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E. M. Cioran - Ese maldito yo

Aquí puedes leer online E. M. Cioran - Ese maldito yo texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1987, Editor: ePubLibre, Género: Religión. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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E. M. Cioran Ese maldito yo
  • Libro:
    Ese maldito yo
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1987
  • Índice:
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Ese maldito yo: resumen, descripción y anotación

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Al igual que los cínicos de la antigua Grecia a los que tanto admiró la - photo 1

Al igual que los cínicos de la antigua Grecia, a los que tanto admiró, la trayectoria de Cioran ha constituido un intento desesperado de responder a una inquietud: cómo vivir en un mundo desquiciado y en el que la razón se ha revelado como un mito. Con la implacable precisión de un silogismo, cada uno de sus libros ha revelado minuciosamente, entre el sarcasmo y la lucidez, la nada que somos.

«Todo el mundo me exaspera. Pero me gusta reír. Y no puedo reír solo.» Es posible que en este aforismo resida todo el espíritu que sustenta este último libro de E. M. Cioran.

Ese maldito yo contiene, pues, aforismos sin temas predominantes, salvo el yo, un yo maldito como todo lo que respira, probablemente porque, como reza en algún lugar de este libro, «si el hombre olvida con tanta facilidad que es un ser maldito, es porque lo es desde siempre»…

Según declara el propio autor: «En este libro, en el que predomina el Fragmento, las verdades y los antojos se codean de principio a fin. ¿Cómo disociarlos, cómo saber lo que es convicción y lo que es capricho? (…) Al ser Ese maldito yo una secuencia de perplejidades, encontrarán en él interrogantes, pero ninguna respuesta. Por lo demás, ¿qué respuesta?». Pero nadie que conozca aunque sólo sea un poco la obra de Cioran puede pedirle respuestas; sí, en cambio, puede el lector necesitar las vacilaciones de este «escéptico al servicio de un mundo agonizante» (como se define él mismo aquí) tal vez porque crea con él que «las religiones, al igual que las ideologías, que han heredado sus vicios, no son en el fondo más que cruzadas contra el humor».

E M Cioran Ese maldito yo ePub r12 Titivillus 220118 Título original - photo 2

E. M. Cioran

Ese maldito yo

ePub r1.2

Titivillus 22.01.18

Título original: Aveux et anathèmes

E. M. Cioran, 1987

Traducción: Rafael Panizo

Ilustración de la cubierta: detalle de El Jardín de las Delicias, de El Bosco (1450-1516), Museo del Prado, Madrid

Digitalizado: walter_lombardi

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

Nota del editor El lector que compare ésta con la primera edición francesa - photo 3

Nota del editor

El lector que compare ésta con la primera edición francesa encontrará las siguientes modificaciones realizadas por indicación del autor:

Faltan los aforismos de las páginas 13 y 51 de la edición francesa («Epouvantement…» y «Ciel morose…», respectivamente) por considerarlos intraducibles, así como el de la página 61 («Je ne pense pas…») por decisión personal.

Se ha añadido, en cambio, el aforismo «Un obispo africano…» (página 15 de esta edición), suprimido de la edición original.

Al margen de la existencia

Cuando el Cristo descendió a los infiernos, los justos de la antigua ley, Abel, Enoch, Noé, desconfiaron de su enseñanza y no respondieron a su llamada. Creyeron que era un emisario del Tentador, cuyas trampas temían. Sólo Caín y los de su especie se adhirieron a su doctrina o fingieron hacerlo, sólo ellos le siguieron y abandonaron con él los infiernos. —Esto es lo que enseñaba Marción.

«La felicidad del malvado», esa vieja objeción contra la idea de un Creador misericordioso o al menos honorable, ¿quién la ha consolidado mejor que aquel heresiarca? ¿Quién además de él ha percibido con semejante agudeza lo que tiene de invencible?

*

Paleontólogo circunstancial, pasé varios meses dándole vueltas en la cabeza al tema del esqueleto. Resultado: apenas algunas páginas… El tema, es cierto, no incitaba a la prolijidad.

