Norberto Efrain DiazGranados Lidueña
Yo Profeta Tomo I
Entendiendo el llamado
Yo Profeta Tomo I
Entendiendo el llamado
Norberto Efrain DiazGranados Lidueña
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© Norberto Efrain DiazGranados Lidueña, 2018
Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras
Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com
universodeletras.com
Primera edición: octubre, 2018
ISBN: 9788417569433
Yo profeta
Entendiendo el llamado
Durante muchos años he escuchado y recibido en consejería a muchos ministros, creyentes recién convertidos y aún profetas que desean compartir y aprender algo más acerca de los dones y del ministerio profético.
Me gustaría iniciar esta travesía por el fascinante «universo» del profeta de Dios, diciendo que si hay algo que debes saber acerca del llamado y de la gracia entregada al ministerio profético, deberás leer en su totalidad este ejemplar y luego toda la colección, pues sé en mi espíritu que te ayudará a dilucidar algunas cuestiones e interrogantes difíciles de contestar por la mayoría de los líderes de la Iglesia contemporánea. Juntamente con la Escritura sabia e inspirada de la Biblia, explico de manera sencilla este conjunto de misterios o maravillas que Dios ha regalado a sus ministros Los Profetas.
Basado en la Palabra de Dios y en mi experiencia personal en el campo desde hace diecisiete años, quiero mostrar algunos detalles no pequeños, muy importantes en el llamamiento. Si eres llamado o no al Ministerio Profético, cuando termines este volumen, tendrás sin lugar a dudas la respuesta en tu corazón.
El Autor.
He aquí mi Siervo, a quien escogí,
Mi Amado, en quien se complació mi alma.
Pondré mi Espíritu sobre Él,
Y a los gentiles anunciará juicio.
Isaías 42.1
1
El llamamiento de Dios al profeta
Uno de los acontecimientos más remarcados en la vida de un creyente es el día en el que Dios le llama al servicio en el ministerio. El llamamiento de Dios, como seguramente muchos ya saben, no depende del hombre ni de sus méritos, ni de sus razones; Dios llama a quien Él quiere llamar y le entrega la capacidad que necesita en todas las áreas para que pueda ejercer el llamado al ministerio que le ha sido dado. → Salmos 68.18 [Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, Tomaste dones y los diste a los hombres, incluso a los rebeldes, Para habitar entre ellos ¡Oh YH Elohim!]. Este suceso profetizado por el salmista, tantos años atrás, se hizo realidad en el momento en que Jesús desciende a las profundidades de la tierra después de su muerte y resucita subiendo hasta el trono mismo de Dios. → Efesios 4.8 [por lo cual dice: Cuando ascendió a lo alto, Llevó cautiva una hueste de cautivos, Dio dones a los hombres].
Es menester ahora, entender uno de los misterios que encierran estos versículos para comprender un poco más el asunto del llamado. Podemos entender que los dones ministeriales de los que habla el salmista tienen cierta concordancia con lo sucedido después con Jesús en el establecimiento de la Iglesia; el detalle está en entender que aún a los rebeldes les dio dones para que habitara entre ellos YHVH Dios. Algo en particular, que muchos creen hoy en día, es que los dones solo pueden verse en la Iglesia o en ciertos personajes «especiales», pero el salmista aclara que los dones fueron dados también a los rebeldes, pudiendo entender por rebelde al impío, al incrédulo, o bien al hermano de la Iglesia que está en desobediencia o rebelión. Es decir, Jesús derramó dones sobre los buenos y los malos para que siempre su poder, su presencia y su gloria estuvieran presentes en la vida de todos y nadie tuviera excusa para no buscarle, honrarle, adorarle, y más allá... servirle.
Por lo tanto, no luches en contra de alguien que a tu juicio o parecer no debe o no puede tener un don, pues el mismo Señor que ha podido darte el don a ti, también ha podido dárselo a aquel, y ambos, todos un día, buenos y malos, le daremos cuenta al Señor por lo que nos ha sido encomendado. Entonces... ¿puede un rebelde tener un don?, ¿puede un desobediente o pecador tener dones? La respuesta en los dos casos es un grandioso «SÍ». Pero entonces, ¿qué hace especial a una persona que lo tenga, si es que aun siendo malo puede recibirlo de parte de Dios? Nada en sí, no por la persona, ya que el don y su manifestación son por Gracia y Gloria divina, y siempre es Dios quien actúa en medio del don para hacerse conocer. Lo que hay que entender es que Dios es quien escoge a sus instrumentos, y Él en su soberanía decide a quien entregarle lo uno y lo otro.
No hay que confundirse en este punto, ya que también existen personas que han llenado los requisitos que Dios pudiera exigir para vivir sin mancha delante de Él y han recibido de igual manera los dones, o el don. Esto no los hace mejores que los otros, pues en ambos opera la misma gracia de Dios. Pero sí marca la diferencia delante de Dios para que su respaldo, brillo y majestad sea de mayor fluir en quien está en su agrado, y en menor manera, —si Él así lo decide—, en quien tiene en poco el gran tesoro entregado en sus manos.
Diverso s llamados
Sabiendo que es Dios quien llama al ser humano a servirle y le entrega los dones que Él considera para que lo pueda hacer, debemos también saber que los llamamientos no son iguales, y que cada cual es llamado de una manera distinta. Las condiciones y factores tales como: las circunstancias, el tiempo histórico, la sociedad, la condición personal del individuo, son entre muchos otras, variables que influyen en el llamamiento, y más allá en el ejercicio mismo del ministerio. Cada uno de nosotros ha sido llamado para algo en el Reino de los Cielos, aparte de ser llamados a salvación y vida eterna, y que siendo así, tengo que mirar la realidad de mi vida y de mi propósito personal, si es que quiero alcanzar la victoria de ser fiel a Dios en todo y desarrollar lo que Dios me ha dado o me quiere dar.
A lo largo de la historia de Israel, Dios llamó a hombres y a mujeres para algo específico en su Reino. A unos los llamó de la nada, revelándose por primera vez a sus vidas, a otros los llamó para heredar la misión patriarcal de su padre, a otros para ser libertadores, a otros para ser guerreros, pero a cada uno de ellos los llamó el mismo Dios que hoy te llama a ti a servirle.
Dios llamó a un varón, Noé, a ser salvador en medio de una humanidad perdida. En su especial llamado lo coloca como uno de los pocos hombres de Dios que son tipo del Mismo Jesús en su llamamiento Mesiánico y Salvador. Cosas especiales en él podríamos decir que provocaron el llamado de Dios a su vida. → Génesis 6.4-9 [En aquellos días, y aún después, los nefileos estaban en la tierra, cuando los hijos de Ha-Elohim entraban a las hijas de los hombres y les engendraban hijos como ellos mismos. Estos eran los gigantes de antaño, los hombres de renombre. Y vio Adonay Elohim que la maldad del hombre había sido multiplicada en la tierra, y su corazón maquinaba de continuo solo el mal. Y sopesó Elohim haber hecho al hombre en la tierra. Y se resintió, y dijo Elohim: Borraré de sobre la faz del suelo al hombre que he creado, desde el humano hasta la bestia, el reptil y las aves de los cielos, pues me indigna haberlos hecho. Pero Noé halló gracias ante los ojos de Adonay Elohim].