• Quejarse

Jack Henry Abbott - En el vientre de la bestia

Aquí puedes leer online Jack Henry Abbott - En el vientre de la bestia texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1981, Editor: ePubLibre, Género: Religión. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Jack Henry Abbott En el vientre de la bestia
  • Libro:
    En el vientre de la bestia
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1981
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

En el vientre de la bestia: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "En el vientre de la bestia" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Jack Henry Abbott: otros libros del autor


¿Quién escribió En el vientre de la bestia? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

En el vientre de la bestia — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" En el vientre de la bestia " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Norman Mailer estaba escribiendo La canción del verdugo un libro sobre un - photo 1

Norman Mailer estaba escribiendo La canción del verdugo, un libro sobre un condenado a muerte, cuando recibió una carta del presidiario Jack H. Abbott, quien le advertía que muy pocas personas conocen la verdad sobre la violencia en las prisiones, y se ofrecía para suministrarle datos al respecto.

Después de intercambiar algunas cartas, Mailer quedó tan fascinado que luchó para que Random House las editara bajo el título «En el vientre de la bestia» —epistolario que la crítica comparó con las obras del Marqués de Sade, que el suplemento literario del New York Times publicó por entregas y que valió al criminal su entrada en los círculos artísticos del país—, cuyos royalties sirvieron al condenado para contratar a tres excelentes abogados que hubieron de conseguir que un juez le dejara libre.

Es comprensible que Mailer quedase fascinado por Abbott: su prosa es poderosa, cargada de energía, sus reflexiones, a menudo inteligentes, poco habituales en alguien que había pasado toda su vida en la cárcel —desde los doce años solo había disfrutado de nueve meses de libertad—, y que se había formado a sí mismo mediante la lectura.

Jack Henry Abbott En el vientre de la bestia Cartas desde la prisión ePub r11 - photo 2

Jack Henry Abbott

En el vientre de la bestia

Cartas desde la prisión

ePub r1.1

klmd 06.01.17

Título original: In the belly of the beast

Jack Henry Abbott, 1981

Editor digital: klmd

ePub base r1.2

A Carl Panzram Willin blanco Hurts Gitano Adams La Count Bly Sam - photo 3

A Carl Panzram, Willin («blanco») Hurts,

«Gitano» Adams, La Count Bly, Sam Melville,

George Jackson, «Rizos» McFee, George

(«oso meloso») Lovell, Gary Gilmore… que

puedan descansar en paz.

Presidiario educado por el Estado

HE QUERIDO TRANSMITIRLE de alguna manera las sensaciones, la presión atmosférica, por así decirlo, de lo que realmente supone ser un recluso condenado a una pena larga en una prisión norteamericana. Esa frase no expresa de manera adecuada lo que quiero decir. He querido comunicarle lo que significa estar en la cárcel después de pasar toda la infancia en instituciones penales, llevar tanto tiempo entre rejas que uno no recuerda con exactitud lo que hizo para verse así… Tanto tiempo que las fantasías que uno alimenta del mundo libre ya no se distinguen fácilmente de lo que uno «sabe» con certeza que es el mundo libre, y llegar a ser libre es algo que no se diferencia de los sueños celestiales que tiene el hombre libre. Morir e ir hacia el mundo libre… Una parte de mí vaga por mi mente y nunca ve o siente los objetos reales, pero vive y se mueve a través de mis pasiones y mis emociones, y experimenta este mundo como una horrible pesadilla.

Me refiero al yo de mis sueños, el que aparece en mis sueños como yo, el que es a la vez sujeto y objeto de todos esos símbolos irreales, el que viaja con mi vida, dentro de mí, en lo que san Juan de la Cruz, consideraba una búsqueda de satisfacción en medio de la noche oscura. Quienes hablan de espíritus de los muertos que vagan en la noche, con la carga de las cosas que no hicieron en la vida, se acercan a mi experiencia subjetiva de esta vida.

HACE TANTOS AÑOS que deseo desesperadamente huir, que para mí es algo rutinario intentar la huida. Mis ojos, mi cerebro, buscan vías de escape allá donde me envían, de la misma manera que los ojos y el cerebro de otros reclusos buscan amistad, refugio o un lugar caliente y tranquilo donde descansar y estar seguros. Con demasiada frecuencia para mi gusto esos ojos y cerebros me encuentran.