*

Aplicar el mismo tratamiento a un poeta y a un pensador me parece una falta de gusto. Hay materias que los filósofos no deberían tocar. Desarticular un poema como se desarticula un sistema es un delito, por no decir un sacrilegio.

Cosa curiosa: los poetas exultan cuando no comprenden lo que se dice sobre ellos. La jerga les halaga y les produce la ilusión de un ascenso. Semejante debilidad los rebaja al nivel de sus glosadores.

*

La nada, para el budismo (a decir verdad para Oriente en general), no implica la significación siniestra que nosotros le damos. Se confunde, por el contrario, con una experiencia extrema de la luz, o, si se prefiere, con un estado de eterna ausencia luminosa, de vacío radiante: es el ser que ha superado todas sus propiedades, o más bien un no-ser extremadamente positivo que dispensa una dicha sin materia, sin substrato, sin ninguna base en mundo alguno.

*

Tanto me colma la soledad que la mínima cita me resulta una crucifixión.

*

La filosofía hindú persigue la liberación; la griega, a excepción de Pirrón, Epicuro y algunos inclasificables, es decepcionante: no busca más que la… verdad.

*

Se ha comparado el nirvana con un espejo que no reflejaría ya ningún objeto. Es decir, con un espejo puro para siempre, para siempre deshabitado.

*

El Cristo llamó a Satán «Príncipe de este mundo»; San Pablo, queriendo ir más lejos, daría en el clavo llamándole «dios de este mundo».

Cuando semejantes autoridades designan por su nombre a quien nos gobierna, ¿tenemos nosotros derecho a jugar a los desgraciados?

*

El hombre es libre, salvo en lo que posee de más profundo. En la superficie, hace lo que quiere; en sus capas más oscuras, «voluntad» es un vocablo carente de sentido.

*

Para neutralizar a los envidiosos, deberíamos salir a la calle con muletas. Únicamente el espectáculo de nuestra degradación humaniza algo a nuestros amigos y a nuestros enemigos.

*

Con razón en cada época se cree asistir a la desaparición de los últimos rastros del Paraíso terrestre.

*

Sobre el Cristo aún. Según un relato gnóstico, ascendió a los cielos por odio del fatum, para impedir, alterando la disposición de las esferas, que pudiera leerse en los astros.

En semejante jaleo, ¿qué ha podido sucederle a mi pobre estrella?

*

Un obispo africano me ha contado que en su país se compraba un transistor con una cabra.

Este simple hecho basta para sumirnos en un delirio de aniquilamiento.

*

Kant esperó a la vejez para darse cuenta de los lados sombríos de la existencia y señalar «el fracaso de toda teodicea racional».

… Otros, más afortunados, se dieron cuenta de ello antes incluso de comenzar a filosofar.

*

Se diría que la materia, celosa de la vida, se dedica a espiarla para encontrar sus puntos flacos y castigarla por sus iniciativas y sus traiciones. Pues la vida no es vida más que por infidelidad a la materia.

*

Yo soy diferente de todas mis sensaciones. No logro comprender cómo. No logro ni siquiera comprender quién las experimenta. Y por cierto, ¿quién es ese yo del comienzo de mi proposición?

*

Acabo de hojear una biografía. La idea de que todos los personajes que en ella son evocados sólo existen ya en ese libro me ha parecido tan insostenible que he tenido que acostarme para evitar un desfallecimiento.

*

¿Con qué derecho me echa usted en cara mis verdades? Se permite usted una libertad que yo rechazo. Todo lo que alega es exacto, lo reconozco. Pero no le he autorizado a ser franco conmigo. —(Tras cada explosión de furor, vergüenza acompañada del invariable pavoneo: «Eso es una demostración de carácter», seguido, a su vez, de una vergüenza aún mayor.)

*

«Soy un cobarde, no puedo soportar el sufrimiento de ser feliz.»

Para calar a alguien, para conocerlo

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