« Puedes escoger una guía preparada con voz celestial.
S i escoges no decidir, aun así habrás hecho una elección.
P uedes elegir entre temores fantasmales y bondad que puede matar.
Y o elegiré un camino claro. Elegiré el libre albedrío.»
Introducción
« El problema del mundo no es la superpoblación,
E s la falta de libertad económica y política.»
J ULIAN L INCOLN S IMON
Un día salía de un debate en un medio de comunicación cuando un señor me comentó: «Nadie piensa como tú, lo que propones es imposible». Acababa de publicar mi primer libro, Nosotros, los mercados , y por fin la crisis económica se había convertido en un tema de amplio debate. Tras cinco años de negar la evidencia o de culpar de nuestros males a los estadounidenses, a los alemanes o a los mercados, se veía auténtico interés por entender la situación y opinar libremente sobre las causas de los problemas y las posibles soluciones.
En un escenario de miedo y frustración por las consecuencias sociales que produce, en todas las crisis aparece un grupo de personas que nos ofrecen el Santo Grial: «Entrégame tu libertad, que yo soluciono tus problemas». Nos ofrecen todo tipo de razones, muy detalladas, por las cuales debemos poner todo nuestro trabajo y renta al servicio del Estado y aceptar cualquier medida de intervención con tal de que se mitigue el dolor. «Déjame, que tú no sabes.»
Nos ofrecen más intervención, la bebida que lo cura todo. ¿Cuántas veces ha leído u oído en estos años frases como «si pudiésemos imprimir nuestra propia moneda no habría crisis» o «la culpa es de Alemania», o «el problema es el libre mercado»?
Por eso decidí escribir este libro. Para contar, a través de un viaje por distintos sistemas económicos y épocas, mi transición desde una concepción colectivista, estatista y neoclásica de la economía y de la política a una visión liberal. Compartir con todos ustedes los aciertos y errores de los distintos sistemas, y tratar de desmontar las soluciones mágicas que nos proponen para que entreguemos nuestra alma, nuestra libertad y nuestro bolsillo a cambio de una seguridad que no recibiremos.
En el libro viajaremos por el mundo, por distintas políticas económicas, siempre teniendo en mente las preocupaciones y dudas legítimas de los que recelan del liberalismo y defienden la intervención. Intentando responder a preguntas que todos nos hacemos, para recordar que:
La riqueza y el bienestar vinieron precisamente de la apertura económica y de las oportunidades creadas por la globalización, en contraposición con aquellos regímenes y políticas liberticidas e intervencionistas.
Las recomendaciones de los grandes economistas, como Keynes, Tobin o Friedman, suelen utilizarse de manera tendenciosa para justificar conductas represoras.
La libertad económica y el capitalismo real, no el clientelismo, crean mucha más prosperidad y son más sociales que los sistemas asistencialistas.
Las políticas de deuda y gasto no garantizan derechos, esclavizan.
El gasto público no es una panacea, sobre todo cuando el sector público no es grande, es elefantiásico y depredador.
La austeridad es moderación presupuestaria, no un crimen, y es lo que ustedes y yo practicamos cada día en el entorno más social y protector que existe, la familia.
Entregar más recursos económicos a los mismos Estados que crean las distorsiones económicas sólo genera más riesgo de fragilidad y ruptura.
Tenemos la oportunidad de «aprovechar» esta crisis —que no ha sido sólo una crisis económica, sino una crisis de valores y de liderazgo— para defender principios básicos, la libertad, la propiedad privada y el libre albedrío.
Hablaremos de esos peligrosísimos unicornios que, como alquimistas, nos ofrecen las soluciones mágicas para convertir en oro el hierro, y como las de aquellos vendedores ambulantes simplemente no funcionan más que para una cosa: dar más poder al que se ha equivocado con nuestro dinero.
Por eso quiero describir cómo funcionan otros países que conozco bien, desde Estados Unidos a Venezuela, desde Japón a Argentina, demostrar que lo que pienso y propongo no sólo se puede hacer, sino que se ha llevado a cabo con éxito en países de nuestro entorno, que hay millones de personas que lo entienden y defienden. Para concluir dando una serie de ideas para que España aproveche su enorme potencial y recupere su puesto de privilegio entre los países más desarrollados y libres.
Espero que disfruten conmigo de este viaje, en el que he tenido la oportunidad de recuperar recuerdos muy queridos y épocas maravillosas para ilustrar el camino hacia la libertad económica. Abróchense los cinturones.
Primera parte
Despertar
Haz lo que quieras..., pero con responsabilidad total
«No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés.»
A DAM S MITH
«¿Qué queremos?»//«¡Prosperidad!»//«¿Cuándo la queremos?»//«¡Ahora!»//«¿La creamos?»//«¡Mañana!»
A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de aprender de personas magníficas que me han ayudado a forjar mi personalidad y mi visión del mundo. Mi padre y mi abuelo, luchadores incansables, son dos de ellas.
Mi abuelo, José Daniel Lacalle Larraga, militar y aviador, ministro del Aire, me repetía una y otra vez: «Piensa por ti mismo». Fue la primera persona que pilotó un avión de noche en España, y nunca lo habría conseguido si hubiese consultado con un comité o si se hubiese ceñido al manual. En cualquier bando, siempre valoró la individualidad, el coraje y la valentía.
Por su lado, mi padre, José Daniel Lacalle Sousa, sociólogo e intelectual de izquierdas, militante histórico del PCE (Partido Comunista de España) y preso político durante el régimen de Franco, ha luchado durante toda su vida contra la injusticia y la opresión. Si se hubiera plegado a las exigencias del consenso, jamás hubiera alcanzado el prestigio con que cuenta entre profesionales y políticos de distintas sensibilidades.