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Mariano Rivera - El cerrador: Mi vida

Aquí puedes leer online Mariano Rivera - El cerrador: Mi vida texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2014, Editor: Little, Brown and Company, Género: Religión. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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El cerrador: Mi vida: resumen, descripción y anotación

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The greatest relief pitcher of all time shares his extraordinary story of survival, love, and baseball.
Mariano Rivera, the man who intimidated thousands of batters merely by opening a bullpen door, began his incredible journey as the son of a poor Panamanian fisherman. When first scouted by the Yankees, he didnt even own his own glove. He thought he might make a good mechanic. When discovered, he had never flown in an airplane, had never heard of Babe Ruth, spoke no English, and couldnt imagine Tampa, the city where he was headed to begin a career that would become one of baseballs most iconic.
What he did know: that he loved his family and his then girlfriend, Clara, that he could trust in the Lord to guide him, and that he could throw a baseball exactly where he wanted to, every time. With astonishing candor, Rivera tells the story of the championships, the bosses (including The Boss), the rivalries, and the struggles of being a Latino baseball player in the United States and of maintaining Christian values in professional athletics.
The thirteen-time All-Star discusses his drive to win; the secrets behind his legendary composure; the story of how he discovered his cut fastball; the untold, pitch-by-pitch account of the ninth inning of Game 7 in the 2001 World Series; and why the lowest moment of his career became one of his greatest blessings. In The Closer, Rivera takes readers into the Yankee clubhouse, where his teammates are his brothers. But he also takes us on that jog from the bullpen to the mound, where the game — or the season — rests squarely on his shoulders.
We come to understand the laserlike focus that is his hallmark, and how his faith and his family kept his feet firmly on the pitching rubber. Many of the tools he used so consistently and gracefully came from what was inside him for a very long time — his deep passion for life; his enduring commitment to Clara, whom he met in kindergarten; and his innate sense for getting out of a jam. When Rivera retired, the whole world watched — and cheered. In The Closer, we come to an even greater appreciation of a legend built from the ground up.

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Copyright © 2014 por Mariano Rivera

Edición en español copyright © 2014 por Hachette Book Group, Inc.

Traducción por Belmonte Traductores

Diseño de portada por Allison J. Warner

Fotografía de portada por Sporting News/Getty Images

Letras a mano de la portada por Joel Holland

Portada © 2014 por Hachette Book Group, Inc.

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Primero ebook edición: Septiembre 2014

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A menos que se diga lo contrario, todas las fotografías son cortesía de la familia Rivera.

Las escrituras bíblicas mencionadas corresponden a La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional ® NVI ® Copyright © 1999 por Biblica, Inc. ® Usada con permiso. Todos los derechos reservados mundialmente.

ISBN 978-0-316-40562-1

E3

A mi Señor y Salvador, Jesucristo, y a la familia con que Él me ha bendecido:

Mi hermosa esposa Clara y nuestros tres maravillosos hijos: Mariano Jr., Jafet y Jaziel

N O HAY QUE ANDAR jugando con machetes. Yo aprendo eso de niño, décadas antes de saber lo que era una recta rápida cortada, y mucho menos haber lanzado una. Aprendo que uno no agarra una de esas cosas y empieza a blandirla como si fuera un bate o un palo de una escoba. Hay que saber cómo utilizarla, conocer la técnica correcta para así poder ser eficiente y no complicar demasiado la tarea, lo cual, si me preguntan, es la major manera de proceder en todos los aspectos de la vida.

Nada complicado.

Mi abuelo, Manuel Girón, me enseña todo lo que sé sobre utilizar un machete. Salimos a los campos de caña de azúcar y él me enseña cómo agarrarlo; cómo doblar mis rodillas y mover el filo de modo que esté a nivel con la superficie que se quiere cortar, no un golpe al azar sino algo mucho más preciso. Cuando me acostumbro a manejarlo, corto todo nuestro césped con un machete. El campo no es grande, se parece más al tamaño del montículo de un lanzador que a un jardín, pero sigo cortando cada pedazo de campo con el filo sostenido por mi mano. Necesito una hora, quizá dos. No me apresuro. Nunca me apresuro. Me siento bien cuando he terminado.

