AGRADECIMIENTOS
Quiero empezar dándole las gracias a mi madre, Naomi, que siempre ha tenido fe en mí, sobre todo cuando yo misma no la tenía. Hasta hoy, nunca he dejado de pedirle consejo y con este libro no ha sido diferente. Ahora mismo estará encantada porque por fin se ha librado de mis constantes llamadas de teléfono y mensajes suplicándole que me revise una parte del texto; y es que no habría podido hacerlo sin ella. Soy una hija muy afortunada. Gracias, mamá.
Tampoco habría sido posible sin mi pareja, Edd, que me ha animado junto con mi madre y me ha apoyado durante todo el proceso, no solo en el plano emocional, sino también económico. Nunca se ha quejado ni ha dudado de mí. Gracias por ser como eres; no pasa un solo día sin que aprenda algo de ti.
A mi abuelo, gracias por haber aceptado escribir el prólogo para tu nieta, que a veces es un poco bromista.
Gracias infinitas a Shannon Kyle por su ayuda inestimable. Ahora seré yo la que espere impaciente tu libro.
A Andrea Henry, mi editora en Transworld, que se arriesgó y me sugirió la idea para este libro. Gracias porque, sin ti, ninguno de nosotros estaríamos aquí. También te doy las gracias por tu perspicacia y tu comprensión. Me siento como si me hubiera tocado la lotería de los editores.
A mi agente, Piers Blofeld. Gracias por aguantar a esta escritora joven e inexperta a la que se le ocurrían todas las preguntas del mundo y por ser siempre tan directo.
A Lynn Franklin. Aunque te has alejado del mundo editorial, sé que me has guiado y me has apoyado igual que a mi abuelo cuando escribió sus libros. Gracias por los correos, los mensajes y las llamadas.
A mi correctora, Rebecca Wright. No sé cómo lo haces, pero gracias por la magia de tu trabajo.
A Ann-Katrin Ziser, Josh Crosley y Helen Edwards, de Transworld . Gracias por estar siempre a mi lado. Y al resto del equipo de Transworld, en especial a Hannah Bright, de Publicidad, a Alice Murphy-Pyle, de Marketing, y a Marianne Issa El-Khoury, que ha diseñado la portada. Gracias por vuestro trabajo.
Gracias también a Hampton por el increíble diseño del interior.
A Marsha y Randy, gracias por estar siempre dispuestos a revisar lo que hiciera falta. Y gracias a Robert Pierre, el cuentacuentos, que me ayudó al principio de todo a encontrar la forma de llenar las páginas de ideas y palabras.
A mis amigos y mi familia de Sudáfrica, Estados Unidos y el Reino Unido. Gracias por publicitar mi libro a bombo y platillo. Gracias a Maggie Conner Finn y Marianna Weaver por pluriemplearse como fotógrafas cada vez que lo he necesitado.
A Clive Conway y a la Fundación Tutu en el Reino Unido, por hacer un gran trabajo en nombre de mi abuelo y por permitirnos compartirlo en este libro, y a Joseph Duncan, de Youth Futures. Gracias.
Por último, pero no por ello menos importante, a toda la gente que ha accedido a ser entrevistada. Ya sé que ver vuestros nombres y vuestras historias impresas en papel puede ser distinto a como lo imaginabais, así que gracias por compartir un pedacito de vosotros.
Pido disculpas a todos los que no he mencionado directamente y espero que sepáis que os doy las gracias por todo el trabajo que habéis hecho para convertir este libro en una realidad.
MUNGI NGOMANE es la nieta del arzobispo Desmond Tutu y patrocinadora de la Fundación Tutu del Reino Unido. Ha trabajado en la resolución de conflictos en el Medio Oriente y en la mejora de la situación de las mujeres y de las niñas a través de diversas organizaciones e iniciativas de defensa más importantes del mundo. Recientemente, ha sido coordinadora de la campaña, Millions of Conversations, con el objetivo de combatir la islamofobia y la discriminación en los Estados Unidos. Tiene un máster en Estudios Internacionales y Diplomacia de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres.
Para la persona que más admiro.
