• Quejarse

Cris Ginsey - Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition)

Aquí puedes leer online Cris Ginsey - Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition) texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2018, Editor: LES Editorial, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Cris Ginsey Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition)
  • Libro:
    Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition)
  • Autor:
  • Editor:
    LES Editorial
  • Genre:
  • Año:
    2018
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition): resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition)" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Cris Ginsey: otros libros del autor


¿Quién escribió Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition)? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition) — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition) " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Cosas del destino.
El diario de Claire Lewis

Cosas del destino

El diario de Claire Lewis

Cris Ginsey & Anna Pólux

Primera edición en LES Editorial abril de 2018 de la obra Cris Ginsey y - photo 1

Primera edición en LES Editorial: abril de 2018

© de la obra: Cris Ginsey y Anna Pólux, 2018

© de esta edición: Letras Raras Ediciones, S.L.U., 2018

Imagen original de portada de Olichel Adamovich
bajo licencia Creative Commons CC0

LES Editorial pertenece a Letras Raras Ediciones, S.L.U.

www.leseditorial.com

ISBN: 978-84-948263-3-7

IBIC: FA, FP, FRD

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

A todas esas personas que leyeron,
sufrieron y disfrutaron con nosotras.
Gracias por ayudarnos a hacer realidad
uno de nuestros sueños.

Índice

1
El diario de Claire Lewis (I)

Verano de 2008.

Putos mosquitos.

Es que no respetaban nada, en serio. En su incansable afán por ir chuperreteando sangre por aquí y por allá, no tenían la más mínima sensibilidad por las necesidades ajenas. Ni la más mínima sensibilidad, ni la deferencia de darle tan solo unos minutos para poder continuar aquella inesperada, a la par que increíblemente interesante, lectura sin tener que estar pegándose manotazos cada dos por tres en cada centímetro cuadrado de su anatomía. Y no era fácil seguirles el ritmo con una mano ocupada por la linterna, cuya luz le permitía avanzar por las páginas de aquel diario que alguien había dejado olvidado precisamente allí. Lo habían abandonado así, como si nada, bajo la almohada de aquella litera. Más concretamente bajo la almohada de su litera. Si eso no le otorgaba el derecho y, es más, el deber de leérselo de cabo a rabo sin sentir culpabilidad ninguna, que bajara Dios y lo dijera. Así que, mientras esperaba la posible segunda venida de nuestro salvador Jesucristo, allí estaba, devorando páginas a un ritmo vertiginoso y con más ganas de descubrir si «mi gran amor, Brian Connelly» acudió finalmente, o no, a la fiesta de cumpleaños de Britney McDonald, que de saber quién sería el ganador de American Idol .

¡Joder, menudo susto! Casi se le cayó el diario al suelo de la impresión, porque, sin previo aviso, el brazo de Ronda había caído como un peso muerto desde la litera de arriba y se balanceaba ligeramente de un lado a otro mientras su dueña seguía roncando desde las alturas, como si no tuviera ni una preocupación en el mundo. Ni una sola. Le golpeó la mano con fuerza, molesta por el amago de infarto que le había provocado, y escuchó cómo cesaban sus ronquidos tras un ruido sordo semejante al gruñido de un cerdo. Pura poesía. Volvió a golpearle la mano y, por fin, debió de caer en la cuenta de que había perdido una extremidad y la replegó de vuelta a su territorio. Segundos después, su amiga retomaba los ronquidos. Bufff…

El décimo mosquito de la noche atacó su cuello. La gota que colmó el vaso, porque ya no aguantaba más. Era verdad que había respondido «Tú lo flipas» cuando su madre le repitió, por centésima vez, que se echara aquel repelente de mosquitos por las noches para evitar la masacre, pero es que por muy mal que oliera, y olía muy muy mal, situaciones desesperadas requieren de medidas desesperadas, y su madre no tenía por qué enterarse jamás. De modo que, dejando la linterna y el diario de la tal Claire Lewis a un lado, se levantó de la cama y se dirigió a su mochila, que descansaba apoyada contra la pared a escasos metros. Se movió con sigilo para no molestar a la cerda durmiente ni al resto de ocupantes de la cabaña. Así, muy bien, ni un solo sonido, con la elegancia de un gato en mitad de la noche, con la habilidad de un ninja , cinturón negro en el arte de… ¡me cago en la puta! Apretó la mandíbula mientras se sujetaba el pie entre las manos saltando a la pata coja, porque se había golpeado el dedo meñique contra la pata de la cama de Olivia, y a lo mejor el gato ya no parecía tan elegante.

