Ignacio Apolo - Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010
Aquí puedes leer online Ignacio Apolo - Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010 texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2013, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010
- Autor:
- Genre:
- Año:2013
- Índice:5 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010 — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010 " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
F funesiana
Ignacio Apolo
memori
a
fals
go
ucaroff
prólo
Elsa dr
memoria
| funesiana |
2010
Memoria falsa
de Ignacio Apolo
integra la colección
Deja vú
a cargo de Lucas Oliveira
Contacto con la editorial
editorialfunesiana@gmail.com
www.editorialfunesiana.wix.com/artesanal
copie, reenvíe
preste, fotocopie
comente, corrija
tache y vuelva a copiar
citando todas las fuentes
* chequee *
http://creativecommons.org/licenses/by/2.5/ar/
edición PDF
| A B R I L 2 0 1 3 |
Prólogo
| Elsa Drucaroff |
| bio |
Elsa Drucaroff es novelista, ensayista, crítica literaria y docente. Es profesora de Castellano, Literatura y Latín (formada en el Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González), publicó novelas, cuentos y ensayos. Investiga y dicta seminarios en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), dicta “Periodismo Cultural II” en la Maestría en Periodismo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.
Publicó las novelas La patria de las mujeres. Una historia deespías en la Salta de Güemes (1999), Conspiración contra Güemes. Una novela de bandidos, patriotas traidores (2002) y Elinfierno prometido. Una prostituta en tiempos de la Zwi Mig-dal (2006, de próxima aparición en Polonia), El último casode Rodolfo Walsh (2010) y el breve tomo de relatos Leyendaerótica. Fragmentos en la editorial Eloísa Cartonera. Publicó los ensayos Mijail Bajtín. La guerra de las culturas (1996) y Arlt, profeta del miedo (1998). Dirigió La narración gana lapartida, volumen once de la Historia Crítica de la LiteraturaArgentina, obra con dirección integral de Noé Jitrik.
En 2011 la editorial Emecé publicó su descomunal ensayo Los prisioneros de la torre.
En 1995 Memoria Falsa ganó un concurso importante y se publicó. Como casi toda la literatura argentina que aparecía entonces, pasó inadvertida. Sin embargo, inaugura probablemente algunos rasgos muy importantes de la nueva narrativa. En ella fue donde yo, al menos, leí por primera vez casi todas las manchas temáticas que reaparecen en libros posteriores, entre otras: las entonaciones del desconcierto, el campo semántico de la intemperie, la percepción del quiebre en la con-tinuidad de nuestra Historia, el trauma de los desaparecidos, no como tema de representación sino como motor productivo que se plasma en relatos fantasmales donde, por ejemplo, hay una vida joven y ausente, o en la Gestalt donde hay siempre dos (hermanos, amigos) y uno está muerto o no está. Y sobre todo, la mancha temática de la “memoria falsa”, esa conciencia de un pasado incomprensible, ese contarse el pasado con palabras que se sienten extrañas, la sorpresa ante una herencia que nadie explica mucho, la sensación de que a lo mejor el ayer es apenas un invento y el mundo, nomás, empezó ahora, de la nada (“tiene 20 años”, dice el chaboncito en la novela que se publica en 1996, remitiendo por primera vez y para siempre al instante del trauma, al lugar de tan atrás en el que empieza un tabú).
