Rosanna Gangemi - Domina tu lenguaje corporal

Rosanna Gangemi, 2017

Traducción: Laura Bernal Martín

Editor digital: Titivillus

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• ¿Problemática? ¿Cómo comunicar de manera coherente y convincente gracias a la fuerza de las palabras y del cuerpo?
• ¿Utilidad? Dado que el lenguaje corporal forma parte integrante de la comunicación diaria, gestionarlo bien permite expresar solo aquello que deseamos para ser lo más profesional posible en el trabajo. Asimismo, cuando comprendemos su mecanismo nos resulta más fácil descifrar el comportamiento de nuestros compañeros y escucharlos.
• ¿Contexto profesional? Entrevista de trabajo, presentación, negociación, gestión de la clientela, contactos sociales en una empresa, etc.
• ¿Preguntas frecuentes?
  • ¿Cómo camuflar mi ansiedad para que parezca que confío en mí mismo?
  • ¿Cómo eliminar los tics que captan inútilmente la atención de mi interlocutor?
  • ¿Qué actitudes hay que evitar para hacer que un colega en una posición jerárquica inferior se sienta a gusto?
  • ¿Cómo convencer a un cliente de que mi producto es el mejor?
  • ¿Cómo presentar un proyecto delante de mis colegas?
  • ¿Cómo descifrar el comportamiento de mi interlocutor?

    El cuerpo no es mudo… pero habla sin que nos demos cuenta.

¿Quién no ha repetido hasta la perfección un discurso para una entrevista y quién no se ha encontrado, a pesar de todo, en una mala postura una vez delante de su interlocutor? Si una situación así no te resulta ajena y no dominar todos los parámetros del mensaje que transmites te desanima, no te preocupes, porque es posible aprender a ajustar las sutilidades del lenguaje corporal para lograr tus objetivos.

Como parece que tu expresión facial, tus gestos y tu postura tienen tanto poder de persuasión como tu discurso verbal, es esencial detectar los elementos que un determinado día pueden jugar en tu contra y que transmiten un estado mental, una emoción o quizás una realidad muy bien fijada en tu inconsciente. Porque existe una delgada frontera entre una reunión que acabe en fracaso y un mitin en el que logres dejar a tu audiencia con la boca abierta gracias al carisma y a la atracción que desprendes. En este caso, la expresión del lenguaje corporal actúa como un elemento que incita a validar o a invalidar la impresión que inicialmente le has transmitido a tu público. En el póker, estas señales son parásitos llamados tells, porque le permiten a los jugadores adivinar las intenciones de sus adversarios. De la misma forma, en el ámbito de la seducción, el interés que sientes por una persona puede verse confirmado gracias a microexpresiones muy concretas (concepto desarrollado por el psicólogo estadounidense Paul Ekman, nacido en 1934).

En el mundo profesional, en el que las relaciones se basan a menudo en un conocimiento superficial del otro, el dominio —ciertamente relativo, porque es imposible que controlemos todos nuestros comportamientos— del lenguaje corporal reviste de una enorme importancia. No nos sorprenderá constatar que las personalidades públicas, los políticos y los mánagers le tengan tan alta estima a la comunicación no verbal. Estos últimos trabajan sin cesar en su expresividad para lograr llamar la atención y finalmente para convencer, a menudo valiéndose de los servicios de «especialistas en el lenguaje no verbal».

Aprende a hablar este idioma para que su vocabulario deje de ser un secreto para ti.

«No es posible no comunicar» (Watzlawick, Beavin y Jackson 1972).

Nuestro cuerpo envía constantemente información, constituyendo así un modo de comunicación completo: el lenguaje corporal o body language. Este permite subrayar, reforzar, matizar e incluso contradecir lo que expresamos a través de las palabras. Esta comunicación corporal —ya sea voluntaria o no, visual (gestos, postura, etc.) o vocal (tono de voz, velocidad de dicción, etc.)— se produce mediante el tacto, la palabra, las vías hormonales, mediante los gestos y los movimientos interpretados correctamente gracias a que se comparte una misma cultura.

Algunos gestos anodinos pueden decidir una trayectoria, como lo indica una encuesta realizada en Francia (2012) por el cazatalentos OfficeTeam a 200 directores de recursos humanos. Nos enteramos de que, en una entrevista de trabajo, el 90 % de los directores de RR. HH. afirman mostrarse sensibles a los gestos y a la postura de los candidatos. Estos resultados coinciden con uno de los estudios clásicos en la materia, el de Albert Mehrabian (psicólogo estadounidense de origen iraní, nacido en 1939) que avanza que un mensaje emocional (sentimiento o estado de ánimo) sigue la regla de las 3V y comprende:

• 55 % de no verbal (comunicación visual);
• 38 % de paraverbal (comunicación vocal);
• y solo 7 % de verbal (contenido).

Sin embargo, hay que matizar estas consideraciones, ya que generalmente no aparecen en todos los discursos neutros (observaciones técnicas, clases, etc.).

La congruencia

Para optimizar la comunicación, estas tres formas de lenguaje deben ser coherentes. Si se envían al mismo tiempo dos discursos procedentes de dos canales diferentes y que ofrecen indicios distintos, es más que probable que el destinatario no reciba correctamente el mensaje global. Por ejemplo, no se recomienda darle un apretón de manos a alguien murmurando «buenos días» sin mirarle, ni decir «estoy de acuerdo con su propuesta salarial» mientras rehúyes la mirada de tu interlocutor, tampoco que te pongas la mano delante de la boca o que sonrías falsamente.

Ahora que somos conscientes del poder de persuasión del cuerpo, analicemos la gramática de las posturas y de los gestos más reveladores, dividida en actitudes corporales positivas y negativas. No obstante, cuidado, porque algunos gestos pueden tener varios significados diferentes dependiendo de la situación.

Finalmente, más allá del hecho de que este procedimiento te permitirá aprender nuevos aspectos de tu comunicación, tendrás que recordar que conocer las señales corporales también debería ayudarte a descifrar el comportamiento gestual de tus interlocutores. Apoyándonos en las numerosas investigaciones de grandes especialistas en el ámbito de las señales corporales, en particular en las del psicólogo belga Joseph Messinger (1945-2012), podemos afirmar que, permaneciendo atentos a nuestro cuerpo y al de los demás, lograrás dar la impresión que deseas y descifrar los mensajes no verbales emitidos.

La silueta

• La cabeza. Aunque la mayoría de la gente inclina naturalmente y a menudo la cabeza, no se dan cuenta del mensaje que envían al hacerlo. Inclinada hacia la derecha, se refiere al polo racional; hacia la izquierda, apela a lo emocional. Finalmente, mantenerla alta transmite una seguridad y una confianza en uno mismo que puede rozar el desdén. Por ello, no se aconseja utilizar esta última postura demasiado a menudo, ya que corres el riesgo de parecer agresivo y arrogante. Durante una reunión, vela por que tu cuerpo nunca manifieste sumisión corporal: la cabeza baja, por ejemplo, se traduce por renuncia o derrota, y recuerda a la abnegación de un escolar o a la de un niño frente a la autoridad, y también puede revelar tristeza.

Pequeño truco