— El karma es una puta — escuchó el susurro de Olivia.

Bah. Decidió ignorarla y continuó con su camino hacia la mochila, tragándose los improperios que aquel golpe a traición había gestado en la boca de su estómago. «¿No se te ocurrirá leerte el diario, Ashley ?», «Son los pensamientos íntimos de alguien, Ashley », «Debería darte vergüenza, Ashley », «El karma te lo devolverá, Ashley », «Bla, bla, bla, Ashley ». En ese plan habían estado Ronda y Olivia desde que encontró el diario aquella tarde, cuando los monitores las cambiaron de cabaña. Menudas Pepitas Grillo tenía por amigas.

Se hizo con su repelentemente repelente repelente de mosquitos y, cuando se disponía a regresar a su lecho pasando junto a la cama de Olivia, la Pepita Grillo número dos volvió a susurrarle de nuevo:

— El karma no perdona, Ashley .

Uf, qué pesadilla, por Dios. Destapó el repelente para mosquitos y la pulverizó con él sin la menor vacilación.

— Duérmete ya — le susurró, y sonrió al escucharla toser y llamarla gilipollas, pero con cariño. ¡Qué gran amistad a prueba de pulverizaciones!

Dejó atrás a Olivia y su dramática lucha por recuperar la respiración, y volvió a parapetarse en su cama haciendo de tripas corazón y rociándose con el espray insecticida. Tenía mejores cosas que hacer que esperar a descubrir si su amiga finalmente vivía o moría, como, por ejemplo, retomar la lectura de aquel misterioso diario. Se lo debían de haber regalado a la tal Claire cuando cumplió los catorce, porque la primera entrada hablaba precisamente de eso y describía su fiesta de cumpleaños con todo lujo de detalles. Lo más interesante había sido cuando todas las asistentes a la celebración descubrieron con horror que el hermano de Claire había añadido laxantes a la tarta. Épico. El puto amo. Días después, y ya recuperada de las consecuencias de la consumición de aquel postre, la tía había cogido el bote de champú de su hermano y lo había vaciado por el sumidero para reemplazar su contenido por crema de depilar. De las rápidas. Bautizó la operación como «Calvicie Total. La gran venganza» y quedó a la espera de que su hermano decidiera lavarse el pelo. Pero ella no podía esperar más para enterarse del desenlace de aquella vendetta , de modo que urgía el seguir con la lectura de aquel apasionante documento, pero ya.

***

¿Que cuántas horas había dormido? Pocas, muy pocas. Y prefería no entrar en detalles de la forma en que sus amigas la habían despertado aquella mañana, porque ella no era de las rencorosas. Solo diría que el que te tiren un vaso de agua congelada en plena cara no resulta nada agradable.

Su adormilada mente captaba retazos de la conversación que estaban manteniendo sus amigas en esos momentos mientras removía su leche con una cucharilla. Estaba tan cansada que desayunaba casi por inercia. Benditos automatismos. Y aquellas mesas y bancos de madera al aire libre de normal le parecían un lugar cojonudo para desayunar, pero justo en esos momentos, el sol incidía de lleno en su cara y sin piedad, y ella solo tenía ganas de apagarlo para siempre. Estaba dispuesta a sufrir las consecuencias. ¿Inminente oscuridad completa y absoluta? Le venía de perlas, gracias. ¿Descenso drástico de las temperaturas? Se agradecía, que llevaban ya unos días bastante sofocantes. ¿Muerte de todos los organismos vivos que pueblan la Tierra? Un daño colateral que estaba dispuesta a asumir.

— Si no te hubieras pasado media noche enganchada a ese diario, ahora tendrías otra cara, ¿sabes?

Era Ronda. Estaba sentada frente a ella y se untaba mantequilla en una tostada con una vitalidad envidiable, sin parar de parlotear ni para coger un poco de aire.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition)»

Mira libros similares a Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition). Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition)»

Discusión, reseñas del libro Cosas del destino (I): El diario de Claire Lewis (Spanish Edition) y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.