• Quejarse

Boris Vian - El otoño en Pekín

Aquí puedes leer online Boris Vian - El otoño en Pekín texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Género: Prosa. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover
  • Libro:
    El otoño en Pekín
  • Autor:
  • Genre:
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El otoño en Pekín: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El otoño en Pekín" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Esta mañana Amadís Dudu ha perdido el autobús. Tal inconveniente, lejos de resolverse normalmente, supone para Dudu el comienzo de una serie de extraordinarias aventuras que no tardarán en conducirle al gran desierto de Exopotamia. Allí, precisamente porque se trata de un desierto, Dudu entabla conocimiento con una multitud de personajes pintorescos, al tiempo que se ve involucrado en el extravagante proyecto de construcción de una línea ferroviaria. Naturalmente, ni Pekín ni el otoño tienen nada que ver con todo esto. De hecho, aquí casi nada tiene que ver con nada, y no se hace necesario que nadie saque conclusiones. No obstante, si el lector se empeña en ello, no será difícil que, a través de la delirante y cómica peripecia de Dudu, llegue a ese centro secreto en torno al cual gira la obra entera de Boris Vian y en el cual, entrelazados, se esconden el amor y la muerte.

Boris Vian: otros libros del autor


¿Quién escribió El otoño en Pekín? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El otoño en Pekín — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El otoño en Pekín " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Boris Vian El otoño en Pekín Título original LAutomme à Pekin Traducción - photo 1

Boris Vian

El otoño en Pekín

Título original: L'Automme à Pekin

Traducción: Juan García Hortelano

© 1956 by Editions de Minuit

Traducción: © Editorial Bruguera, S. A. – 1981

UN PRÓLOGO INTERRUMPIDO

El destino de la obra literaria es múltiple como la literatura misma, esa otra vida de la vida. A veces coincide plenamente el destino de la obra con el destino de su autor; a veces, poco; a veces, nada. La obra tiene su propia existencia y, como decía aquel amigo de Boris Vian, hay existencias pero no hay esencias. Encontramos destinos de obras literarias faustos y encontramos destinos infaustos, los hay patéticos y trágicos, ridículos, injustos, pomposos, circunstanciales o eternos, normalitos; por eso, hay historia literaria. Ningún amor (a una mujer o a la libertad) y ninguna muerte son iguales; por eso, hay novelas. La historia de los autores es biografía y no guarda mayor relación con la historia literaria que la hagiografía con la teología.

La obra literaria de Boris Vian tuvo un destino de novela, que sólo parcialmente coincidió con la existencia de su autor, quien llevó la vida de señorito inteligente que le correspondía. Es aventurado aceptar la conocida tesis de que a Vian lo mató su obra, pero quizá sí le ayudó a morir. En todo caso, la obra no tuvo el acontecer que le correspondía. La narración literaria, que aquí empieza, sobre la obra literaria de Boris Vian pretende eludir las confluencias subterráneas de ambos destinos, el psicologismo y las cuestiones metodológicas. La Obra Incomprendida De Un Autor Apreciado no sería mal título para contar los hechos y plantear las consabidas interrogantes.

– Un momento, un momento… -se oye exigir, en este preciso instante, a una voz vagamente conocida-. ¿Adónde pretende ir usted a parar?

La crítica, filológica o estructuralista, ha iluminado en los últimos diez años la obra de Vian con la suficiente suficiencia, eficiencia y luminotecnia, espoleada por un suplemento de mala conciencia. En rigor, que suele ser el talante de la crítica especializada, la obra de Vian no parece ofrecer demasiados problemas formales. Rigurosamente hablando, las ideas de Vian pueden reducirse a cuatro (y tres de prestado), como no podía ser menos tratándose de un novelista de calidad. Pero esto no ha sido obstáculo para que tardíamente intente desmenuzarse una obra que se escurre viscosamente de las pinzas analíticas. Parece, pues, más sensato tratar de llegar a esta literatura tan literaria, tan transparente, relatando los avatares a los que estuvo sujeta. La obra de Vian exige apenas ser descifrada, no necesita incitaciones a su lectura, es una obra fundamentalmente para lectores y, fundamentalmente, plantea misterios a los que poco afectan las respuestas académicas.

– Ya le veo a usted engolfándose en la indeterminación -acusa la voz-, regodeándose en la ambigüedad de lo que usted llama literatura (y que deja usted reducida al placer de leer), disponiéndose a una jira anecdótica con la mochila cargada de esas noticias biobibliográficas que el paciente lector puede encontrar en cualquier contracubierta de un libro de Vian. ¡Qué desdichada manera -añade la voz, con admonitoria severidad- de desperdiciar la ocasión que generosamente se nos ha ofrecido de prologar El otoño en Pekín…!

