UNKNOWN - La Guerra que vivimos a diario (Spanish Edition)

LA GUERRA QUE VIVIMOS A DIARIO

Bernardos Bueno

"Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz"

Friedrich Nietzsche

Diario de él día 1

Hoy volví a escuchar el ruido de las bombas, y ¿sabes? El sonido no ha sido tan diferente esta vez, ni el humo que rezumaba por debajo de la puerta, lo sentí llegar, me abrumaba, no era un aire corriente, te estrechaba, me envolvía como un abrazo cálido de despedida, en ese momento no me importó, ya no estábamos tú y yo, solos, tan distantes, tan fríos, sentía esa calidez que por causas del destino o por puro capricho siempre nos habíamos negado, a ti tampoco pareció importarte, tan distante, siempre tan fría, tan racional.

Ahí sumido en ese eterno abrazo, noté como la tranquilidad se apoderaba de mi cuerpo, entorné mi cuello, me recoloque en la posición más cómoda que me fue posible, los parpados antes activos permitiéndome que uno de mis más preciados sentidos admirara aquellos hechos, caían, cesaban sus funciones y me sumían en un profundo sueño.

El sonido dejó paso a un mísero murmullo, la calidez del abrazo se tornó en nimiedad, y tú como siempre me observabas, me mirabas sin decir nada, quizás contagiada por ese humo, por ese abrazo, no sé si llegamos a tocarnos, si estuvimos cerca por primera vez en mucho tiempo, pero sé que compartimos ese momento, quién sabe si fui yo el que te indujo o fuiste tú la primera en buscar ese sueño, pero allí estábamos los dos, juntos, apacibles, dormidos soñando.

El ruido de la tercera bomba nos despertó, entonces nos dimos cuenta, no era un abrazo cálido en una despedida idílica, era un abrazo frío, mortal y casi siniestro, nos miramos, no hizo falta hablar, no hicieron falta coloquios, muchas veces vi esos ojos, esa mirada, sentía tu fuego, lo que sentías tu hacia mí, por ahí lo entendí, fuiste contagiada, yo me deje llevar y tú me seguiste, como tantas veces.

El cuchillo de la culpa que me clavabas me hizo preferir aquel frío abrazo, yo te miraba atemorizado, esperando una de tus resoluciones, un último ataque más, tu conclusión más clara y concisa, pero con tranquilidad, aquella que te caracterizaba, solo diste media vuelta y me permitiste ir, más bien te lo permitiste a ti misma, por que fuiste tú quien se marchó, y aunque mi instinto me obligo a seguirte, no tardaste ni dos segundos en clavarme esa última mirada que me hizo retroceder, quedarme quieto, esperando sentir ese abrazo otra vez, y sabe él que lo encontré, aunque sin necesidad de un aire perjudicial, me deje atrapar por las sombras y te permití esos instantes que tanto te gustaban.

Diario de ella día 1

Me instas a que escriba, a que me exprese, a que si no quiero compartir mis pensamientos contigo, al menos los pueda mostrar, es tan extraño estar aquí contigo, tener que renunciar a tantos principios en pro de la supervivencia.

Diario de ella día 2

Me siento ante ti, nunca pensé en escribir en verdad un diario, siempre tuve mis pensamientos tan en orden y tuve las cosas tan claras, que pienso que no es necesario tener que ir anotando todo lo que siento.

Pero hoy me encuentro aquí, atrapada, atrapada junto a él, ¿quién es? ¿Qué esconde ese pelo rubio, esos ojos marrones? ¿Por qué el azar nos ha traído aquí?

Hemos intercambiado pocas palabras desde que estamos aquí dentro, escondidos en este sótano. Abrazados ante el frío que nos asola, como dos seres que se conocen desde hace tiempo, protegiéndonos ante el sonido de las bombas.

Creo que seguiré manteniendo la escritura de este diario para que alguien me recuerde, para que no se pierda la cordura, aunque intuyo que por aquí falta bastante de eso.

