Annotation
Narra la vida de una familia de médicos en la Rusia del siglo pasado. Todo empieza en 1925, en la dacha de los Grádov. El padre, Boris Nikítovich, es un brillante cirujano y un maestro respetado; la madre, de origen georgiano, se consagra a su casa, a sus hijos y al piano; el hijo mayor, Nikita, es un joven oficial superior del Ejército Rojo, su hermano Kiril, es un bolchevique, es un amante de la Revolución y del Partido; y su pequeña hermana Nina, una joven poeta de enorme belleza. Lenin ha muerto y el Partido está dividido entre los seguidores de Stalin y los miembros de la oposición liderada por Trotski. Los Grádov se verán implicados, a su pesar, en la Revolución y esto marcará el comienzo de un largo proceso de transformación que abarcará sometiendo a todos los miembros de la familia.
VASILI AKSIÓNOV
Una Saga Moscovita
Traducción de Marta-Ingrid Rebón Rodríguez
La Otra Orilla
Sinopsis
Narra la vida de una familia de médicos en la Rusia del siglo pasado. Todo empieza en 1925, en la dacha de los Grádov. El padre, Boris Nikítovich, es un brillante cirujano y un maestro respetado; la madre, de origen georgiano, se consagra a su casa, a sus hijos y al piano; el hijo mayor, Nikita, es un joven oficial superior del Ejército Rojo, su hermano Kiril, es un bolchevique, es un amante de la Revolución y del Partido; y su pequeña hermana Nina, una joven poeta de enorme belleza. Lenin ha muerto y el Partido está dividido entre los seguidores de Stalin y los miembros de la oposición liderada por Trotski. Los Grádov se verán implicados, a su pesar, en la Revolución y esto marcará el comienzo de un largo proceso de transformación que abarcará sometiendo a todos los miembros de la familia.
Traductor: Rebón Rodríguez, Marta-Ingrid
Autor: Vasili Aksiónov
©2010, La Otra Orilla
Colección: La otra orilla
ISBN: 9788492451517
Generado con: QualityEbook v0.60
UNA SAGA MOSCOVITA
VASILI AKSIÓNOV
Traducción del ruso de Marta Rebón
Barcelona Bogotá Buenos Aires Caracas
Guatemala Lima México Panamá Quito
San José San Juan San Salvador Santiago
Santo Domingo
PRÓLOGO
de Mathias Enard
En la calle Karl Marx de Kazán (Tataristán), a dos pasos del centro, muy cerca del majestuoso Volga, se alza una gran casa de madera en proceso de rehabilitación. El Museo Aksiónov-Ginzburg, que fue inaugurado en presencia del escritor no hace muchos años, debería volver a abrir sus puertas próximamente, enriquecido por numerosos documentos obtenidos tras la muerte del escritor (o eso es, por lo menos, lo que aseguran las autoridades municipales). En el folleto que el conservador ofrece a los visitantes decepcionados aparecen varias fotografías de esta casa y, en especial, de la familia Aksiónov, tomadas a principios de los años treinta. Aparentemente, han cambiado pocas cosas. Allí están Evguenia Ginzburg y su marido en compañía de sus hijos. El pequeño Vasili posa en primer plano en un jardín bien cuidado, junto a la gran barraca de madera. Era poco antes de que la mano de Stalin se cerniese sobre esta familia, antes de la catástrofe que iba a privar al niño de su madre. En 1937, cuando Vasili apenas contaba cinco años, Evguenia Ginzburg, escritora y profesora, fue arrestada y luego deportada al valle del Kolimá, en el extremo oriente de la URSS, tal y como sucedió con decenas de miles de ciudadanos soviéticos. Evguenia Ginzburg contó esta experiencia atroz en dos libros inolvidables, El vértigo y El cielo de Kolimá. Allí describe la llegada de los chequistas a esa misma casa de Kazán, su fría brutalidad, el horror de las cárceles, los interrogatorios absurdos, las privaciones, las torturas interminables y, sobre todo, el infernal proceso de deshumanización propia de la experiencia de los campos de concentración.
