a Fernanda
Si concentramos el tiempo y el esfuerzo que requiere el aprendizaje del inglés en la comprensión auditiva, la autoconfianza al hablar y el estudio perseverante de las estructuras gramaticales básicas, los resultados son estimulantes y abren grandes perspectivas de éxito profesional.
Con estas premisas y una apasionada vocación docente, Richard Vaughan ha conseguido entusiasmar a miles de alumnos de todas las edades que antes fracasaban una y otra vez en el intento.
Este libro sintetiza casi cuatro décadas como profesor, señala los errores que deben evitarse al estudiar el idioma y recoge infinidad de sugerencias prácticas para lograr el objetivo: entender y hacerse entender correctamente en las relaciones personales y laborales de la vida cotidiana.
Richard Vaughan
Si quieres, puedes
Los consejos de Richard Vaughan para aprender inglés
ePub r1.4
JerGeoKos09.02.14
Título original: Si quieres, puedes
Richard Vaughan, 2008
Diseño portada: Rudesindo de la Fuente
Editor digital: JerGeoKos
Gracias a jfasebook por las imágenes
Corrección de erratas: JerGeoKos, mitrandir, Gestimonio
ePub base r1.0
RICHARD VAUGHAN, Richard Vaughan, licenciado en Literatura y Lengua Españolas por la Universidad de Texas y Máster en Economía y Dirección de Empresas por el IESE, lleva 35 años en España dedicado a la enseñanza del inglés a través de Vaughan Systems.
Con 400 profesores a su cargo y una experiencia personal de 30 000 horas lectivas, en la actualidad dirige dos innovadores programas pedagógicos: Cloverdale’s Corner en Vaughan Radio, con 500 000 oyentes, y Vaughan en vivo en Aprende Inglés TV, que a diario siguen 400 000 telespectadores. Es asimismo fundador de Vaughantown, un revolucionario y eficaz método/programa de inmersión intensiva en el "inglés real". Richard reside en Madrid con su esposa y sus dos hijos.
Notas
Introducción
Desde hace al menos quince años me piden, desde diferentes esferas, escribir un libro para el lector adulto español sobre cómo demonios aprender inglés de una vez por todas. Nunca he querido hacerlo y, si me apura, tampoco quiero hacerlo ahora, pero mi buen amigo Sergio Portela me dijo hace unos días:
«Ya estás medio cascado y cada año que pasa eres más cascarrabias. Deja a la posteridad, mientras estés cuerdo, los inmensos posos que tienes».
Tiene razón. Desde hace tiempo observo que soy menos paciente con mis alumnos y con su lucha para hacerse con mi idioma. Aguanto menos que caigan repetidamente en los mismos errores. Cada vez entiendo menos por qué no logran asimilar ciertas estructuras que para mí son harto sencillas. Me saca de mis casillas que incidan por enésima vez en errores que llevo años corrigiendo.
Pero como buen profesor, debo adoptar los mismos principios que el médico cuando hace el juramento hipocrático. Por tanto, hago por el presente mi juramento, que expongo a continuación:
El juramento Vaughanítico
Juro por fonólogos, filólogos, morfólogos, logopedas y lingüistas y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que éste, mi juramento, será cumplido en este libro hasta donde tenga poder y discernimiento.
Instruiré por precepto, por discurso, por ilustración, por insistencia, por suplicación y en todas las otras formas, a presidentes, directores, ministros, directivos, ingenieros, técnicos, administrativos, secretarias, operarios, médicos, abogados, profesionales, padres, madres, hijos, abuelos, sobrinos, nietos y, según el caso, mascotas.
Llevaré adelante este régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los alumnos, y les apartaré del perjuicio y del terror por el error gramatical y por el sentido del ridículo. A nadie le daré una reprimenda sin motivo ni permitiré que alumno alguno flaquee en su esfuerzo. Mantendré puras mi vida y mi arte.
A cualquier casa, escuela o empresa que entre, iré por el beneficio de los alumnos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, esforzándome en todo momento para que mis alumnos se hagan con los verbos irregulares y con las demás formas y estructuras de mi idioma.
Obraré en cada momento a fin de potenciar la motivación de mis alumnos, y me cuidaré de no herir su sensibilidad ni atentar contra su ánimo y entusiasmo. Procuraré siempre recordarles lo arduo que es el camino, pero ayudándoles al mismo tiempo a transitarlo con éxito.
Si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y mujeres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro. Fin.
Hecho el juramento, ya me encuentro en condiciones de hablar, insistir, predicar, perseguir, provocar, irritar, pinchar, desafiar, agradar, motivar y, eso sí, enseñar. De modo que entremos, sin más preámbulo, en el meollo de la cuestión de cómo alcanzar un buen nivel de inglés.
Agradecimientos
Quiero expresar mi agradecimiento a mi hija Andrea Vaughan, cuyas palabras de ánimo y amenazas de reprimenda me mantuvieron ocupado con la redacción de este libro. Asimismo, quiero reconocer la inestimable ayuda de Esther Muñoz López, del departamento de Línea Junior de Vaughan Systems, en la corrección de mis errores y erratas y en la ayuda estilística.
Capítulo 1
Aspire a todo, pero sea realista
¿Quiere ser bilingüe? Olvídelo. Ya es demasiado tarde. | ¿Quiere ser bilingüe? «No problem…» Déme diez meses de su tiempo. |
Mis hijos son bilingües. Se han criado oyendo inglés y español desde el día en que nacieron. Han visto diez mil horas de televisión y cine en español, y tres mil horas en inglés. Desde preescolar hasta la universidad han asistido a planes de estudio ingleses o americanos, absorbiendo más de 20 000 horas de voces nativas sobre temas y asignaturas de gran variedad. Sí, son bilingües. Si quiere usted ser bilingüe como mis hijos, olvídelo. No le va a ser posible en esta vida, ya que es absolutamente imposible que una persona después de los ocho años llegue a dominar un segundo idioma con la misma agilidad, acento y espontaneidad que su lengua materna. | Soy bilingüe. Cuando cambio de mi inglés nativo al castellano, se me nota enseguida un acento americano. Si usted se fija mucho, apreciará algún tropiezo fonético en mi dicción y ocasionales imprecisiones gramaticales. Uso el castellano a diario para resolver un sinnúmero de asuntos, muchos de gran importancia. Si estoy hablando en inglés con un español y percibo que no me entiende ciertos matices, cambio al instante al castellano para asegurar la eficacia de mi argumentación o el impacto de mi descripción. Sí, soy bilingüe. |
Si quiere usted ser bilingüe como yo, tiene mucho trabajo por delante, pero si sigue las instrucciones que ofrezco en este libro, lo podrá conseguir en diez meses como mínimo, dependiendo del tiempo y esfuerzo que invierta en la tarea.