• Quejarse

Stanley Elkin - Poética para acosadores

Aquí puedes leer online Stanley Elkin - Poética para acosadores texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2018, Editor: Contra, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Stanley Elkin Poética para acosadores

Poética para acosadores: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Poética para acosadores" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Los nueve cuentos que componen esta colecció, publicada originalmente en 1965, dieron a conocer a una de las voces más exuberantes y radicales de la prosa norteamericana de la segunda mitad del siglo XX, que apenas se había traducido a nuestro idioma.
A pesar de que, como el propio autor reconoce en el prólogo de esta edició, los relatos pueden adscribirse al realismo, por su imaginació desbordante, la fastuosidad de sus frases —que se despliegan como ramas abarrotadas de frutos fantásticos— y un léxico salpicado de modismos, términos en yiddish y del argot se acercan a experiencias más próximas a la modernidad literaria. El estilo de Stanley Elkin y su particular humor —negro, las más de las veces— podrían ser una mezcla imposible entre Faulkner, Henry Miller y Franz Kafka.
Todos sus personajes —al borde de un precipicio imaginario, impulsados por una misió rayana en la locura, sometidos a un punto de inflexió en sus vidas que probablemente acabará por destruirlos— son el trasunto de una lóbrega mirada sobre la sociedad norteamericana, teñida de desencanto, aunque férreamente moral.
Al final, triunfa el humor, que parece el único antídoto posible ante la abyecció y la miseria, si bien no es un humor tranquilizador y narcótico, sino una manera de revelar el absurdo de la construcció social y moral de nuestro mundo y de nuestros fatuos ideales y anhelos.

Stanley Elkin: otros libros del autor


¿Quién escribió Poética para acosadores? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Poética para acosadores — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Poética para acosadores " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Criers and Kibitzers, Kibitzers and Criers

© 1965, 1963, 1962, 1961, 1960, 1959, Stanley Elkin

Publicado originalmente por Random House, Inc. en 1965

Dirección editorial: Didac Aparicio y Eduard Sancho

Diseño: Mikel Jaso

Maquetación: Endoradisseny

Primera edición en papel: Mayo de 2018

Primera edición digital: Mayo de 2018

© 2018, Contraediciones, S.L.

C/ Elisenda de Pinós, nº 22

08034 Barcelona

contra@contraediciones.com

www.editorialcontra.com

© 1990, Stanley Elkin, del prólogo

© 2018, David Paradela López, de la traducción

© Stanley Elkin Papers, Universidad Washington, de la foto de Stanley Elkin (junto a su Lexitron) de la contracubierta

ISBN: 978-84-948583-2-1

Composición digital: Pablo Barrio

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual.

Para

JERRY BEATY

HERB BOGART

BOB BROWN

DAN CURLEY

DAVE DEMAREST

BILL GASS

IRWIN GOLD

BILL GUGGENHEIM

AL LEBOWITZ

KERKER QUINN

HARRY RICHMAN

GEORGE SCOUFFAS

Y para

JARVIS THURSTON

ÍNDICE
PRÓLOGO

P or razones que no tengo nada claras, esta colección de relatos ha resultado ser la más duradera de mis obras, si por «duradera» hemos de entender no una línea temporal que comprende varias edades geológicas ni, ya puestos, tan siquiera las que consigna el calendario, sino ese escaso puñado —veinticinco desde su primera publicación en tapa dura en Random House en 1965— de años apenas lo bastante extenso como para abarcar una generación. Sin contar las épocas en que ha estado descatalogado, ni esa peculiar semivida transcurrida en el curioso limbo editorial conocido en el mundillo (aunque nunca de forma enteramente clara, al menos para quien firma este prólogo) como «sin existencias», ha seguido imprimiéndose bajo distintos sellos (Berkley Medallion, Plume, Warner Books y, creía yo, hasta que consulté el catálogo Books in Print, donde no logré encontrarlo, el sello Obelisk de la casa Dutton, y ahora también en Thunder’s Mouth Press) a lo largo de, hmm, pongamos dieciocho o diecinueve años. En comparación con las grandes edades históricas, es, claro está, cosa de nada: ciertamente, no está en la misma liga que los años luz de la astronomía, ni tan solo, ya que estamos, en la misma liga que el universo, pero no perdamos de vista que estamos hablando de frágiles años librescos, que vienen a ser a esta vida lo que los años de perro son a los aniversarios humanos. En una ratio de siete a uno (donde siete años perrunos equivalen a cuarenta y nueve años librescos), podríamos decir, en función de cómo computen los actuarios esa semivida antes mencionada, que mis llorones y kibitzers cuentan entre ochocientos ochenta y dos y novecientos once años. Un clásico, tan viejo como Matusalén: la prueba del tiempo, como se suele decir.

Además —seguimos con las cuentas—, dos de estos relatos, versiones, nunca ascendió a tanto. A fin de cuentas, salgo barato. Quizá, así en general y contándolo todo, treinta o treinta y cinco mil dólares desde 1966: he aquí mi tarifa por haber superado la prueba del tiempo. Ninguna fortuna, lo admito, pero tampoco cuatro perras: algo así como el rendimiento acumulado de un pequeño CD , pongamos.

