EL MUNDO DE LAS IDEOLOGÍAS
José R. Ayllón
BIBLIOTHECA HOMOLEGENS
© José Ramón Ayllón, 2019
© Homo Legens, 2019
Calle Trafalgar, 1
28010 Madrid www.homolegens.com Colección dirigida por Kiko Méndez-Monasterio ISBN: 978-84-17407-75-9
Maquetación: Blanca Beltrán Esteban Imagen de portada: La Liberté guidant le peuple , Eugène Delacroix, 1830, Museo del Louvre, París Todos los derechos reservados.
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A Jesús García Conde, voz comprometida
ÍNDICE
1. Occidente y las ideologías
2. La Ilustración y su Revolución
3. La masonería
4. El positivismo
5. Evolucionismo radical
6. Liberalismo y capitalismo
7. El marxismo como ingeniería social
8. Los nacionalismos
9. Nietzsche, Freud y la revolución sexual
10. Feminismo e ideología de género
11. Ecologismo y antinatalismo
12. Posverdad y corrección política
Fue el mejor de los tiempos y también el peor; la edad de la sabiduría y de la locura; la época de la fe y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Parecía que lo teníamos todo y no teníamos nada. Íbamos directamente hacia el cielo pero nos extraviábamos por el camino opuesto.
Charles Dickens Historia de dos ciudades El hombre es para el hombre el ser supremo.
Feuerbach
1.
Occidente y las ideologías
Cuando el mundo antiguo estaba declinando, las viejas religiones fueron vencidas por la religión cristiana. En el siglo XVIII, las ideas cristianas cedieron su puesto a las ideas filosóficas.
Karl Marx Occidente, the West , es mucho más que Londres y Florencia, que Homero y Cervantes, que la Coca-Cola y los vaqueros. Valores e instituciones comunes le convierten en un mundo con rasgos propios, diferente de los mundos chino y japonés, árabe y musulmán, indio y africano. Esos valores e instituciones son fruto de un proceso de siglos, alimentado por tres aportaciones esenciales: la razón griega, el derecho romano y la religión cristiana.
Ese legado extraordinario será administrado, hasta finales del siglo XVIII, por los dos poderes que configuran el Antiguo Régimen: los reyes y los papas. A partir de la Revolución francesa –tal como resume Marx en la cita que abre este capítulo–, serán las ideologías quienes configuren el nuevo mundo, apareciendo en cascada con este orden:
- Ilustración y masonería
- Positivismo y nacionalismos
- Liberalismo y comunismo marxista
- Evolucionismo radical y ecologismo
- Psicoanálisis freudiano y revolución sexual
- Ideología de género y posverdad
La novedad de este escenario es relativa. Si los griegos pasaron del mito al logos por el puente de la filosofía, sus nietos europeos han girado sobre sus talones en el siglo XVIII, han cruzado el puente en sentido contrario, y desde entonces van cayendo en los grandes mitos modernos: las ideologías. Su estudio aporta, sin duda, una perspectiva esencial en la comprensión del mundo actual. Nacieron a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, pero siguen vivas en el XXI, con muy buena salud. Todas están aquí, sumando sus esfuerzos en pos de un progreso ambivalente, que incluye ingeniería social para deconstruir la civilización en la que han nacido. Aunque suene a película, su objetivo es el asalto a Occidente.
Triple herencia Decíamos que la civilización occidental se construye sobre el legado de Grecia, Roma y el cristianismo. Grecia es la razón rigurosa y la democracia, el derecho a ser protegido por la ley y el deber de cumplirla. Cuando los filósofos ingleses forjen la expresión goverment of laws , no harán sino volver a formular en su lengua el viejo ideal cívico griego. En Grecia también nació la enseñanza: un conjunto sistematizado de conocimientos que perdura, a través de la Edad Media y el Renacimiento, hasta las sociedades occidentales modernas. A ese clima cultural y político corresponde un nivel ético elevado, que propone el cultivo de las virtudes fundamentales.
Si Grecia tiene tantas legislaciones como ciudades, Roma es un enorme imperio que pudo mantener la cohesión gracias a su incomparable Derecho . El espíritu práctico de los romanos, unido a un profundo respeto por la tradición heredada, propiciaron una minuciosa recopilación de dictámenes y sentencias jurídicas. Aquel inmenso y elaboradísimo corpus, estudiado más tarde en las mejores universidades, será la base de todos los ordenamientos jurídicos occidentales modernos. Se daba así un segundo salto en la evolución cultural de la humanidad.
Griegos y romanos vislumbraron que el universo obedece a un plan, trazado sin duda por algún extraño e invisible Ser. Lo que jamás pudieron imaginar es que el misterioso Hacedor del mundo pudiera visitarlo en persona, y enseñar subido a una barca o presidiendo una comida. Dice Chesterton que “ese hecho, admitido en bloque por la civilización occidental durante casi dos milenios, es lo más asombroso que ha conocido el hombre desde que apareció sobre la faz de la Tierra”. Julián Marías expone la radical innovación del cristianismo en un breve y clarificador ensayo: La perspectiva cristiana .
La triple alianza entre Grecia, Roma y el cristianismo produce, entre otros frutos, el humanismo : amplísimo acervo de sabiduría vertida por escrito cuyo propósito fue, desde Homero, el ennoblecimiento armónico del ser humano en sus principales facetas: ética, estética y espiritual. Otro de los hitos culturales de esa alianza fue la invención de la Universidad, forma superior de enseñanza y convivencia culta, con inmensas consecuencias. Un tercer fruto serán la ciencia y la técnica, que despegan a partir del siglo XVI. Otro mérito indudable es haber sentado las bases de las instituciones libres que han proporcionado a los países occidentales su predominio geopolítico. Xavier Zubiri resume así la enorme importancia de esa síntesis: La metafísica griega, el derecho romano y la religión de Israel (dejando de lado su origen y destino divinos) son los tres productos más gigantescos del espíritu humano. El haberlos absorbido en una unidad radical y trascendente constituye una de las manifestaciones históricas más espléndidas de las posibilidades internas del cristianismo. Sólo la ciencia moderna puede equipararse en grandeza a aquellos tres legados.
Asalto a Occidente Las conquistas mencionadas surgen y se consolidan a lo largo de una extensa época que conocemos como Antiguo Régimen, lastrada también por indudables injusticias. Se trata de una sociedad rigurosamente estamental, que defiende privilegios de clase y consagra la desigualdad social, jurídica y económica; que apenas contempla la libertad política, y menos la de conciencia, pensamiento y expresión.
En 1789, los ilustrados franceses, decididos a liquidar el viejo orden, provocarán una revolución que cambiará para bien y para mal el curso de la historia. Europa y América serán, desde entonces, las primeras tierras sembradas y minadas, al mismo tiempo, por ideas que aspiran al poder político y al dominio cultural.
Marx , el más grande de los ideólogos, lamenta que esa revolución ideológica haya llegado con tanto retraso, por culpa de una trayectoria filosófica dedicada desde los griegos a interpretar el mundo, no a cambiarlo. El marxismo acabará con ese estatus pasivo y se centrará en transformar la sociedad. Será –como casi todas las ideologías– una teoría para justificar una praxis revolucionaria que siempre llevará aparejado un proceso de ingeniería social.
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