Landslide
Einar Castillo
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© Einar Castillo, 2018
Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras
Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com
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Primera edición: 2018
ISBN: 9788417569136
ISBN eBook: 9788417570286
“¡Ay, dioses! No os pido que me dejéis la juventud, pero sí sus virtudes, el rencor desinteresado, la lágrima abnegada. ¡No permitid que me vuelva un vejestorio refunfuñón que regaña, envidioso, a los espíritus más jóvenes o un abatido llorón que no para de berrear por los buenos tiempos de otrora…!”
— Heinrich Heine
“¿Puedo manejar las estaciones de mi vida? Bueno, he estado asustado de cambiar. Los niños crecen. Y estoy envejeciendo también. La avalancha te derrumbará”.
— Fleetwood Mac
“Y como todos los amantes y las personas tristes, soy un poeta”.
— Allen Gingsberg
Dolor prematuro
Porque los pensamientos que arriban a tu mente en la noche y esos que encuentras mirando fijamente a la nada deben ser escuchados. Su voz fue hecha para ser escuchada. Es tu voz después de todo. ¿No querrías escuchar tu propia voz? No. No quieres.
Sigues girando y girando la cucharilla en el fondo de la taza. Respiras el aroma del plástico de los Doritos al ser abierto. Te muerdes los labios y los ensalivas hasta dejarlos secos y sangrantes. Solías comerte las uñas. Sueltas las agujetas de tus Converse para ser Cool . Pero te sudan las manos. Y también los pies. Y qué decir de tu nariz. Siempre tan empapada.
Porque el sabor de las palabras mi lengua ha recordado perfectamente. Y ya sé lo que diré. Y sé que no me gustará. Pero me estallará el diafragma si no libero las palabras atrincheradas con violencia. Con dolor. Con apatía.
Porque de tanto poner la voz de la música hasta cien. Se ha quedado afónica. Y no hay voz alguna que pueda opacar las discusiones. Ni las lágrimas. Ni el sonido de un corazón quebrándose.
Extrovertido al final de la fiesta. Cuando ya todos han consumido la inestable euforia. ¿Por qué esperas a que acabe todo para poder empezar a divertirte?
He aquí la receta para adentrarte en el paraíso vociferante de la música y ahogarte en el apacible mutismo de éste:
• Un par de h eadphones
• La playlis t perfecta
• Un chico que se ahogue en su propio silencio
¿Añadir más conocimientos a los que ya teníamos he Vigotsky? ¿No te cansas de seguir apilando dolor? Estás creando una barricada. Para cuando te des cuenta no podrás salir bebé.
A oídos clausurados no llegarán palabras jamás. Palabras Jadeantes buscan tus oídos. Pero tomaste la espada y mutilaste tus oídos. Escucha entonces con el corazón. Un corazón dolido. Un corazón blando. Un corazón que ha olvidado cómo amar.
Asfixiaremos el dolor prematuro del largo camino de sufrimiento poéticamente lacerante que acabamos de pisar. Tú matizarás los colores de esta escritura.
¿Podrías acompañarme? Es solo que tengo miedo de viajar solo por toda esta gramática incorrecta y absurda.
Agregue una cucharadita de rom anticismo
Porque el amor de la infancia no es amor. Solo es el boceto donde practicamos cómo equivocarnos cuando crezcamos.
Nunca descubres lo que es el amor. Nunca podrás. Porque el amor no se amarra a una simple definición.
Sólo sé que éramos dos niños que solían jugar al escondite entre la oscuridad de la noche. Mientras se encogían en un rinconcito para no ser encontrados. Estrechamente cerca uno del otro. Respirando el mismo aire. Compartiendo las exhalaciones. Sofocándonos mutuamente mientras guardábamos silencio. Porque tus ojos hacían saltar a mi corazón exhaustivo.
¿Por qué el amor destruye las cosas empíricamente?
Todo lo que es prematuro está destinado a perecer.
Tú lo destruiste. Solo demoliste todo a tu paso, sin explicación alguna. Maldita sea. Merecía una explicación. Yo era el responsable de esa nota romántica que nunca fue leída por él. Que fue encontrada por alguien más. Por ti. Perpetuando la destrucción del ignorante amor infante. Pero debiste haberme explicado mi delito. ¿Por qué eran tan profanos nuestros nombres juntos? Porque era algo inmoral lo que había escrito. Porque nunca de los nunca debería enamorarme.
El amor es tan bello que no solo debe pronunciarse. Debe ser plasmado de la forma más lírica, más poética que haya existido jamás.
Pero no todos somos fanáticos del romanticismo. Algunos solo quieren ahogar lo que apenas estaba empezando a aprender a respirar. Y luego ocultan las evidencias para que nadie busque el último paradero del amor. Lo están matando lentamente. El romanticismo está muerto.
Fango
¿Qué pasa cuando rotas un imán alrededor de una brújula? ¿Qué pasa cuando rotas dolor alrededor de ti, de tu existencia, de tu vida; alrededor de todo lo que has estado esculpiendo con tus manos sangrantes? La hoguera de los pensamientos inflamables dentro de mí me estaba consumiendo vorazmente. ¿Para qué sonreír si alguien borrará lo que con tan arduo esfuerzo has pintado, has construido con fuertes cimientos para que nunca sea derrumbado?
Cuando las palabras se vuelven obsoletas te estancas en el fango del mutismo. Con toda esa insonoridad desgarrando tus dulces tímpanos… haciendo que tu garganta se reseque con las ganas de gritar para así quebrar ese silencio mortífero. Te diré lo que sigue a continuación: El fango pantanoso te absorbe hasta llenarte de suciedad los pulmones. Silenciándote para siempre. Pero fue tu culpa. Tú no querías salir de ese asqueroso fango. No luchaste. Solo te rendiste… Me rendí. Ya no iba a hablar ¿De qué me había servido?
Silencio indefinido.
Tan solo quedaba la música y el dolor que siempre estuvo conmigo. Subir el volumen de esa canción. Desaparecer en el mar carmesí que habían liberado las filosas navajas. Ese era mi único consuelo. Lo único que me quedaba. —El dolor me hacía recordar que estaba vivo… ¿a ti no?—.
“Yo era una silla. Me sentía más triste de lo que me hubiera sentido jamás. La soledad del hombre era mucho más grande que la soledad d el niño”.
Guarda silencio
Te avergüenzas de mí. Lo sé. Por eso me callas discretamente para no decir la verdad. Y es que son los demás quienes tienen problemas afrontando los hechos que resalta la repugnante verdad. Pero yo no. A mí no me importa. Ya no me importa.
¿Puedes existir bajo las preferencias predeterminadas de alguien más? ¿Dónde quedo yo? ¿Y mi humanidad?
Me callaré, más no mentiré.
Déjen me llorar
Lo necesitaba. Pero no me lo permitiste.
¿Qué se suponía que debía hacer?
¿Callarme? ¿Sonreír? Sí. Eso debía hacer.
Dilema #7 Sección 1
La tormenta nos empapa sin antes avisar. Pero la luz estalla en nuestras retinas sin que nos demos cuenta. Pero. ¿Qué haces cuando no puedes soportar la luz del sol? Has estado tanto tiempo en las tinieblas que ya no puedes darte cuenta que existe luz allá afuera. Eres hipersensible a la claridad. La odias.