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JAMES EADE (USA, 1957) comenzó a tomarse en serio el ajedrez en 1972, cuando Bobby Fischer pasaba como un vendaval por el mundo del ajedrez. Compitió con sus equipos de bachillerato y universidad y obtuvo el título de maestro de ajedrez de la Federación Estadounidense de Ajedrez (USCF) en 1981. En 1984 fue nombrado, además, maestro por correspondencia de la USCF. Las organizaciones internacionales le concedieron el título de maestro por correspondencia en 1990 y el de maestro FIDE en 1993. No obstante, su carrera como ajedrecista se ha orientado gradualmente hacia la escritura, la organización de torneos y la enseñanza del ajedrez.
Es autor de otros tres libros de ajedrez: Remember the MacCutcheon, San Francisco, 1995 y The Chess Player’s Bible. Ha escrito muchos artículos para diversas revistas y ha sido editor de Golden Gate Chess News y California Chess Journal.
En 1991 comenzó a interesarse en las organizaciones políticas del ajedrez y fue elegido ese mismo año vicepresidente de CalChess, la Asociación de Ajedrez del Norte de California. En 1995 fue proclamado presidente de CalChess y también obtuvo el cargo de presidente de la organización Periodistas de Ajedrez de Estados Unidos. En 1996 lo eligieron para formar parte de la dirección política de la USCF. La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) lo nombró presidente de zona para Estados Unidos de 2000 a 2002 y es fideicomisario de la organización U. S. Charitable Chess Trust desde el año 2000.
Para Sheri, por soportar con alegría a los locos del ajedrez.
Título original: Ajedrez para Dummies
James Eade, 2011
Traducción: Parramón Ediciones S.A.
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2

Agradecimiento
Q uisiera agradecer a Sheri Anderson su apoyo a lo largo de este proyecto.
También quisiera agradecer a mis editores, Sherri Pfouts, Kristin DeMint y Jon Edwards, su apoyo en esta edición. M. L. Rantala me ayudó muchísimo con el glosario, el cual no podría haber terminado sin su colaboración.
Quiero agradecerle a mi padre, Arthur Eade, que me haya enseñado a jugar al ajedrez, y a mi madre, Marilyn, por su conmovedor pedido por anticipado de este libro. Finalmente, un agradecimiento especial a Lore McGovern, quien fue la fuerza que me impulsó desde el principio hasta el final.
Introducción
A algunos ajedrecistas les disgusta que se diga que el ajedrez es un juego. Piensan que al hacerlo uno convierte en algo trivial lo que, en realidad, es una actividad intelectual profunda. Sin embargo, por mucho que lo intenten, los entusiastas del ajedrez no logran situarlo por derecho propio entre las artes ni entre los deportes. Lo asombroso que el ajedrez tiene elementos de todos esos campos, pero sigue siendo un juego.
Personalmente, prefiero pensar que el ajedrez es un juego, el mejor que se ha inventado. Tanto ingenieros como poetas amantes del verso libre disfrutan de él. Impone unas reglas y tiene límites finitos, pero cuando uno empieza a pensar que «por fin» está resolviendo sus misterios, se lleva una sorpresa. Por ello el ajedrez es a veces frustrante, aunque con mucha más frecuencia es sorprendente y delicioso. Cuanto más se adentra uno en el ajedrez, más secretos desentierra, pero lo más interesante es que nadie lo ha agotado.
Incluso los potentes ordenadores actuales están muy lejos de jugar la partida de ajedrez perfecta. Para dominar el ajedrez es preciso combinar un tipo de disciplina que suele asociarse con las ciencias exactas y una libertad creativa semejante a la inspiración de los artistas. Pocas personas tienen un desarrollo igualmente bueno en ambos aspectos, y no hay muchas actividades que contribuyan a alcanzarlo.
Sin embargo, el ajedrez es una de esas actividades.
El científico lento pero tenaz se ve obligado a echar mano de sus energías creativas para jugar bien. El artista extravagante, a su vez, debe aferrarse a ciertos principios específicos o afrontar la dura realidad de una partida perdida. El ajedrez no es solo una excelente herramienta educativa que ayuda a fortalecer el hemisferio izquierdo del cerebro, sino, también, una fuente inagotable de placer.
Muchas personas, cuando se enteran de que juego al ajedrez, piensan que soy muy inteligente. En lugar de eso, deberían pensar que dispongo de mucho tiempo libre. A lo largo de la historia han jugado al ajedrez personas que tienen más tiempo libre que la mayoría de la gente, pero no necesariamente con una inteligencia superior. Si no crees ser uno de los más inteligentes de tu escuela o de tu trabajo, no te desanimes.
De hecho, los monitores de ajedrez pueden enseñar las reglas del juego a niños de preescolar (tal vez no puedan hacer que los más pequeños dejen de mordisquear las piezas, pero sí pueden enseñarles cómo jugar). Tanto es así que cualquiera puede aprender a jugar al ajedrez si tiene un poco de tiempo libre; ni siquiera tiene que ser mucho.
Acerca de este libro
Este libro está pensado para ayudarte a convertirte en un mejor ajedrecista. Por una parte, contiene mucha información y consejos sobre cómo jugar. En estas páginas también se encuentra la terminología específica del mundo del ajedrez, algo que para muchos es casi tan importante como saber jugar, ya que una parte de la diversión del ajedrez es el elemento social que surge al analizar las partidas de los demás. Por otra parte, este libro te aconseja cómo cuidar los modales cuando te sientes a jugar y eso también te hará mejor jugador.
What’s New in This (2nd) Edition
In this edition, I’ve made quite a few updates to stay with the times and to help you improve your play. Among the updates are the following:
I use chess notation more liberally than in the first edition, so if you want to be able to read notated games well, this book provides plenty of opportunities to hone your skills. With the exception of a couple of chapters, however, it isn’t essential for you to be familiar with the notation.
I’ve included new material on two helpful subjects: combinations, which are sequences of forcing moves that rely on tactics to achieve an advantage, and pawn formations, which are pawn configurations associated with specific chess openings. You can find that material in Chapters 5 and 9, respectively.
Not too long ago, the only way to get information on chess was from books and magazines. Now, numerous chess videos, CDs, DVDs, and Web sites are dedicated to various aspects of the game. This edition includes references to helpful sites in your hunt for chess knowledge.