Karl von Frisch - Doce pequeños huéspedes
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Doce pequeños huéspedes: resumen, descripción y anotación
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Empecemos presentando a los protagonistas: la mosca común, el mosquito, la pulga, la chinche, el piojo, la polilla, la cucaracha, el pulgón, la hormiga, el pececillo de plata, la araña y la garrapata. Doce pequeños huéspedes que en un momento u otro se cruzarán en nuestras vidas, aparecerán en nuestra casa sin invitación y se dedicarán a hacernos la vida un poco más incómoda. ¿Pero quién se ha tomado la molestia de observarlos de cerca, de estudiar sus hábitos? Este libro es una indagación apasionante sobre seres minúsculos a los que apenas prestamos atención, excepto cuando nos pican, corretean por los suelos de nuestra casa o devoran nuestra comida. El Premio Nobel Karl von Frisch nos descubre las singulares costumbres de estos animalillos sobre los que en realidad apenas sabemos nada, pero que tienen vidas realmente interesantes, y una gran capacidad para adaptarse al medio y para sobrevivir en condiciones extremas.
Karl von Frisch
La vida secreta de las incómodas criaturas que se cuelan en nuestros hogares
ePub r1.1
Titivillus 29.09.17
Título original: Zwolf kleine hausgenossen
Karl von Frisch, 1976
Traducción: Pedro Gálvez
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
KARL R. VON FRISCH (Viena, 20 de noviembre de 1886 - 12 de junio de 1982, Múnich). Estudió zoología en la Universidad de Múnich. Su labor investigadora se desarrolló en el Instituto de Zoología de la Universidad de Rostock y en el de Breslau. Es considerado uno de los padres de la etología.
En 1910 comenzó con estudios sobre peces probando que podían distinguir colores y brillo. También trabajó sobre la capacidad auditiva y la capacidad de distinguir sonidos demostrando que es superior en esta clase al de los humanos.
En 1919 comenzó a estudiar los insectos, específicamente las abejas, demostrando que siendo entrenadas, pueden diferenciar varios gustos y olores y que el sentido del olfato es similar al de los humanos, pero el sentido del gusto es diferente.
Pudo demostrar que, mediante determinados movimientos que llamamos danza de la abeja, y mediante el movimiento vibratorio del abdomen las abejas exploradoras informan al resto de la colmena de dónde se encuentra la fuente de alimento, señalando la dirección y la distancia.
En 1949 pudo demostrar, utilizando luz polarizada, que las abejas utilizan el Sol como compás para orientarse, recordando los patrones de polarización presentados por el cielo en diversas horas del día y de la localización de señales previamente encontradas.
Sin duda sus aportes a la apicultura fueron enormes, dado que de ellas se desprendieron conocimientos como el rango de acción de la especie Apis mellifera.
Se le otorgó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973 compartido con Konrad Lorenz y Nikolaas Tinbergen por sus descubrimientos sobre la organización y el desencadenamiento de las pautas de la conducta individuales y sociales.
[1] La trompa picadora y chupadora, como una delicada aguja hueca, se encuentra dentro del labium, que forma una vaina robusta, abierta en la punta, y que se dobla hacia atrás en forma de asa en el momento de taladrar; el extremo inferior, que se aplica a la piel, sirve de guía para la aguja que penetra.
[2] La piretrina se obtiene del pelitre (Anacyclus pyretrum), un género de plantas compuestas emparentadas con nuestra margarita pero oriundas de los países de clima cálido. Las anteras de la flor, puestas a secar y finamente molidas, contienen sustancias venenosas para los insectos, por lo que se usan como base en muchos insecticidas.
[3] La cera viscosa es producida por los tres pares de glándulas sericígenas alveolares. Las hebras que forman el armazón de apoyo seco de la tela provienen de los dos pares de fuertes glándulas tubuloalveolares, cuyo par anterior llega hasta el prosoma de la araña. Los puntos de sutura de los hilos de soporte y de las hebras tensoras en las ramitas y en otros objetos son reforzados con las secreciones de unas pequeñas glándulas ceríferas especiales, situadas en las inmediaciones de las hileras. Los fuertes hilos para el capullo de los huevos son producidos por tres pares de glándulas tubulosas, cuyas terminaciones pueden verse en el dibujo al lado de las glándulas alveolares.
LA MOSCA COMÚN
EL MOSQUITO
LA PULGA
LA CHINCHE
LOS PIOJOS
LA POLILLA DE LA ROPA
LA CUCARACHA
LOS PULGONES
LAS HORMIGAS
EL PECECILLO DE PLATA
LAS ARAÑAS
LAS GARRAPATAS
Atrás queda la hora de la comida en un ardiente día de verano. Un hombre cansado se dispone a echarse una breve y bien merecida siesta. Sus pensamientos atraviesan ya las puertas que conducen del reino de la realidad al país de los sueños. Pero una mosca común, también llamada doméstica, que ejecuta sus vueltas aéreas por la alcoba, elige precisamente la frente del buen hombre como lugar de descanso. No muerde, no pica, pero le hace cosquillas. Demasiado ágil como para dejarse matar de un manotazo, no lo suficientemente lista como para buscarse otro sitio de reposo después de varias experiencias adversas, puede llevar hasta el paroxismo de la furia a aquellas personas con tendencia a perder los estribos. Sin lugar a dudas: ¡una criatura insoportable!
Cuando llega el invierno y han caído las primeras nieves, quizá sienta nuestro hombre una predisposición más benévola, pues, en el fondo, se interesa por todo cuanto esté animado. Afuera, el reino de las plantas está sumido en su largo sueño hibernal, las alegres avecillas, con esa movilidad que nosotros envidiamos, han emigrado en su mayoría, y retozan y revolotean en algún lugar del sur, bajo un cielo azul y soleado; lo que puebla los aires en el estío, como las mariposas y otros pequeños seres por el estilo, parece haberse extinguido; y así, ante estas circunstancias, casi se siente uno agradecido cuando una mosca solitaria hace acto de presencia en la habitación. Se tiende entonces a no ver en esa «insoportable criatura» una plaga del demonio, sino una creación de la naturaleza, y a preguntarse si no tendrá también sus aspectos agradables.
Una cierta gracilidad no se le podrá negar a la mosca. Parece estar preocupada también por la limpieza; al menos puede observarse, y no en raras ocasiones, cómo se acicala, ágil y minuciosamente, cabeza, alas y patas. Hasta se estaría dispuesto a extenderle sin reparos un certificado de aptitud en lo que a eso respecta. Mas, por otra parte, se distingue por algunas malas costumbres que hacen de ella un ser francamente peligroso. No vamos a cantar, por tanto, con demasiada anticipación sus alabanzas, sino que investigaremos primero cuáles son sus modos y costumbres. Como gente ordenada que somos, trataremos ante todo de clasificarla dentro del reino animal.
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