HUI UNA VEZ. EN 1971 estuve seis semanas en el mundo libre. Me alojé en una habitación de hotel en Montreal, Canadá. Tenía sueño. Hacía unas tres semanas que huía. Empecé a despertar de noche, bañado en sudor, a causa de las pesadillas. Había estado soñando en la prisión. Mientras estuve en la prisión, debí dejar de lado todo temor, hasta que no tener miedo fue algo habitual. Pero esa parte de mí a la que llamo mi lado subjetivo sentía miedo todos los minutos de cada día. Ahora, el odioso e inflexible horror reprimido dentro de mí salía a la superficie en mis sueños. Una mañana me desperté sumido en una confusión psicológica. Me había olvidado de que era libre, de que había huido. No sabía dónde estaba. Me encontraba en un agradable dormitorio, bien amueblado. Una ventana estaba abierta y la luz del sol entraba en la habitación. No había barrotes. El papel de las paredes tenía un hermoso dibujo. Mi cama era grande y cómoda. Todo era una sorpresa. Debí de permanecer sentado en la cama una hora, inmovilizado por la conmoción y el aturdimiento, mientras recobraba gradualmente la conciencia de que me había escapado.

Así pues, todos podemos resistir como buenos soldados y endurecernos en la prisión. Pero si uno lo hace durante demasiado tiempo, se pierde a sí mismo, porque en lo más profundo de nosotros hay algo indefenso, débil e inocente, algo que es como un niño, que realmente sufre de un modo como ni siquiera le permitiríamos vivir a un insecto.

De este modo la prisión me desgarra las entrañas. Me hiere todos los días. Cada día me aparta más de mi vida. Y ni siquiera soy consciente de cómo se acerca mi disolución. Por eso no puedo detenerla.

Nunca hablo de estas sensaciones. Nunca pierdo demasiado tiempo pensando en ellas. La verdad es que solo ahora, mientras escribo, pienso en ellas. Mirarme en un espejo me parece doloroso e indignante. Cuando paso ante una ventana vidriera en el corredor y veo mi reflejo, siento un impulso de cólera. En tales ocasiones experimento vergüenza y odio. Cuando, obligado por las circunstancias, me encuentro entre una multitud de prisioneros, he de hacer un esfuerzo para no atacarles. Siento tal hostilidad, tal odio, que no puedo evitar esta cólera. La he sentido durante todos los años. Soy paranoico, no puedo evitarlo. Jamás busco un enfrentamiento. Cuando converso he de graduar a propósito mi voz para que oculte la indignación que siento, el caos y el dolor bajo la superficie de lo que solemos reconocer como realidad. La paranoia es una enfermedad que he contraído en las instituciones penitenciarias. El motivo no son las sentencias que me llevaron a los reformatorios y la prisión. Es el efecto, no la causa.

¿Le gustaría verse obligado todos los días de su vida a sentarse al lado de un borrachín hediondo y estúpido cada mañana, a la hora del desayuno? O verse acosado a cada momento por un idiota analfabeto que solo sabe decir, o mejor, farfullar: «¡Dame un pitillo, tío!». Y yo me limito a mirar sus ojos legañosos y deseo romperle la crisma ahí mismo, ante Dios y todo el mundo.

…Imagine un millar de tales intrusiones cotidianas en su vida, a cada hora y a cada minuto de todos los días, y podrá comprender cuál es la fuente de esta paranoia, de esta cólera que podría consumirme en cualquier momento si pierdo el dominio de mí mismo.

MENTIRAS

No importa lo que se dice y se hace

Lo ven los ojos.

A la facultad legislativa de la mente

No te preocupan las apariencias y palabras

No hay nada listo y terminado.

Nada.

Ni siquiera tu rencor.

Sobre todo tu rencor.

Así que no me pidas disculpas.

He andado encorvado debajo de tu corazón,

Esa corona de sangre fría

Que sostiene la joya resplandeciente

De la contradicción en tus ojos.

Creo que los arrancaré

De tu cráneo

Y los trituraré en mi puño

…Te daré un perro como lazarillo

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «En el vientre de la bestia»

Mira libros similares a En el vientre de la bestia. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


John Symonds - La gran bestia
La gran bestia
John Symonds
Pallardy_ Pierre - La sabiduria del vientre
La sabiduria del vientre
Pallardy_ Pierre
Anaïs Nin - Henry y June
Henry y June
Anaïs Nin
Ernest Henry Shackleton - Sur
Sur
Ernest Henry Shackleton
Henry Troyat - Alejandro II
Alejandro II
Henry Troyat
Henry Kissinger - La diplomacia
La diplomacia
Henry Kissinger
Jeff Abbott - Panico
Panico
Jeff Abbott
Reseñas sobre «En el vientre de la bestia»

Discusión, reseñas del libro En el vientre de la bestia y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.