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PORTADA
ANTONIO SPADARO
CIBERTEOLOGÍA
PENSAR EL CRISTIANISMO EN TIEMPOS DE LA RED
Traducción de
A NTONI M ARTÍNEZ R IU
Herder
PÁGINA DE CRÉDITOS
Título original: Cyberteologia. Pensare il cristianesimo al tempo della rete
Traducción: Antoni Martínez Riu
Diseño de portada: Stefano Vuga
© 2012, Vita e Pensiero, Milán
© 2014, Herder Editorial, S. L., Barcelona
Primera edición digital, 2014
ISBN digital: 978-84-254-3272-9
La reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso de los titulares del Copyright está prohibida al amparo de la legislación vigente.
Herder
www.herdereditorial.com
DEDICATORIA
Para Samuele,
feliz por mi responsabilidad de padrino
y por su curiosidad
y su sonrisa
ÍNDICE
PRÓLOGO
Is the Internet Changing the Way You Think? Este es el título de una colección de entrevistas sobre el impacto de la red en nuestra vida, colección aparecida en Estados Unidos en 2011, publicada por John Brockman. ¿Está cambiando Internet nuestra manera de pensar? Las recientes tecnologías digitales no son ya tools , esto es, instrumentos completamente externos a nuestro cuerpo y a nuestra mente. La red no es un instrumento, sino un «ambiente» en el que vivimos. Los «dispositivos», es decir, los objetos que tenemos al alcance de la mano (a menudo no más grandes que la mano) y que nos permiten estar siempre conectados, tienden a aligerarse, a perder consistencia, para ser transparentes en consonancia con la dimensión digital de la vida. Son puertas abiertas que pocas veces se cierran. ¿Quién apaga ya un iPhone? Lo recargamos, lo «silenciamos», pero pocas veces lo apagamos. Los hay que ni saben cómo se apagan. Y si tenemos un smartphone encendido en el bolsillo, estamos siempre dentro de la red.
Por consiguiente, aumenta el número de estudios sobre cómo cambia nuestra vida cotidiana debido a la red y cómo cambia, en general, nuestra relación con el mundo y las personas que están a nuestro lado. Pero, si la red cambia nuestro modo de vivir y de pensar, ¿no cambiará (ya lo está cambiando) también nuestro modo de pensar y vivir la fe?
La pregunta ha tenido en mi caso una génesis precisa. En enero de 2010 había recibido de monseñor Domenico Pompili, director de la Oficina para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Italiana, la invitación a dar una conferencia en un gran simposio que llevaba el título de Testimoni digitali. Se me pedía hablar sobre fe e internet. Hasta ese momento, y desde 1999, había escrito para La Civiltà Cattolica muchos artículos sobre aspectos particulares de la red o sobre las distintas redes sociales. En cierto modo continuaba la tradición de fuerte implicación que mantenía la revista —de la que soy director desde octubre de 2001—, iniciada por el padre Enrico Baragli, verdadero pionero de los estudios sobre mass media , y continuada por el padre Antonio Stefanizzi con artículos sobre las nuevas tecnologías de la comunicación.
Cuando recibí la petición de monseñor Pompili, había escrito ya dos libros sobre el tema: Connessioni. Nuove forme della cultura al tempo di internet (2006) y Web 2.0. Reti di relazione (2010). Pero aquella invitación hizo que de alguna manera me sintiera incómodo. Entendía que no se me estaba pidiendo una exposición fenomenológica de los instrumentos de la red de cara a la evangelización. No se me pedía una reflexión sociológica sobre la religiosidad en internet. O, por lo menos, estas reflexiones no me parecían suficientes. Recuerdo que, cuando intenté articular un discurso, me quedé en blanco ante la pantalla de mi ordenador sin saber cómo empezar ni qué debía escribir. Entendía que era necesario componer un discurso «teológico». Era el momento de decir algo que fuera fruto del impulso cognoscitivo que la fe irradia por sí misma en tiempos como los nuestros, en los que la lógica de la red marca el modo de pensar, de conocer, de comunicar y de vivir.