Mamá, eres un regalo para
el mundo y para mí
EPÍLOGO
CÓMO APLICAR EL UBUNTU EN TU VIDA: CATORCE LECCIONES DE LA NACIÓN DEL ARCOÍRIS
1. Búscate en los demás. Abre los ojos y busca la mirada de la gente. Podemos reconocernos en las personas que tenemos a nuestro alrededor si buscamos lo que nos une a ellos. Siempre hay algo, incluso donde menos te lo esperas.
2. La unión hace la fuerza. Todos tenemos deseos y aspiraciones, pero la forma más fácil de llegar a nuestro destino y de conseguir nuestras metas es uniendo nuestras fuerzas a las de los demás. Siempre encontrarás ayuda si la buscas. Ahí fuera hay personas con tus mismos ideales. Cuando nos aislamos, vamos en contra de nuestra propia naturaleza; los seres humanos estamos hechos para vivir en sociedad. Explora cómo pueden ayudarte y te llevarás una grata sorpresa.
3. Ponte en el lugar del otro. Habla con todo aquel que tenga opiniones opuestas a las tuyas. Intenta entender por qué piensa como lo hace. Imagina qué cosas le han llevado a tener un punto de vista diferente del tuyo. Es algo que todos podemos hacer para intentar ver la vida desde la perspectiva del otro. Meterse en la piel de alguien puede ser una experiencia incómoda o inspiradora; en cualquiera de los dos casos, todos salimos ganando.
4. Adopta siempre la perspectiva más amplia. De ti depende únicamente tomar la decisión consciente de tener una visión más amplia de tu vida y del mundo que te rodea. Abre la mente y cuestiónatelo todo desde todos los ángulos posibles. Busca la verdad y el conocimiento en lugar de imponer tu opinión. Una visión limitada de las cosas nos aísla y nos impide crecer como personas. Date cuenta de que las cosas casi nunca son blancas o negras. No hace falta que te formes una opinión definitiva sobre un tema en concreto; puedes tener la mente abierta y cambiar de idea a medida que madures. A largo plazo, la ignorancia no es buena; haz las preguntas que te surjan en cada momento. Aceptar la complejidad nos convierte en personas más compasivas.
5. Ten dignidad y respeto por ti mismo y por los demás. Respetarse a uno mismo es algo para lo que se necesita tiempo y mucha dedicación. Haz dos o tres cosas todos los días que te hagan sentir bien. Ve al gimnasio, queda con un amigo, medita o come bien al menos una vez al día. El cuerpo y la mente son igual de importantes. Muestra el mismo respeto a los demás. Cuando le quitamos la dignidad a alguien, nos la estamos arrebatando a nosotros mismos.
6. Cree en el bien que todos llevamos dentro. Si buscas el bien en los demás, lo encontrarás seguro; y encima estarás inspirando y animando a otros a que se sientan mejor consigo mismos. Si lo que pretendes es criticar, no tardarás en encontrar algo que no te guste. Cuando vemos el bien en los otros, reforzamos y aumentamos la confianza en sí mismo. Los seres humanos podemos ser muy complicados, pero la gran mayoría de nosotros somos buenas personas. Nadie nace sabiendo odiar; lo aprendemos de los demás. Mira a tu alrededor y toma la decisión consciente de buscar el bien en todo aquel que se cruce en tu camino. Te sientes mejor, ¿verdad? Date cuenta de que, cuanto más te fijas, más fácil te resulta.
7. Elige la esperanza en vez del optimismo. Tener esperanza no es ni absurdo ni naíf, es un regalo maravilloso que nos hacemos a nosotros mismos y a los demás. El ubuntu nos enseña que todos necesitamos tener esperanza en la vida, así que asegúrate de contagiar la tuya. Acostúmbrate a esperar siempre el mejor desenlace posible, sea cual sea la situación. Cuando estés desesperado (¡nos pasa a todos!), sé consciente de lo que sientes y tómate un tiempo para centrarte de nuevo. Piensa en todo aquello que te hace tener esperanza en tu vida diaria: comer sano, pedir consejo a tus amigos, tu familia, una creencia religiosa o espiritual… Sea lo que sea, ¡alimenta la esperanza siempre que puedas!