Diario de él día 2

Siento en cada abrazo tu distancia, siento el hielo que te recorre, que me contagias, eres un ser tan introvertido, a veces pienso que soy simplemente una fuente de calor de la que te aprovechas, ni si quiera tu belleza tan clamorosa hace que quiera tenerte cerca, conviertes todo en hiel, haces que no desee nada.

Diario de ella día 3

Desde hace unos días tengo que escuchar tus continuos monólogos, tengo que escucharte hablar sobre el destino, la vida, sobre cómo vivir cada momento y me resultas tan patético, es increíble que pienses que algo así puede ser fruto de un destino mágico que te aguarda, que pienses que eres un ser totalmente especial para el mundo.

Y a la vez es tan triste…

Diario de él día 3

Últimamente parece que escuchas, parece que he conseguido superar esas barreras que nos separaban, quizás por eso estamos aquí tu y yo, quizás el destino quiso que nos juntáramos, sigo sin entender por qué quiso separarme de ella, sigo sin entender cómo el hombre puede meterse en una guerra tan cruenta, cómo puedes hacerle algo así a seres de tu misma especie.

Pero aquí nos encontramos y es absurdo mirar al pasado, estamos aquí tu y yo, conversando, seguramente yo más que tú, pero me es igual, espero contagiarte un poco de mi filosofía, aquí encerrados, somos tan distintos, tu tan triste, tan lúgubre, yo deseando que cada día salga el sol, ilusionado, esperanzado, disfrutando de cada segundo, pues si no de que otra forma pretendes enfrentarte a esto, si tu esperanza muere, ellos habrán ganado.

Diario del él día 4

¿Por qué siempre tan triste?

¿No puedes aceptar que estamos aquí y punto?

Que la vida es un regalo que hay que agarrar, que de nada sirve estar ahí con la cara larga, con la mente en blanco, estregándote en tus desdichas, no te das cuenta de que eso no va a cambiar el mundo, y aunque te duela ahora es nuestro mundo.

Diario de ella día 4

Hoy me has preguntado qué si pienso seguir estando triste, y no es así, no es triste, es pensativa, los víveres no darán para siempre, y la guerra tiene pinta de no acabar, te sientes emocionado porque has conseguido que escriba, y sin embargo no te das cuenta que lo hago solo porque a cada momento que escribo, es un segundo más de tranquilidad para mí, un momento más que no tengo que escuchar tus coloquios, que no tengo que escuchar tus excusas baratas y tu autoengaño de que todo esto tiene algo bueno, de que todo esto conlleva un final alegre y tus argumentos banales de por qué debo sonreír a la vida, por encerrarme en un mísero desván.

Diario de él día 5

Hoy me he levantado triste, lo noto, no sé muy bien por qué, no sé si quizás me estas contagiando algo de tu pena, si tanta historia de cómo sobrevivir, de cómo actuar, si tanta duda.

Tanto interrogante sobre lo que haremos me está consumiendo, y tu sin darte cuenta nos estas consumiendo a los dos.

Diario de ella día 5

Por fin un día de tranquilidad, tan callado, tan serio, tan pensativo, empiezo a pensar que puede haber algo en ti que merece la pena.

Diario de él día 6

Hoy llueve, siempre me han gustado los días de lluvia, los disfruto tanto, creo que desde que no hablamos nos llevamos mejor, creo que en realidad nos sienta bien el no mezclarnos emocionalmente, pero se me hace tan extraño, abrazarte, sin más sentido que ayudarnos a sobrevivir, sin hablar, sin emoción, tan triste…tan inanimado….

Diario de ella día 6

Sigo sin entenderte y creo que nunca llegaré a hacerlo, empiezo a pensar que tienes un punto de locura más alarmante y peligroso de lo que yo creía.

El día ha empezado tan oscuro que parecía que el sol no hubiera salido, los mejores momentos de luz han sido con cada relámpago, y tu ahí, caminando por esta pequeña estancia, sonriendo, callado sin decir nada, el no hablarnos me ha permitido observarte durante todo el día, y ahí estabas, poco a poco la expresión de tu cara fue decayendo, como una vela que se apaga, llenando de cera todo el candelabro, ahogándote en ti mismo, vaciándote el alma, cubriéndote de pena.