Argentina en los ‘90 y su literatura
Memoria Falsa se escribió durante 1994 en una Argentina donde el gobierno de Carlos Saúl Menem gozaba del apoyo de la compacta mayoría. Los pobres llevaban a sus casas heladeras de último modelo y videocasetteras para que sus hijos conocieran el cine, las clases media y alta –ya completamente divorciadas de la cultura, que dos décadas atrás adoraban como el non plus ultra del refinamiento– modelaban músculos y glúteos en gimnasios y quirófanos, viajaban a Miami y, si iban a Roma, no era para admirar esculturas de Miguel Ángel sino para tarjetear los mejores diseños de zapatos. Mientras tanto, gran 6
parte de los académicos e intelectuales apenas escondía su satisfacción en una verborragia afrancesada, pretendidamente iconoclasta, que re-formulaba, entre máquinas deseantes, significancias y semiosis rizo-máticas, una versión cool de la izquierda anterior, con la tranquilidad de que ahora ya no había sujeto para hacer desaparecer y torturar, ni acontecimientos para comprometerse, las clases sociales eran apenas un invento discursivo y entre la crítica y la ficción no había lími-te alguno (El Capital, de hecho, era una novela apasionante). Con sus magros sueldos, los profesores universitarios compraban felices libros de Anagrama, se llevaban los tes de Twinings y los quesos franceses de las góndolas del supermercado y, armados de Foucault o Deleuze, corrían por izquierda a cualquier ingenuo que proponía algún camino de transformación. Ya no había modo concreto alguno y efectivo para mejorar el mundo; por suerte las guerras, ahora, se veían por TV con la sonrisa escéptica de quien leyó en Baudrillard que los medios masivos montan simulacros.
En 1994, cuando Ignacio Apolo escribía Memoria Falsa, la literatura argentina se asfixiaba en un círculo cerrado de “exquisitos”. Hacía años que los lectores que todavía existían casi no leían lo que se estaba escribiendo. La excepción eran muchos jóvenes que, alejados de los prejuicios de la academia de Letras, habían descubierto autores nuevos en la despareja colección “Biblioteca del Sur” (dirigida por Juan Forn en Planeta). Allí aparecieron algunos de los pocos libros que, antes de Memoria Falsa, se atrevieron a representar personajes de la juventud argentina que realmente existía, fuera ésta representación políticamente correcta o incorrecta. Claro que ésta era “literatura del mercado”, según el maniqueísmo imbécil que todavía hoy algunos sostienen, y entonces la literatura “culta”, con “prestigio”, estaba en otra parte, y también así lo repetían como loros los suplementos culturales de los diarios de entonces. Lo hacían sin ganas ni convicción, porque esa 7
parte no les interesaba en el fondo ni siquiera a sus periodistas. Eran tiempos apáticos, donde el puñado de escritores treintañeros bendecidos por la academia hablaban con pomposa jerga lacano-deleuziana de una literatura completamente alejada de la vida, y nada parecía incidir realmente en nada.
A fines de los ‘80, escritores jóvenes nucleados alrededor de la revista Babel se habían propuesto como “los nuevos”; sus obras eran acordes con el tono de ese tiempo y anticipaban lo peor de los ‘90: lo que importa es la teoría literaria, explicaban, sólo alguien que no lee teoría quiere narrar una historia, la literatura no sirve para nada y encima, ¡aleluya!, la realidad quedó lejos y el compromiso, demodé. Sin nada para decir, escribamos cualquier jueguito a lo Aira sobre China o Malasia, no nos vengan más con lloriqueos por los desaparecidos,
“la sangre derramada sólo sirve para hacer chorizos” (escuché perso-nalmente la frase mítica, fue dicha por Daniel Guebel o Alan Pauls, se me confunden en la memoria, durante una polémica con los adultos setentistas). Salvo a los académicos de algunas carreras de Letras, estas obras no le interesaron a casi nadie. El puñado de nuevos escritores bendecidos por la facultad no escribía para la gente, siempre tan tonta.
Escribía para los críticos y especialistas. Y siguió escribiendo así en los noventa. En la trastienda, Ignacio Apolo elaboraba Memoria Falsa.
Padres progres, hijos apolíticos y un país de memoria falsa En 1994 los padres progres de izquierda acusaban a sus hijos de ser apolíticos y derrotados y éstos se lo creían, pero si, interesándose en política, como sus progenitores pedían, preguntaban qué había hecho un desaparecido para desaparecer, o dónde había militado, la mayor parte de esos progres respondían que no importaba. “Eso no se pregunta, nene”, aprendían los hijos, “de eso no se habla”. Se habla del horror de los militares malos malísimos que sobrevino en 1976.
Página siguienteTamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010»
Mira libros similares a Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Memoria Falsa - Ignacio Apolo - Funesiana - 2010 y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.