María Teresa Andruetto, de nacionalidad argentina, es narradora, poeta, ensayista y promotora de lectura. Sus reflexiones sobre el estado actual de la literatura para niños y jóvenes han abonado a favor del posicionamiento de esta literatura en el campo literario y académico. Desde hace treinta años ha colaborado activamente en la formación de maestros, en la dirección de colecciones infantiles, en la creación de planes de lectura, en la redacción de revistas especializadas y en la fundación de centros de estudio, como el Centro de Difusión e Investigación de la Literatura Infantil y Juvenil (CEDILIJ). Ha publicado obras para niños y adultos, varias de ellas han recibido reconocimientos como el Premio Luis de Tejeda, el Premio Novela del Fondo Nacional de las Artes, el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil y el Premio Hans Christian Andersen, considerado el más importante en el campo de la literatura infantil y juvenil.
La lectura, otra revolución
ESPACIOS PARA LA LECTURA
La lectura, otra revolución
María Teresa Andruetto
Primera edición, 2014
Primera edición electrónica, 2014
Colección dirigida por Socorro Venegas
Edición: Angélica Antonio Monroy
Formación del libro impreso: Miguel Venegas Geffroy
Viñeta de portada: Mauricio Gómez Morin
© 2014, María Teresa Andruetto
D. R. © 2014, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
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ISBN 978-607-16-2333-1 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
Como fuente primaria de información, instrumento básico de comunicación y herramienta indispensable para participar socialmente o construir subjetividades, la palabra escrita ocupa un papel central en el mundo contemporáneo. Sin embargo, la reflexión sobre la lectura y escritura generalmente está reservada al ámbito de la didáctica o de la investigación universitaria.
La colección Espacios para la Lectura quiere tender un puente entre el campo pedagógico y la investigación multidisciplinaria actual en materia de cultura escrita, para que maestros y otros profesionales dedicados a la formación de lectores perciban las imbricaciones de su tarea en el tejido social y, simultáneamente, para que los investigadores se acerquen a campos relacionados con el suyo desde otra perspectiva.
Pero —en congruencia con el planteamiento de la centralidad que ocupa la palabra escrita en nuestra cultura— también pretende abrir un espacio en donde el público en general pueda acercarse a las cuestiones relacionadas con la lectura, la escritura y la formación de usuarios activos de la lengua escrita.
Espacios para la Lectura es pues un lugar de confluencia —de distintos intereses y perspectivas— y un espacio para hacer públicas realidades que no deben permanecer sólo en el interés de unos cuantos. Es, también, una apuesta abierta en favor de la palabra.
Índice
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María Teresa Andruetto, la única escritora latinoamericana ganadora del Premio Hans Christian Andersen, es autora de ideas revolucionarias. Es ella quien habla de que la literatura para niños no necesita adjetivos, y también quien advierte que para que esto sea una realidad patente, esta literatura debe exigirse a sí misma, sin concesiones, ir en contra de los lugares comunes: ser lo contrario de lo que se espera de ella, y “no para dar respuestas, sino para generar preguntas”.
En este libro, Andruetto plantea una serie de interrogantes sobre el lenguaje, la memoria, la tarea de mediadores, escritores y maestros, y las convenciones que rodean al acto de leer y de escribir, pero también de publicar, pues hay libros que llegan a manos de lectores en los que el autor o el editor nunca pensó. Leída por adultos y jóvenes, y con obras consideradas crossovers , Andruetto sabe muy bien que hay una voz secreta y honda en la literatura, una voz que busca, sin prejuicios, a su lector.
En estos textos dedica un papel preponderante al mediador, quien puede ser capaz de comunicar mundos distantes. Por ejemplo, en su ensayo sobre la poesía y los niños, muestra algunos poemas dirigidos a adultos que, sin embargo, serían deliciosas experiencias para los más pequeños. Y ahí es donde se vuelve determinante la labor de un mediador de lectura, quien logra tender puentes donde no existía, aparentemente, ninguna posibilidad de conexión.
Decir que Andruetto nos cuestiona no es lo preciso, Andruetto nos desafía y nos invita a mirar desde otro ángulo. Esto es claro cuando habla sobre la dificultad de leer. A menudo se pondera un disfrute de la lectura que deja fuera su complejidad: la dificultad de enfrentarnos a textos que nos superan, que no comprendemos a la primera, pero que siembran una semilla que germinará inesperadamente en otro momento de mayor madurez lectora. Para superar esta dificultad es necesario que el mediador abra el camino también a esos textos difíciles, que no se conforme con que los lectores lean lo que sea, con tal de que lean. Hay que acercarles los mejores libros, si no lo hacemos, ¿cómo esperamos que rechacen un libro malo?
“Quitarle la magia a los programas de lectura”, pide Andruetto, en un momento en que las iniciativas para crear campañas, organizar congresos y hacer encuestas se multiplican. Este llamado me parece importante porque viene de una mujer cuya primera vocación fue ser maestra y ha trabajado por años con niños y jóvenes en talleres de lectura y escritura. Su vida y su obra son testimonio del sentido social que puede tener el trabajo de un autor.
Comparto con ella la visión de que leer significa “recuperar la condición humana”, de que es necesario ir más allá y proponer, junto con el gozo de leer y abrazar las palabras, una lectura crítica y transformadora. Por su experiencia como docente, Andruetto considera a la escuela como igualadora social, porque reduce la brecha entre los niños que provienen de hogares donde el libro está presente y los que no.
Andruetto también escribe sobre el autoconocimiento a partir de la creación literaria. La significación personal de lo que escribimos se alimenta de un bien común, señala, por eso se devuelve a la sociedad. El escritor como testigo, dueño de un olfato para seguir el rastro del mundo, y el escritor como imaginador que intuye lo que pudo haber sido. Una especie de bisagra o guardián del tiempo de las palabras, alguien que testifica y transforma y presta a otros la voz que les falta.
El camino de la lectura es el de la libertad, pero en América Latina, el contexto abarcado por Andruetto, se trata de una libertad difícil por la gran desigualdad que hay en nuestros países. El derecho a la lectura no está garantizado para todos, por eso cobra mayor relevancia la concepción de la lectura como un bien público, un derecho que debe ser de todos. Andruetto recupera la reflexión sobre el tema de la inclusión en su conferencia “Que todos signifique todos, pero ¿qué significa todos?”. Es cierto que la lectura no es lo que fue hace mucho: “posibilidad, privilegio y poder reservados a muy pocos”, pero justamente porque hoy el acceso es mayor, aunque insuficiente, es pertinente volver a pensar qué significado y qué posibilidades tiene ese acto tan simple y siempre sorprendente que es acompañar a alguien en sus primeras lecturas.