No cabe duda que 1947 fue un año en que la sociedad culta y los medios profesionales de la ciudad de París denotaron una sorprendente falta de olfato y una insensibilidad pasmosa. La guerra estaba muy reciente y debe recordarse a favor de aquellos insensibles que toda postguerra genera el convencimiento de que una nueva era ha comenzado. Esta predisposición mesiánica suele equivocar en cuanto a los signos premonitorios de los nuevos tiempos. Por lo pronto, en este año IX después de La Náusea, se publican Murphy, de Samuel Beckett, El otoño en Pekín y La espuma de los días (¡qué doblete…!), de Boris Vian.

Un oscuro secretario (de James Joyce) decide afrancesarse y consigue publicar, chez Bordas, una novela que ya había sido editada nueve años antes en Londres y cuya edición casi íntegra fue pasto de las bombas alemanas. De Murphy, primera novela francesa de Beckett, se venden en este año de 1947 dos docenas de ejemplares y menos de cien unidades hasta 1951, fecha de aparición de Molloy. Lo relevante es que Murphy no suscitó ni una reseña crítica. Ahora bien -por los cuentos de hadas sabemos que sucede-, veintidós años más tarde -que suele ser lo que tarda el Príncipe en encontrar el pie de Blancanieves-, en 1969, Samuel Beckett recibe el premio Nobel de Literatura y en unos años en que los suecos del Nobel, no habiendo descubierto todavía el refinado truco de premiar a estonios que escriben en arameo medieval, coronaban preferentemente a escritores de fama establecida.

– Y ¿qué?

Las Editions du Scorpion (que tampoco eran un imperio editorial exactamente) publican la primera edición de El otoño en Pekín (¡condenación!, ni siquiera con ese título se percataron…), a puro riesgo y ventura, que fue mínima, pero no tan poca en comparación con las otras novelas de Vian, pues ésta alcanzaría una segunda edición al cuidado de Editions de Minuit en 1956.

– Permita una precisión. Esta segunda edición de El otoño en Pekín apenas aporta variaciones sustanciales con respecto a la primera de 1947, aunque sí muy interesantes, pero imposibles, presumo, de comentar en su prólogo. Ha sido esta edición, que el autor revisó cuidadosamente, la que ha servido para la presente traducción al castellano.

Antes de 1947 Vian había publicado ya Vercoquin y el plancton y, bajo el seudónimo de Vernon Sullivan, una maravillosa novela negra, Escupiré sobre vuestras tumbas. Aún publicaría dos novelas más, la última estremecedora: La hierba roja y El Arrancacorazones. Un libro de relatos, Les fourmis, y otra recopilación hecha por su viuda. Le loup-garou, indican que, a falta de críticos y lectores, a Vian no le faltaron relaciones y amistades en las revistas, por lo general minoritarias, aunque también publicó en alguna del fuste de Combat o de Les Temps Modernes, cuyo famosísimo director no era otro que el Partre de La espuma de los días. Consta la fascinación que la literatura de Vian causó a Raymond Queneau, lo que no resulta extraño, si bien, como veremos, no faltó tampoco alguna curiosa incomprensión.

Lo más conocido de su producción teatral, que no fue escasa, siguen siendo Les bâtisseurs d'Empire y L'Equarrissage pour tous, obra esta última de la que Queneau cuenta que llegó a ser «interpretada por auténticos actores sobre un auténtico escenario». De los cientos de canciones que escribió en Le deserteur habría ganado algunos discos de oro, de haberse medido en aquellos años la popularidad por esas redondeces. Poemas y unas Crónicas de jazz, además de notables traducciones, deben añadirse a la lista para tener una idea somera de la grafomanía que sacudió permanentemente a este polígrafo.

– Prolífico y no grafómano, sería más exacto decir -dice la voz, que, por su aspereza y engolamiento, revela la sórdida sabiduría bachillera de quien se ha deteriorado el caletre en la traducción de El otoño en Pekín-. Probablemente aquella facilidad de escritura, aquella velocidad de redacción, aquella no voluntad de estilo, fueron causas determinantes del escaso aprecio de sus contemporáneos. La prosa narrativa de Boris Vian ofrece la peculiaridad de un léxico riquísimo y de una sintaxis paupérrima, si se me permite la distinción. Por lo que se debe concluir…

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El otoño en Pekín»

Mira libros similares a El otoño en Pekín. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


No cover
No cover
Boris Vian
No cover
No cover
Diane Liang
Josep Pla i Casadevall - Viaje en autobús
Viaje en autobús
Josep Pla i Casadevall
Boris Vian - Escritos de jazz
Escritos de jazz
Boris Vian
Christophe Carlier - Saludos nada cordiales
Saludos nada cordiales
Christophe Carlier
Boris Izaguirre - Tiempo de tormentas
Tiempo de tormentas
Boris Izaguirre
Boris Izaguirre - Un jardín al norte
Un jardín al norte
Boris Izaguirre
Boris Izaguirre - Villa Diamante
Villa Diamante
Boris Izaguirre
Reseñas sobre «El otoño en Pekín»

Discusión, reseñas del libro El otoño en Pekín y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.