MARÍA TERESA RUIZ es licenciada en Astronomía por la Universidad de Chile y doctora en Astrofísica por la Universidad de Princeton. Actualmente desarrolla su investigación académica en el Departamento de Astronomía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y dirige el Centro de Excelencia de Astrofísica y Tecnologías Asociadas (CATA).
En 1997 fue galardonada con el Premio Nacional de Ciencias Exactas de Chile y recibió la Medalla Rectoral, en el año 2000 le fue otorgada la Condecoración Amanda Labarca. Desde 2015 es presidenta de la Academia de Ciencias del Instituto de Chile. En el año 2000, además, obtuvo la beca Guggenheim; en 2013 el Advancement of Women Award entregado por el Scotiabank y el Premio Mujer ZONTA, y en 2017 el Premio L'Oreal-UNESCO La mujer y la ciencia.
Es directora de Comunidad Mujer. Ha publicado más de doscientos artículos científicos internacionales y cinco libros relacionados con temas astronómicos para el público general y para niños y jóvenes.
Para Fernando y Camilo, mis compañeros de ruta.
Imágenes
IMÁGENES
La Vía Láctea, nuestra galaxia, contiene 100 mil millones de estrellas y tiene forma de remolino. © ESO / Brunier
El telescopio VLT de la ESO en Paranal apunta su rayo láser al centro de la Vía Láctea.
Telescopio Gemini Norte en Mauna Kea, Hawai (USA). © Gemini Observatory
Telescopio Gran TECAN en Observatorio La Palma, Canarias (España). © R. Rebolo
El Observatorio Interamericano de Cerro Tololo (NSF/AURA/NOAO) fue el primer observatorio internacional que se instaló en territorio chileno. Su telescopio más grande, llamado Víctor Blanco, de 4 metros de diámetro.
Telescopio Gemini Sur, de ocho metros de diámetro (NSF/AURA/Gemini), en Cerro Pachón. En la distancia se ven los telescopios de Observatorio Tololo. © Gemini Observatory
Panorama del Observatorio La Silla (Observatorio Europeo Austral). El telesco
pio de 3,6 metros se distingue sobre el fondo de estrellas con su cúpula blanca. © ESO/JFS
Observatorio Las Campanas (Carnegie Institute for Science). A la izquierda se alcanza a ver la cúpula blanca del telescopio Du Pont de 2,5 metros de diámetro; a la derecha se ven los dos telescopios Magallanes (Baade y Clay) de 6,5 metros.
Observatorio Paranal (ESO). Los cuatro telescopios VLT con espejos de ocho metros de diámetro cada uno se preparan para una noche de observación.
Antenas de ALMA en Chajnantor, la rotación de la Tierra muestra los caminos que trazan las estrellas. © ESO / B. Tafreshi (twanight.org)
Las antenas de ALMA desplegadas en la llanura de Chajnantor, a 5000 metros de altura. Al fondo se ve el volcán Licancabur. © Clem & Adri Bacri-Normier (wingsforscience.com) / ESO
La galaxia NGC 1232 es de tipo espiral. Si pudiéramos observar a la Vía Láctea desde fuera, se vería muy parecida a NGC 1232 y el Sol se encontraría a mitad de camino entre su centro y el borde. © ESO
Ilustración de cómo se vería desde la Tierra el choque entre la Vía Láctea y la galaxia Andrómeda.
Las galaxias NGC 5426 y NGC 5427 se preparan para un abrazo que las hará bailar juntas por cientos de millones de años hasta terminar completamente fusionadas en una sola galaxia que estará compuesta por las estrellas de ambas. © ESO
Cumulo de galaxias Abell 1689. Contiene miles de galaxias de todos tipos y tamaños. © NASA/HST
Simulación computacional de la apariencia del universo a gran escala. La materia se concentra en súper-cúmulos de galaxias que forman una estructura similar a una telaraña. © ESO
Choque de partículas en el Acelerador de Hadrones del CERN. © CERN/Lucas Taylor
Messier 78, una nebulosa de reflexión en Orión. El color azul revela que la luz de las estrellas en la nebulosa se refleja en ella como si estuviera formada por millones de pequeños espejos. © ESO / Igor Chekalin
NGC 602, una nebulosa en la galaxia Nube Menor de Magallanes, donde se están formando nuevas estrellas. © NASA, ESA and the Hubble Heritage Team (STScI/AURA) – ESA / Hubble Collaboration
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