Sería absurdo tratar de entender la existencia de un escritor desde un solo prisma, reducir la vida de Vasili Aksiónov a la deportación de su madre, hacerla orbitar alrededor de esta casa de Kazán. Supondría olvidar muchos otros factores, quizá igualmente reduccionistas, como sus estudios de medicina en Leningrado, la pasión por la literatura, el éxito inmediato como escritor y, más tarde, el exilio a Estados Unidos, el regreso a Rusia, las estancias en Francia. La vida de Aksiónov recorre gran parte del siglo xx y, ante todo, la historia de la Unión Soviética. Es precisamente esta historia la que, más allá de su dimensión personal, tiñe su obra al completo desde su primera novela, en 1960. En ocasiones irónico, a veces cruel, siempre extraño, Aksiónov no es un cronista de su tiempo, es más bien un visionario que se alimenta del surrealismo, del absurdo y de la inmensidad de la poesía rusa. Una saga moscovita es una de las mayores novelas del siglo xx, pues Aksiónov consigue fundir en ella, en la trágica encrucijada de la historia rusa, el destino de la humanidad, presa de la violencia, la duda y el miedo.
Todo empieza en 1925, en la dacha de los Grádov, una antigua familia de médicos rusos. El padre, Borís Nikítovich, es un brillante cirujano y un maestro respetado; la madre, de origen georgiano, se consagra a su casa, a sus hijos y al piano; el hijo mayor, Nikita, es un joven oficial de rango superior del Ejército Rojo que ha luchado en la Guerra Civil; su hermano Kiril es un bolchevique convencido, amante de la Revolución y sobre todo del Partido; y su hermana pequeña, Nina, una joven poeta de gran belleza. Estamos poco después de la muerte de Lenin, en los inicios de la Nueva Política Económica (NEP), que acabó con el comunismo de guerra y con el hambre. El Partido está dividido entre los partidarios de Stalin y los miembros de la oposición liderada por Trotski. Los Grádov no son sólo una familia «burguesa», ligada al conocimiento y a la tradición, sino también parte integrante del nuevo Estado soviético. De hecho, la obra comienza con lo que podría llamarse «la parte del deshonor»: tanto Borís Nikítovich, el cirujano, como Nikita Borísovich, el soldado, se han visto ya ensuciados, mancillados a su pesar por la Revolución; uno porque tomó parte (desde la distancia y sin tener otra opción) en el asesinato del líder de la oposición Frunze, y el otro porque fue obligado a participar en la masacre de los marineros de Kronstadt. Estas primeras fisuras marcan el comienzo de un largo proceso de transformación que acabará sometiendo a todos los miembros de la familia. Muy pronto, Nina se ve obligada a salir de Moscú para «hacerse olvidar» en Georgia, en casa de su tío Galaktión, tras haber participado en una manifestación en favor de Trotski. Kiril, el ferviente comunista, es testigo de la destrucción de un pueblo de kulaks que se niegan a unirse al koljós. Y es que más allá de la familia Grádov, la Saga es también la de todos los personajes que están vinculados al destino de los Grádov: los amigos íntimos, las esposas; Tsilia Rosenblum, por ejemplo, la muy bolchevique mujer de Kiril, que nunca llegará a creer que el Partido pueda equivocarse. Así es, las mujeres, los hombres y sus destinos se suman a los de los Grádov. Como el primo georgiano Nugzar, por citar a uno solo, ese auténtico ángel negro, cercano a Lavrenti Beria y a Stalin, que vela por Nina. Y es que la genialidad de Aksiónov, como la de Lev Tolstói (cuya marca está presente en los dos libros centrales de Una saga moscovita como una extensión: «Guerra y prisión» y «Prisión y paz»), reside en mezclar con la misma proximidad a las grandes figuras históricas con los personajes anónimos, ficticios. Las escenas con Stalin son memorables, y Beria, esa víbora georgiana que deviene tan poderosa como un carro de combate, es uno de los retratos más siniestros de este gran libro.