No tengo mi machete conmigo cuando salgo a la luz del sol avanzada la mañana en marzo de 1990, y noto el primer olor a pescado del día. No creo que lo necesite. Tengo veinte años y acabo de firmar un contrato profesional de béisbol con los Yankees de Nueva York. No tengo ninguna idea de lo que eso significa.

Ninguna.

Unas pocas semanas antes, un buscatalentos de los Yankees llamado Herb Raybourn está sentado en la cocina de nuestra casa de cemento de dos habitaciones. La casa tiene el tejado de estaño y un par de gallinas en el patio y está en una colina en Puerto Caimito, la pequeña y humilde aldea panameña de pesca donde he vivido durante toda mi vida. Mis padres duermen en una habitación, y los niños, los cuatro, dormimos en la otra.

Antes de que llegue Herb, mantengo una rápida charla con mi padre.

“Un gringo quiere hablar contigo sobre que yo juegue béisbol profesional”, le digo. No sé mucho más que eso.

“Escuchemos lo que él tenga que decir”, mi padre responde.

Herb es en realidad panameño y habla español, aunque parece blanco. Él pone algunos documentos sobre la mesa. Me mira, y después mira a mi padre.

“Los Yankees de Nueva York quieren que firmes un contrato, y pueden ofrecerte 2.000 dólares”, dice Herb. “Creemos que eres un joven con talento y un futuro brillante”.

Herb añade que los Yankees incluirán un guante y ganchos de béisbol en el contrato. Yo estoy ganando 50 dólares por semana trabajando en el barco comercial de mi padre. Esto no es una negociación; es lo que ofrecen los Yankees de Nueva York, la única cifra que se mencionaría.

“Como tienes veinte años, no vamos a enviarte a la República Dominicana, del modo en que lo hacemos con los adolescentes”, dice Herb. “Vamos a enviarte directamente a Tampa para el entrenamiento de primavera”.

Creo que debo tomar aquello como una buena noticia, pero Herb no tiene idea alguna de lo despistado que está su nuevo firmante. Yo nunca he oído hablar de Tampa. Casi no sé nada de la República Dominicana. Mi mundo no es que sea pequeño; tiene el tamaño de una canica. El mayor viaje de mi vida hasta ese momento es un trayecto en automóvil de seis horas hasta la frontera de Costa Rica.

Palabra de honor: creo que cuando los Yankees me contraten seguiré jugando béisbol en Panamá. Supongo que quizá me mudaré a la ciudad de Panamá, recibiré un uniforme mejor, junto con un guante reglamentario y un par de ganchos que no tengan un agujero en el dedo gordo, como los que llevaba en mi prueba para los Yankees. Jugaré béisbol y ganaré un poco de dinero durante un tiempo, y después pasaré a la escuela de mecánica. Ese es mi plan.

Se me da bastante bien arreglar cosas. Me gusta arreglar cosas. Voy a ser mecánico.

La extensión de mi conocimiento de las Grandes Ligas se acerca a la nada. Sé que es donde jugó una vez el mejor jugador de Panamá, Rod Carew. Sé que hay dos ligas, la Americana y la Nacional, y que hay una Serie Mundial al final de la temporada. No sé mucho más que eso. Estoy en las ligas menores cuando oigo a alguien hablar de Hank Aaron.

“¿Quién es Hank Aaron?”, pregunto.

“No hablas en serio”, dice el chico.

“Sí, lo digo en serio. ¿Quién es Hank Aaron?”.

Es el líder de jonrones de todos los tiempos en béisbol, el tipo que bateó 755 jonrones para batir el récord de Babe Ruth.

“¿Quién es Babe Ruth?”, pregunto.

El chico musita algunas palabras y se aleja, pues sabe que es mejor no intentar hablarme de Honus Wagner.

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