esta condición es: «Hay un estruendo grave en las ciudades y en todo el país que suena más y más como las palpitaciones de un ataque de pánico». Pero lo que nos tiene en vilo no es solamente la amenaza del terrorismo. En años recientes hemos tenido una epidemia de niños secuestrados y asesinados. Los medios derraman esas historias veinticuatro horas al día, erosionando más nuestro sentido de seguridad.
¡La buena noticia es que las puertas de la prisión del temor están abiertas! No importa cuánto tiempo haya estado prisionero tras sus rejas, usted puede encontrar libertad y alejarse de las ataduras del temor.
Somos la nación más rica de la tierra. Siempre hemos tenido seguridad en nuestras inversiones, ahorros, fondos mutuos, pensiones y así por el estilo. Hasta recientemente. Ahora muchas grandes corporaciones están fracasando, los sistemas de jubilaci ón se están vaciando y el mercado de valores está errático. Todo eso alimenta nuestro temor diariamente.
Cada día hablo con gente cuyas vidas han estado llenas de temor. Algunos han desarrollado el temor recientemente; otros han vivido en la prisión del miedo desde que eran niños. ¡La buena noticia es que las puertas de la prisión del temor están abiertas! No importa cuánto tiempo haya estado prisionero tras sus rejas, usted puede encontrar libertad y alejarse de las ataduras del temor.
TEMOR RACIONAL E IRRACIONAL
Todos nosotros algunas veces estamos atemorizados. Eso es normal. Pero algunos de nosotros estamos atemorizados la mayor parte del tiempo. Eso no es normal. No fuimos diseñados para ser movidos por el temor; sin embargo algunos lo estamos. No fuimos creados para temerle a la vida; sin embargo algunos lo hacemos.
La gente me dice ocasionalmente que le teme a la muerte.
Eso es común, pero cada vez más la gente con la que hablo le tienen temor a la vida de una forma u otra. Vivir una vida con todo su potencial es una amenaza para ellos. Están emocionalmente paralizados y se rehúsan a participar en muchas de las experiencias normales de la vida. Cuando les aconsejo les digo con frecuencia: «Pareces estar inmovilizado por el temor», ¡y están de acuerdo!
Hay una diferencia entre estar atemorizado y estar inmovilizado por el temor. En ocasiones podemos estar atemorizados, pero no podemos vivir nuestra vida en temor. Pablo escribió:
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía [temor], sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1.7). ¿No es extraño que nosotros escojamos encerrarnos nosotros mismos en el temor, especialmente cuando Cristo vino a hacernos libres?
El temor a la vida es más debilitante que el temor a la muerte.
El temor incapacita. El temor acorta la vida. El temor daña nuestras relaciones con los demás. El temor bloquea nuestra relación con Dios. El temor hace de nuestra vida un trabajo. ¡Nos convertimos en muertos vivientes! En palabras de John Haggai:
Estar atemorizado es como tener cáncer. Siempre está ahí, escondido dentro de usted, siempre agotando sus fuerzas y rompiendo su concentración. Aun el temor racional puede ser destructivo en sus efectos.
Usted no se puede esconder del temor. Su destrucción comienza a alimentarse de usted, y entonces se mueve a su ambiente social y físico.
El miedo a la vida es el miedo a ser herido, a ser rechazado, a cometer un error, a descubrir nuestras imperfecciones y a fracasar como persona. El temor al rechazo es común en niños que comienzan a vivir su vida, pero ha logrado entretejerse hasta la edad adulta. En algún lugar del paso por nuestra vida, inconscientemente hemos decidido no ser vulnerables y no arriesgarnos. En corto tiempo nos convertimos en tortugas atrapados en una concha defensiva de miedo, inmovilizados y apartados de la vida. Como las tortugas, solo progresaremos en la vida cuando sacamos la cabeza de la concha. De igual manera, las langostas no se pueden procrear o aumentar su tamaño hasta que se desprenden de sus conchas protectoras. Cuando lo hacen, son vulnerables al ataque de sus enemigos. Pero sin ese riesgo la especie desaparece. De la misma manera nosotros tenemos que desprendernos de nuestra concha de temor si vamos a sobrevivir y crecer.
EL VOCABULARIO DEL TEMOR
La palabra inglesa para temor (fear) viene del inglés antiguo (faer), que significa «calamidad súbita o peligro». El temor ha venido a significar la respuesta emocional a un peligro real o imaginario. La palabra hebrea para temor también se puede traducir como pavor, que es una sensación pesada y opresiva de miedo. Una palabra que frecuentemente intercambiamos con temor es ansiedad, que proviene del latín anxius. Estar ansioso es estar turbado mentalmente acerca de eventos que son inciertos. Una variante de anxius significa «apretar fuertemente o estrangular». Con frecuencia la ansiedad es una experiencia sofocante.
En realidad el temor y la ansiedad son muy similares. Un temor real tiene un objeto identificable de peligro, sea real (un ladrón dentro de la casa) o imaginario (una sombra que le parece ser un ladrón). Cuando estamos ansiosos, tenemos los mismos sentimientos de miedo, pero no sabemos por qué.
Nuestro idioma es rico en términos que describen el temor, la ansiedad y respuestas emocionales relacionadas. Timidez
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