• Quejarse

Giorgio Vallortigara - Cerebro de gallina

Aquí puedes leer online Giorgio Vallortigara - Cerebro de gallina texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2005, Editor: ePubLibre, Género: Ordenador. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Giorgio Vallortigara Cerebro de gallina

Cerebro de gallina: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Cerebro de gallina" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Giorgio Vallortigara: otros libros del autor


¿Quién escribió Cerebro de gallina? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Cerebro de gallina — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Cerebro de gallina " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Por qué a veces la gallina duerme con un ojo abierto Cómo puede sin - photo 1

¿Por qué a veces la gallina duerme con un ojo abierto? ¿Cómo puede, sin lenguaje, desarrollar inferencias o entender la geometría? ¿Qué sabe de lo que hay tras la esquina? ¿Y qué puede enseñarnos todo ello sobre el modo en el que funciona el cerebro humano?

No nos cuesta reconocer que muchas áreas de la Ciencia deben rendir tributo de reconocimiento a criaturas incluso muy alejadas de nosotros, desde la mosca de la fruta a Escherichia coli, la bacteria huésped del intestino humano. Pero ¿qué podemos decir del estudio de la mente? En estos años etólogos, psicólogos experimentales y neurocientíficos han proporcionado una importante contribución para la comprensión de los procesos mentales, pero el hecho de que muchas de estas adquisiciones sean el resultado de la paciente y meticulosa experimentación sobre el comportamiento y sobre el sistema nervioso de criaturas consideradas cognitivamente humildes no se aprecia plenamente. ¿Cuánta parte de nuestro proceso cognitivo es posible descifrar usando como modelo el denigrado «cerebro de gallina»? (La expresión italiana «cerebro de gallina» corresponde a la expresión española «cerebro de mosquito», es decir, sinónimo de limitadas capacidades cognitivas).

Vallortigara, especialista en Psicología Comparada y neurocientífico, nos conduce en un viaje de exploración de las complejidades de la mente cuya guía (o cuyo pretexto) es, precisamente, el cerebro de la gallina.

Giorgio Vallortigara ha llevado a cabo investigaciones en el Centre for Neuroscience, en la Universidad de Sussex en Gran Bretaña y en la actualidad es profesor de Neurociencia y subdirector del Center for Mind/Brain Sciences de la Universidad de Trento en Italia. Además es profesor asociado de la School of Biological, Biomedical and Molecular Sciences de la Universidad de New England en Australia.

Giorgio Vallortigara Cerebro de gallina Visitas guiadas entre Etología y - photo 2

Giorgio Vallortigara

Cerebro de gallina

Visitas (guiadas) entre Etología y Neurociencia

ePub r1.0

TaliZorah05.01.14

Título original: Cervello di gallina. Visite (guidate) tra etología e neuroscienze

Giorgio Vallortigara, 2005

Traducción: Mari Luz Perea Costa

Diseño de portada: Pietro Palladino y Giulio Palmieri

Editor digital: TaliZorah

ePub base r1.0

Prólogo Edoardo Boncinelli Podríamos estar horas observando a los animales - photo 3

Prólogo

Edoardo Boncinelli

Podríamos estar horas observando a los animales, sobre todo a los más cercanos a nosotros. Es difícil renunciar a la fascinación que se desprende de ese conjunto de acciones, espontáneas o condicionadas, unidas presumiblemente entre ellas por un hilo de causalidad cuyos detalles a menudo se nos escapan llamado comportamiento.

Sólo los animales se comportan, es decir, se mueven, para cumplir determinadas funciones o para conseguir ciertos fines. El mundo inanimado no tiene ni fines ni funciones. La función aparece con las primeras formas de vida. No existe metabolismo ni fisiología sin estructuras orgánicas, pequeñas y grandes, interrelacionadas de tal manera que nos parezcan destinadas a cumplir una función. Así, se dice que la membrana externa tiene la función de proteger el interior de la célula, permitiendo a su vez la comunicación con el exterior; que los ribosomas tienen la función de llevar a cabo la síntesis de proteínas; que las mitocondrias producen la energía necesaria para todas las actividades celulares y así sucesivamente.

