Charles F. Stanley - Minas terrestres en el camino del creyente: Cómo evitar los peligros ocultos

© 2008 por Grupo Nelson

Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.

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Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc.

www.gruponelson.com

Título en inglés: Landmines in the Path of the Believer

© 2007 por Charles F. Stanley

Publicado por Thomas Nelson, Inc.

Traducción: Arturo Sedano, Rojas & Rojas Editores, Inc.

Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.

A menos que se especifique lo contrario, las citas bíblicas usadas son de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960
© 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina,
© renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.
Usadas con permiso.

Traducción y adaptación del diseño al español: Rojas & Rojas Editores, Inc.

ISBN: 978-1-60255-101-5

ISBN: 978-1-41858-134-3 (eBook)

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Este libro está dedicado a los miembros de
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Dean Hancock, Ben Reed, Maurice Templeton
y Steve Youngerberg,
por su apoyo fiel y leal en ayudarnos a alcanzar
el mundo con el mensaje glorioso de Cristo.

Contenido

No os ha sobrevenido ninguna tentación
que no sea humana;
pero fiel es Dios,
que no os dejará ser tentados
más de lo que podéis resistir,
sino que dará también
juntamente con la tentación la salida,
para que podáis soportar.

—1 CORINTIOS 10.13

A lo largo de los años han muerto hombres y mujeres para que podamos disfrutar de la libertad de que gozamos hoy en día. La mayoría de nosotros conoce a alguien que ha servido a su país en las fuerzas armadas. A menudo he escuchado a los hombres hablar de sus experiencias yme he preguntado qué habrán sentido al enfrentar una seria amenaza del enemigo.

No toma mucho tiempo darse cuenta de que cuando usted está en el fragor de la batalla el enemigo hará cualquier cosa por derribarlo y derrotarlo. Esto es cierto en particular para los campos de batalla fisicos, pero también en las líneas del frente espiritual donde Satanás se agazapa, para tratar de destruirnos y que no sirvamos a Dios ni hagamos su voluntad.

Si ha aceptado a Jesucristo como su Salvador, necesita saber que el enemigo no se detendrá ante nada para impedirle que conozca a Dios y viva para Jesucristo. Esto lo logra orquestando un conflicto grande en el terreno de su vida. Aunque parezca una exageración, Satanás está convencido de que, si puede lograr sus designios perversos, usted se desalentará y se llenará de temor y deseará darse por vencido. Un creyente desarmado, desanimado y temeroso, que ha mordido el polvo de la derrota, asfixiado por la culpa y la vergüenza, no representa una amenaza para él. Tenga cuidado: él no vacilará en emplear tácticas extremas en la lucha, tácticas destinadas en específico a separarle de Dios y sus bendiciones, así como del amor y respeto de su familia y amigos.

LA VERDAD SOBRE LAS MINAS

Mucha gente piensa de manera errónea que Satanás usa medios obvios para sacarnos de rumbo. Sin embargo, sus armas más devastadoras son apenas visibles. Yacen ocultas bajo la superficie de nuestro terreno espiritual. Pero cuando nos movemos en dirección a ellas, estallan bajo nuestros pies y nos infligen una profunda angustia, pena y quebrantamiento. A veces la herida parece que no tiene cura, pero nunca es así si Dios está en el asunto.

En los últimos años hemos conocido la poderosa fuerza bruta de una de las armas más devastadoras de la guerra: la mina terrestre. Hasta hace poco tiempo, muchos de nosotros no hubiéramos pensado en incluir este artefacto en una lista de los más destructivos del campo de batalla, pero lo es. Cuando un veterano habla de ir a la guerra, nuestra mente se llena al instante de imágenes de veloces aviones volando a alta velocidad, soldados equipados con la última tecnología para el combate, y tanques. No del tipo que en otra época rodaba con mucho ruido por los campos de otros países, sino fortalezas de movimiento rápido, concebidas para penetrar las líneas enemigas y derrotar el avance adversario.

Es difícil imaginar una simple pieza de metal, que puede que no exceda de 2 × 2 pies, y que tenga la capacidad de destruir un poderío militar así, pero eso es exactamente lo que hace una mina terrestre. Aniquila lo que esté en sus cercanías, y la más ligera presión puede detonarla.

Para cuando se ha descubierto una mina terrestre, por lo general es demasiado tarde para apartarse. Cuando pienso en eso, me doy cuenta de por qué esta arma de guerra es tan efectiva. Su carácter oculto es siniestro y mortífero. Igual que hay minas terrestres físicas sembradas a lo largo de senderos, de caminos y de campos abiertos, Satanás de forma estratégica coloca minas en el camino de cada creyente. No existe ningún sendero despejado y recto que no tenga minas. Cada día nos enfrentamos a la amenaza de pisar una mina espiritual y sufrir la pena y devastación que ella produce.

Cuando pisamos una mina del enemigo, la explosión subsiguiente por lo general tiene un efecto adverso en nuestra relación con Dios y con los demás, así como a nuestro testimonio personal. También altera la forma en que operamos en la vida. Perdemos el gozo de experimentar las más ricas bendiciones de Dios.

Tenemos que hacer una clara distinción entre las minas de un campo real de batalla y las que Satanás pone a lo largo de nuestro camino. Estas estallan bajo nosotros como resultado del mundo caído en el que vivimos. Otras son minas que el enemigo sitúa de forma estratégica con el deseo específico de ocasionarnos daño como creyentes. Si no somos sensibles a la advertencia del Señor, podemos desviarnos del rumbo y enfrentarnos a la destrucción.

USTED NO TIENE QUE SER UNA BAJA

He observado a las personas lidiar con las minas de la vida y sus experiencias concluyen de una de estas dos maneras: o bien hay una victoria espiritual y la persona se acerca al Señor, o es derribada por el engaño de Satanás y comienza una espiral descendente que la lleva a sentimientos de lamentación, pena, ira, frustración y, si se deja sin resolver, a la depresión. Pero usted no tiene que caer víctima de las maquinaciones de Satanás. Aunque las minas físicas puedan ser difíciles de detectar, Dios le dará la capacidad de descubrir y desactivar las minas espirituales que el enemigo haya colocado en su camino. Usted puede sentir que está en un campo minado y no sabe en qué dirección dirigirse. Quiero asegurarle que Dios lo sabe. Él tiene un plan para rescatarle. No importa lo fuerte que sea la tentación, usted puede recuperar cualquier terreno espiritual que le haya cedido al enemigo y reclamar su posición como un hijo de Dios que le pertenece.

Pedro nos exhorta: «Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quién devorar» (1 Pedro 5.8). El apóstol Pablo nos recuerda: «Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud» (Gálatas 5.1, NVI). Con esto quiere decir no estar atados por nada que nos impida ser todo lo que Dios ha planeado que seamos. Y continúa diciendo: «Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros» (v. 13).