Lo que no tengo claro es por qué. ¿Por qué este libro, tras la aparición de mi primera novela y antes de que hubiera terminado de escribir la segunda.) Así pues, ¿por qué? En serio, ¿por qué? Me gustaría saberlo.

Una de las razones, seguramente, es lo accesible de su estilo y (no en menor medida; en realidad, al contrario: en relación directa con la sencillez del estilo) la sintonía entre habla ordinaria y realismo, el secular pacto literario entre la sencillez y la verosimilitud. Aquí tenemos, por ejemplo, a Greenspahn, el dueño del supermercado, de regreso a la tienda tras haber ido al banco a buscar cambio:

La calle estaba tranquila. Parece domingo, pensó. En la tienda no habría nadie. Vio su reflejo en un escaparate y se fijó en que había olvidado quitarse el delantal. Se le ocurrió que, de algún modo, el delantal le confería aspecto de persona muy ocupada. Es lo que tienen los delantales, pensó. No ocurre lo mismo con los trajes. A menos que lleves maletín. Los maletines y los delantales dan la impresión de que uno está ocupado. Los uniformes no. Los soldados no dan la impresión de estar ocupados, y los policías tampoco. Los bomberos sí, pero solo cuando se ponen el casco. Schmo, pensó, un hombre de tu edad caminando por la calle con el delantal. Se preguntó si los directivos del banco habrían reparado en el delantal. Volvió a invadirlo la sensación de pesadez.

El realismo tiene algo reconfortante, casi balsámico, y que nada tiene que ver con los sobresaltos del reconocimiento —cosa que tampoco podría ser, digo yo, pues los sobresaltos nunca traen consuelo— o ni siquiera con la familiaridad que aporta el contenido, sino más bien con el hecho de que el mundo realista, en literatura al menos, es un mundo que, desde cierto punto de vista, y aun con sus sinsabores y tragedias, siempre tiene sentido, en tanto en cuanto se nutre —e incluso se jacta y se pavonea— de nuestra pasión por la razón. Lo que quiero decir es que la tradición realista trata supuestamente de las causas y los efectos, de la profunda necesidad de justicia que sienten los lectores —es decir, todos nosotros—, de la exigencia de que uno coseche beneficios (o castigos) en la medida en que los siembra, de la ley del justo merecido, según la contabilidad orgánica de Dios y la Naturaleza. Y puesto que la forma se adapta y sigue a la función, el estilo recibe la orden de no hacer ondas, sino, en vez de ello, limitarse a seguir la corriente, sin estridencias, aprehendiendo todo cuanto se le presenta por el camino, pero no mucho más, y nada en absoluto que no sea inmediatamente perceptible a simple vista.

Lo que pretendo decir es que estos nueve relatos se encuadran de pleno en el realismo. Puede que a veces malinterprete o plantee situaciones estúpidas, como en esa improbable escena de :

—«M OZO DE CUERDA ASPIRA A LA CORONA » —dijo uno de los hombres, leyendo un titular imaginario—. «¡E STIBADOR INMIGRANTE RECLAMA SU LEGÍTIMA MAJESTAD !»

—«E L PRETENDIENTE POSEE UN MEDALLÓN QUE VINCULA SU LINAJE A LOS ORÍGENES DEL R EINO .»

—«E L GUARDA DEL DUQUE AFIRMA QUE EXISTE UN “ASOMBROSO PARECIDO”.»

—«E L DEMANDANTE DESAFÍA AL DUQUE.»

—«E L DEMANDANTE DESAFÍA A DUELO AL DUQUE.»

—«¿M ONARCA O MERCACHIFLE?»

—«R UFIÁN REBELDE RECLAMA EL R EINO .»

—«R ELOJERO REGALA EL R EINO A RUFIÁN REFINADO .»

—«¿Q UIÉN ES K HARDOV ?»

Véase también la brutal y abrasiva franqueza del párrafo inicial de :

Yo soy Push el acosador, y odio a los niños nuevos y a los mariquitas, a los listos y a los tontos, a los niños ricos, a los pobres, a los niños con gafas, a los que hablan raro, a los presumidos, a los que se las dan de buenos y a los que se las dan de listos, a los que pasan los lápices y a los que riegan las plantas. Y a los tullidos, sobre todo a los tullidos. No amo a nadie que sea amado.

La cuestión aquí es que este estilo «más elevado» o más consciente —cuando no concienzudo— no solo es menos realista que la anodina y casi pasiva linealidad de la tranquila calle del carnicero, sino también más agresivo y belicoso. (Solo hay que pensar en las dos palabras clave de los títulos de estas historias —rampante, con esa combinación de descarado encabritamiento y apocado atrincheramiento, según pensemos en los cuartos delanteros o traseros, y

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Poética para acosadores»

Mira libros similares a Poética para acosadores. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Poética para acosadores»

Discusión, reseñas del libro Poética para acosadores y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.