Incluso las células más sencillas muestran un embrión de comportamiento: se alejan de una fuente de sustancias tóxicas y se acercan a una de material nutriente. Podemos considerar estas sencillas respuestas a los estímulos del ambiente como funciones, como conjunto de funciones o como comportamientos, aunque sean elementales.

Los organismos pluricelulares, por su parte, deben garantizar una determinada organización de las funciones de las células de las que están compuestos y sobre todo controlar la actividad del cuerpo en su totalidad, actividad que se evidencia fundamentalmente como movimiento o, mejor dicho, como aquella serie coordinada de movimientos que llamamos acción. Para que esto ocurra es necesario un sistema nervioso que reciba los estímulos, los elabore y produzca una acción. Ascendiendo a lo largo de la cadena evolutiva, lo que parece conducirnos a nuestra especie, el sistema nervioso se presenta cada vez más centralizado y «cefalizado». Adquiere progresivamente mayor importancia el cerebro, una especie de elaborador central colocado en la cabeza donde se concentran a su vez los principales órganos de los sentidos. Las informaciones sensoriales confluyen en el cerebro, del que parten las órdenes para la acción. Solemos llamar mente a todo lo que se interpone entre estos dos momentos.

Sobre la mente, y sólo sobre ella, disponemos de dos tipos distintos de información: la que se deriva de la observación del mundo externo, es decir, del comportamiento de nuestros semejantes y de los animales, y la que se deriva de nuestra experiencia interior, es decir, de la percepción y, eventualmente, del análisis de nuestros pensamientos, sentimientos, motivos y razones. Este estado de la situación, al cual por otra parte estamos acostumbrados, representa uno de los problemas más difíciles de resolver en el ámbito de nuestros intentos para entender algo del mundo o incluso el mismo drama central. Como no tenemos experiencia directa de nuestro mundo interior ni, con algunas limitaciones, de la motivación de nuestras acciones, asumimos que procesos análogos a los que observamos en nuestro caso se producen en la cabeza de nuestros semejantes y, mutatis mutandis, en la de los animales con los que tenemos mayor contacto. Tal asunción es fundamental para nuestra vida cotidiana, pero no deja de ser una asunción que genera numerosas dificultades teóricas, definidas por los filósofos ya desde hace tiempo y evidenciadas sin piedad por la época en la que vivimos. Empezando por el concepto mismo de mente.

Tal concepto deriva esencialmente de la observación hecha sobre nosotros mismos pero se ha impuesto y, por así decirlo, ha sustituido a la observación del comportamiento de los seres vivos. El resultado es que no sabemos decir ni qué es la mente ni dónde está. El conductismo americano de la primera mitad del siglo XX intentó resolver este problema, haciendo todo lo posible para no considerar la noción de mente pero desarrolló demasiado este protocolo pragmático y la comunidad científica se vio relegada progresivamente a una actitud tan exasperada como exasperante, sobre todo cuando se aplicaba a los seres humanos. En los últimos cincuenta años hemos asistido a la recuperación del concepto de mente aunque en realidad más como asunción que como hipótesis de trabajo.

El mejor antídoto contra estas dificultades y contra estos dramas intelectuales es la observación paciente y «asentada» de sujetos no humanos, lo cual constituye el fascinante trabajo de Giorgio Vallortigara, quien ha versado en este gozosísimo libro los tesoros cognoscitivos y especulativos de años de estudio, propio y de otros científicos. Su objeto de observación preferido es el pollo. De esta ave, y no sólo de ella, nos cuenta cosas interesantísimas, enmarcadas en una amplia problemática etológica y con los ojos constantemente abiertos para percibir eventuales coincidencias o discrepancias entre su mente y la nuestra. La cual está poseída por el deseo de conocer y conocerse.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Cerebro de gallina»

Mira libros similares a Cerebro de gallina. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Cerebro de gallina»

Discusión, reseñas del libro Cerebro de gallina y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.