Entonces comencé a explorar un territorio que me pareció, desde el comienzo, todavía salvaje y poco visitado. La búsqueda de bibliografía me llevó a comprobar que ya se había escrito mucho sobre la dimensión pastoral, que entiende la red como un instrumento de evangelización. Pero, en cambio, la reflexión teológica desde un punto de vista sistemático me pareció poco explorada. Mis preguntas eran: ¿qué impacto ejerce la red sobre nuestra manera de comprender la Iglesia y la comunión eclesial? ¿Y qué impacto ejerce sobre el modo como pensamos la revelación, la gracia, la liturgia, los sacramentos... y demás temas clásicos de la teología? Mi relación del 23 de abril de 2010 en el congreso Testimoni digitali fue el primer paso de una reflexión personal que considero todavía en período de construcción.
La exigencia de afrontar con coraje estas preguntas comienza a ser compartida. El papa Benedicto XVI se dirigió de esta manera, el 28 de febrero de 2011, a los participantes en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales:
No se trata solamente de expresar el mensaje evangélico en el lenguaje de hoy, sino que es preciso tener el valor de pensar de modo más profundo, como ha sucedido en otras épocas, la relación entre la fe, la vida de la Iglesia y los cambios que el hombre está viviendo. Es el compromiso de ayudar a quienes tienen responsabilidades en la Iglesia para que puedan entender, interpretar y hablar el «nuevo lenguaje» de los medios de comunicación en función pastoral (cf. Aetatis novae, 2), en diálogo con el mundo contemporáneo, preguntándose: ¿qué desafíos plantea a la fe y a la teología el llamado «pensamiento digital»? ¿Qué preguntas y exigencias?
El mundo de la comunicación afecta a todo el universo cultural, social y espiritual de la persona humana. Si los nuevos lenguajes tienen impacto sobre el modo de pensar y de vivir, esto también atañe, de alguna forma, al mundo de la fe, a su inteligencia y su expresión. La teología, según una definición clásica, es inteligencia de la fe, y sabemos bien que la inteligencia, entendida como conocimiento reflexivo y crítico, no es ajena a los actuales cambios culturales. La cultura digital plantea nuevos desafíos a nuestra capacidad de hablar y de escuchar un lenguaje simbólico que hable de la trascendencia. Jesús mismo, al anunciar el reino, supo utilizar elementos de la cultura y del ambiente de su tiempo: el rebaño, los campos, el banquete, las semillas, etc. Hoy estamos llamados a descubrir, también en la cultura digital, símbolos y metáforas significativas para las personas, que puedan servir de ayuda al hablar del reino de Dios al hombre contemporáneo.
El libro que el lector tiene ahora en sus manos es, pues, mi primera respuesta a esta llamada que ya respira un aire amplio y ecuménico. No obstante, pensar la fe en tiempos de la red no es solo una reflexión al servicio de la fe. La apuesta es más elevada y global. Si los cristianos reflexionamos sobre la red, no es solo para aprender a «usarla» bien, sino porque estamos llamados a ayudar a la humanidad a comprender el significado profundo de la red misma en el proyecto de Dios: no como un instrumento que se «usa», sino como un ambiente en el que se «vive». Como escribió en 2005 Juan Pablo II en su carta apostólica El rápido desarrollo, «la Iglesia, que es maestra de humanidad en virtud del mensaje de salvación confiado por su Señor, siente el deber de dar su propia contribución en aras de una mejor comprensión de las perspectivas y de las responsabilidades que conlleva el actual desarrollo de las comunicaciones sociales» (n.º 10). Esta es la mayor contribución de la Iglesia a la red, por lo menos desde su propio punto de vista: ayudar al hombre a entender mejor el significado profundo de la comunicación y de los medios de comunicación, sobre todo porque «influyen sobre la conciencia de los individuos, conforman su mentalidad y determinan su visión de las cosas» (ibid.) . En el desarrollo de la comunicación, la Iglesia ve la acción de Dios que mueve a la humanidad hacia un cumplimiento. Internet, con la capacidad de ser, por lo menos en potencia, un espacio de comunicación, forma parte del camino del hombre hacia este cumplimiento en Cristo. Conviene, por tanto, mantener una mirada espiritual sobre la red, viendo a Cristo, que llama a la humanidad a estar cada vez más unida y conectada.
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