• Quejarse

Kenzabûro Ôé - Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura

Aquí puedes leer online Kenzabûro Ôé - Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 0, Género: Arte. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Kenzabûro Ôé Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura
  • Libro:
    Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura
  • Autor:
  • Genre:
  • Año:
    0
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Kenzabûro Ôé: otros libros del autor


¿Quién escribió Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Kenzaburo Oé
Dinos como sobrevivir a nuestra locura

Prólogo

El pasado es una mímica inabordable: de convenciones rituales, de sufrimientos autoinfligidos, de actos desesperados que se sumergen en los silencios extrahumanos de la locura, del harakiri (Kawabata, Mishima, los kamikazes estrellándose contra los portaaviones norteamericanos en nombre del emperador). El futuro, desde el vemos, una promesa incumplida: en el hijo deficiente o condenado, en el cáncer que se extiende inexorable, en la imposibilidad metafísica de producir un cambio y situarse en ese otro lugar que no es ahora.

Escritura entre abismos, la obra de Kenzaburo Oé (Ose, Japón, 1935) da a ese presente al que se confina —inmóvil como el pasado mítico de las fábulas— un sentido muy distinto del mero abandonarse a lo que depare el día. Al igual que en el tiempo ahistórico del sueño posmoderno, sus personajes son prisioneros de una experiencia a la que les están negados, en primera instancia, tanto la esperanza redentora del futuro como el consuelo del ciclo de conjeturas genealógicas y explicaciones míticas del pasado. Pero a diferencia de aquél, su literatura insiste en interrogar ese presente inescapable en busca de las constantes del destino del hombre. En sus personajes cautivos, siempre al borde de lo autobiográfico, la locura quiere descifrarse a sí misma y reponer al hombre en su relato discontinuo, en la pista de su sentido extraviado. Desde la aparición de sus primeros cuentos en la década del sesenta, Oé ha ocupado un lugar principal en la literatura japonesa posterior a la segunda guerra mundial. Formado en la tradición francesa, profesor en el Colegio de México durante los años setenta, conocedor de la literatura hispanoamericana-que lee en su lengua original—, fluido interlocutor de escritores como Octavio Paz o Günter Grass, Oé alcanzó notoriedad en Occidente, a partir de los ochenta, con libros como La presa, Una cuestión personal y El grito silencioso, que contribuyeron a abrir las fronteras literarias de su país. Yukio Mishima, de quien Oé puede considerarse el polo opuesto, dejó en una frase un testamento atendible: "La cúspide de la literatura japonesa actual hay que buscarla en Kenzaburo Oé". Henry Miller, para quien el autor de Crimen y castigo, El idiota y ¿os hermanos Karamazov representa la mayor gloria literaria, no escatimó en el elogio: "Kenzaburo Oé es un legítimo heredero de Dostoievski". En 1994 ese reconocimiento mundial hizo cuerpo en el premio Nobel de literatura.

Kenzaburo Oé, escritor dotado de un intenso sentido musical, de una prosa precisa y aparentemente simple cuyas resonancias se paladean en muchos niveles de lectura, y de una penetración humana cálida y desesperada, ha sabido, en todo caso, como Dostoievski, fundir la tragedia singular de los personajes con la tragedia colectiva de sus tiempos históricos.

Seguidor de Dante, de Erasmo y Rabelais, de los grandes humanistas del Renacimiento, apasionado lector del Quijote, Oé manifestó siempre su adhesión al personaje de Sancho Panza: la locura se desdobla en su propio escudero, que la secundará como una sombra para suplicarle desde el fondo de la propia alienación, igual que el hombre gordo del relato que presentamos aquí:"¡0h, te lo suplico, dime cómo sobreviviremos todos a nuestra locura!". A pesar de haberse reconocido a sí mismo como un pesimista en el brevísimo plazo de una vida humana, o en el de unas cuantas generaciones, Kenzaburo Oé ha defendido en su literatura y en su vida la necesidad de re-fundar el humanismo, que sólo puede surgir, según el escritor, de nuestros fantasmas más oscuros, del vértigo capital de los horrores de este siglo: Nankín, Auschwitz, Dresden, Hiroshima.

