Jesús Cintora - La conjura Así se fraguó el primer Gobierno de coalición de la democracia

C onocí a Pedro Sánchez en 2012, en una tertulia de la televisión. Por entonces, recuerdo haber tomado cafés con él y reconocía que aspiraba a ser importante en el PSOE. En el partido no contaban mucho con Sánchez, pero resistía con gran confianza en sí mismo y en que los tiempos debían cambiar, porque eran necesarias las caras nuevas. Era un tipo llamativamente optimista, que aquel año me confesó que le gustaría aspirar al liderazgo del Partido Socialista y, al siguiente, sin haberlo alcanzado todavía, a pesar de los obstáculos que le estaban poniendo, ya me dijo que sería presidente del Gobierno. Tal cual. En aquel tiempo, el hombre que tenía un trébol en su estado de WhatsApp ya tenía en la cabeza lo importante que era la renovación, moverse y patearse el país visitando las sedes y a los compañeros de partido en las provincias.

En 2013, conocí a Pablo Iglesias. Tuve la oportunidad de reiniciar un programa de televisión y llamé como colaborador a un tío con coleta, con un discurso atrevido, al que había visto a través de la tele de Vallecas y en algún vídeo de Internet. Tomando alguna caña por mi barrio, cuando no nos hacía caso ni Blas, Iglesias se mostró como un apasionado del audiovisual y de la política. Más, incluso, de lo primero. Su perfil fue creciendo y, tras algún intento de ir en un puesto destacado de las listas europeas de Izquierda Unida, no lo logró y montó un partido con otros compañeros. La apuesta tuvo resultados muy sorprendentes para muchos. Lo curioso es que, en aquel primer programa televisivo que presenté, Sánchez e Iglesias coincidieron. Les llamé, aunque para mesas distintas. Uno como politólogo y analista, otro como joven político, igual que Pablo Casado, Albert Rivera o Alberto Garzón, que también vinieron.

Recuerdo cuando Pedro me pidió el teléfono de Pablo para conocerle y cuando los dos se enzarzaron en su primer debate. Fue el día de la abdicación del Rey. Sánchez, que aspiraba ya abiertamente a liderar el PSOE, me pidió venir, mientras que Iglesias entró desde Bruselas, donde ya era eurodiputado. El joven político socialista le echó en cara al de Podemos que faltara el respeto a su partido con su discurso. Eran tiempos en los que Pablo Iglesias denunciaba insistentemente las puertas giratorias y la casta. Dada la fecha en que estábamos, el republicanismo de cada uno también fue motivo de una ardorosa disputa. Eran días de cambios. Unos dicen que muchos y otros, que jamás llegaron a ser tantos.

Lo cierto es que, tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias, pronto tuvieron la ocasión de intentar ponerse de acuerdo para encabezar un Gobierno, pero no fue posible. Primó la desconfianza y las ganas de imponerse unos a otros, más que otra cosa. Probablemente, las resistencias eran infinitamente mayores en un país que, desde 2014, ha ido viviendo una serie de transformaciones. Sus propios partidos también se han ido transformando, empezando por el PSOE y Podemos. Eso sí, la vida, a veces, te brinda otras oportunidades y, sobre todo, son los electores, la gente, quien ha colocado a Sánchez e Iglesias en la situación de necesidad para ponerse de acuerdo. ¿Por qué el Gobierno de coalición que no fue posible en años lo fue en horas?

Pedro, Pablo, Iván Redondo, Gentili, Carmen Calvo, Ábalos, Echenique, Junqueras, Rufián, Puigdemont, Casado, Otegi, Abascal, Revilla, Teruel Existe, Felipe González, Aznar, la patronal, obispos, los ultras, Bruselas, las mareas… ¿Qué grado de protagonismo tienen en esta historia?, ¿cuánto influyó el mal resultado del PSOE en la repetición electoral para que Sánchez buscara un acuerdo rápido?, ¿hasta qué punto Iglesias necesitaba un pacto para intentar frenar el retroceso de Podemos?, ¿cuánto influye el ascenso de Vox?, ¿y el batacazo de Ciudadanos?, ¿qué pasa con la crisis en el PP?, ¿cuál fue la influencia de Cataluña y la disputa entre los partidos independentistas?, ¿qué papel jugaron en el País Vasco, Cantabria, Galicia o Aragón?

Querido lector, he querido escribir una crónica de lo ocurrido para que España llegara a tener el primer Gobierno de coalición desde la dictadura de Franco. Pactado como progresista, con un programa de medidas sociales y económicas que asustaron a unos e ilusionaron a otros. Es una reconstrucción que, espero, pueda servir para informarte y entretenerte un rato. Te doy las gracias por tener este libro en tus manos y nos vemos en las calles o en las redes sociales, donde estaré encantado de recibir tus preguntas y opiniones. Muy agradecido, espero que lo disfrutes.

J ESÚS C INTORA

Madrid, un viernes 13 de marzo de 2020