Ariel Dilon

Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura

Durante el invierno de 196..., un hombre anormalmente gordo estuvo a punto de caerse al estanque de agua sucia donde se bañaban los osos blancos. Aquello fue para él una experiencia tan dura, que casi se volvió loco. Gracias a este suceso, no obstante, logró librarse de una idea fija que hasta entonces lo había obsesionado; pero, una vez liberado, una lastimosa sensación de soledad hizo encoger todavía más el alma pusilánime de aquel hombre gordo. Entonces, aunque no venía a cuento, debido sobre todo a que por su carácter obraba siempre movido por impulsos repentinos, decidió quitarse de los hombros otro peso que lo oprimía. Se juró a sí mismo que iba a liberarse de una vez por todas de él, sucediera después lo que sucediera, y, lleno de una energía y un valor que rebosaban por todos los poros de su cuerpo —un cuerpo de aspecto desagradable y que, además, aún llevaba adheridos el hedor y las escamas de las sardinas podridas que había en el agua que hizo saltar como un surtidor la gran piedra que cayó en su lugar al estanque de los osos blancos—, llamó por teléfono, aunque era medianoche, a su madre, que estaba en su lejano pueblo natal, y le dijo:

—¡Haz el favor de devolverme las notas y el manuscrito que me robaste y tienes escondidos! ¡Estoy hasta las narices! ¡Sé todo lo que has hecho! El hombre creía firmemente que su madre estaba, con el anticuado auricular descolgado, al otro lado del hilo, a más de mil kilómetros de distancia. Incluso estaba convencido, de una manera muy poco científica, de que por ser medianoche, una hora en que tenía pocos usuarios la línea telefónica, podía oír la respiración de la persona que guardaba silencio al otro extremo del hilo; y como se trataba de la respiración de su madre, sintió una especie de opresión en el pecho. A decir verdad, lo que oía no era más que su propia respiración a través del auricular que tenía apretado contra su oreja, desproporcionadamente pequeña en comparación con su enorme cabeza.

—¡Si no quieres devolvérmelos, allá tú! —dijo chillando, fuera de sí, pues acababa de darse cuenta de su equivocación—. Voy a escribir de nuevo la biografía de mi padre, pero esta vez será mucho más franca; revelará que, después de volverse loco y vivir durante años y años recluido voluntariamente, de pronto, un buen día, soltó un alarido y, acto seguido, murió. ¡Por mucho que lo intentes, no conseguirás impedírmelo!

El hombre se quedó callado de nuevo, y cubriendo ahora el auricular cuidadosamente con la palma de su gruesa mano, intentó captar la más mínima reacción por parte de su interlocutora. Y al oír colgar el teléfono al otro extremo de la línea, con una suavidad que no por ello resultaba menos significativa, se puso pálido, igual que una chiquilla asustada, volvió a la cama tembloroso y, a pesar de las náuseas que le provocaba el olor del agua sucia del estanque de los osos blancos, deslizó su corpachón entre las sábanas y rompió en sollozos de indignación. Si temblaba como una hoja agitada por el viento, era también a causa de la tremenda y lamentable soledad interior que sentía desde que aquella mañana, en el zoo, había experimentado lo que para él fue una liberación. Eso era lo que le hacía sollozar envuelto en la oscuridad maloliente de las sábanas, donde era obvio que nadie le veía. El hombre gordo gimoteaba a causa de la indignación, el temor y la patética sensación de soledad que se había apoderado de él, igual que lo habría hecho si las frías mandíbulas de color pardo amarillento del oso blanco, inmerso hasta los hombros en el agua sucia casi congelada, hubieran mordido con fuerza su enorme cabeza que parecía un pez exageradamente voluminoso, ya que no sólo abultaba por el diámetro de su cráneo sino también por la manera que tenía de peinarse el pelo, en dirección opuesta al remolino de su coronilla, lo cual hacía que se le alborotara. Transcurrido cierto tiempo, las sábanas del lado de la cama en que estaba tumbado quedaron empapadas y se cambió al otro lado, donde se acurrucó y permaneció así, sollozando, durante un buen rato. El hombre gordo dormía solo desde hacía unos años en la cama de matrimonio que antaño había compartido con su mujer, y le resultaba placentera esta libertad un tanto particular, que no por ser insignificante era de desdeñar.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura»

Mira libros similares a Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura»

Discusión, reseñas del libro Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.