• Quejarse

Mary Clark - Noche de paz

Aquí puedes leer online Mary Clark - Noche de paz texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

No cover

Noche de paz: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Noche de paz" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Catherine Dornan y sus dos hijos se preparan para pasar unas Navidades muy amargas en Nueva York, ya que su esposo y padre debe afrontar una delicada intervención quirúrgica. Pero lo que no imaginan es que la Nochebuena se convertirá en una pesadilla desde el momento en que, inocentemente, se detienen en una esquina a escuchar villancicos…

Mary Clark: otros libros del autor


¿Quién escribió Noche de paz? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Noche de paz — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Noche de paz " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Mary Higgins Clark Noche de paz Para Joan Murchson Broad y a la memoria del - photo 1

Mary Higgins Clark

Noche de paz

Para Joan Murchson Broad,

y a la memoria del coronel Richard L. Broad,

con cariño y gratitud por todos

los maravillosos momentos que compartimos.

San Cristóbal, patrón de los viajeros, ruega por nosotros y protégenos del mal.

Era Nochebuena en Nueva York. El taxi avanzó lentamente por la Quinta Avenida. A las cinco de la tarde había un tráfico denso, y las aceras estaban repletas de gente que hacía las compras navideñas de último momento, empleados que se dirigían a casa, turistas ansiosos de ver los escaparates cuidadosamente arreglados y el mítico árbol de Navidad del Rockefeller Center.

Era de noche ya y el cielo empezaba a llenarse de nubes oscuras, una aparente confirmación del pronóstico meteorológico: unas Navidades blancas. Pero las luces parpadeantes, el sonido de los villancicos, las campanillas que los Papá Noel agitaban en las aceras y la alegría de la gente daba un clima de Nochebuena perfectamente festivo a la famosa avenida.

Catherine Dornan iba sentada, erguida, en el asiento trasero del taxi, sus brazos rodeando los hombros de sus dos hijos. Por la rigidez que sentía en el cuerpo de los pequeños, sabía que su madre tenía razón. El mal humor de Michael, de diez años, y el silencio de Brian, de siete, eran signos inequívocos de que los niños estaban muy preocupados por su padre.

Esa tarde, cuando había llamado a su madre desde el hospital -todavía llorosa a pesar de que Spence Crowley, médico y viejo amigo de su marido, le había asegurado que la operación de Tom había salido mejor de lo esperado, e incluso le había sugerido que los niños visitaran a su padre a eso de las siete, ella le había dicho con firmeza:

– Catherine, será mejor que hagas un esfuerzo. Los niños están muy alterados, y tú no ayudas. Creo que no sería mala idea que intentaras distraerlos un poco. Llévalos al Rockefeller Center a que vean el árbol de Navidad, y después id a cenar por ahí. Si te ven tan preocupada pensarán que Tom está a punto de morir.

– Eso no tiene por qué suceder, pensó Catherine. Ojalá pudiera volver atrás y eliminar aquellos últimos diez días. Lo deseaba de todo corazón, empezando por el momento terrible en que había recibido aquella llamada del hospital de St. Mary.

– Catherine, ¿puedes venir de inmediato? Tom se ha desmayado mientras hacía la guardia. Lo primero que pensó fue que debía de tratarse de un error.

Los hombres delgados, atléticos, de treinta ocho años, no se desmayan. Y Tom siempre bromeaba con aquello de que los pediatras, por derecho propio, eran inmunes a todos los virus y gérmenes que llegaban con sus pacientes. Pero Tom no estaba inmunizado contra la leucemia, que exigía la inmediata extirpación del inflamado bazo. En el hospital habían dicho a Catherine que seguramente Tom debía de tener síntomas desde hacía meses, pero que no había hecho caso de ellos.

– Y yo, tan estúpida, ni siquiera lo noté pensó mientras intentaba evitar que le temblaran los labios. Miró por la ventanilla y vio que pasaban por delante del hotel Plaza, donde, once años atrás, cuando ella tenía veintitrés, habían celebrado la boda.

"Se supone que las novias se ponen nerviosas -pensó-, pero yo no lo estaba. Casi llegué corriendo al altar."

Diez días más tarde festejaban la Navidad en Omaha, donde Tom había aceptado un puesto en la prestigiosa sala de pediatría del hospital local.

"Compramos de liquidación ese absurdo árbol artificial", pensó mientras, recordaba cómo Tom lo había levantado para decir:

"Atención, clientes de Kmart…". El árbol que ese año habían escogido con tanto interés se hallaba en el garaje, con las ramas atadas, porque habían decidido ir a Nueva York para la operación.

Spence Crowley, el mejor amigo de Tom, se había convertido en un famoso cirujano del Sloan-Kettering. Catherine se estremeció al recordar lo alterada que estaba cuando al fin le permitieron ver a Tom. El taxi se acercó al bordillo.

– ¿Aquí le va bien, señora?

– Sí, perfecto -respondió Catherine obligándose a parecer alegre mientras sacaba el billetero y se dirigía a sus hijos-: Papá y yo os trajimos aquí la Nochebuena de hace cinco años. Ya sé que eras muy pequeño, Brian; pero Michael se acuerda, ¿verdad?

– Sí -respondió éste con tono seco mientras miraba cómo Catherine sacaba cinco dólares de un fajo de billetes-. ¿Por qué llevas tanto dinero, mamá?

– Ayer, cuando ingresaron a papá en el hospital, me dieron su cartera con todo lo que llevaba. Lo dejaré en casa de la abuela cuando volvamos. Catherine bajó detrás de Michael y sostuvo la portezuela abierta para que Brian saliera. Estaban delante de Saks, cerca de la esquina de la calle Cuarenta y nueve con la Quinta Avenida. Una ordenada fila de espectadores esperaba paciente para ver de cerca el escaparate de Navidad.

Catherine llevó a sus hijos al final de la cola. -Primero miraremos los escaparates; después cruzaremos la calle para ver mejor el árbol de Navidad. Brian suspiró con fuerza.

¡Menudas fiestas! Detestaba hacer cola, para todo, y decidió jugar a su juego de siempre cuando quería que el tiempo pasara deprisa: fingir que había llegado ya al lugar donde quería ir; y esa noche era la habitación de su padre en el hospital. Estaba deseando ver a su padre para darle el regalo que lo curaría, según le había dicho la abuela. Brian tenía tantas ganas de acelerar el paso del tiempo, que cuando le llegó el turno de acercarse a los escaparates, avanzó con paso rápido y casi no prestó atención a las escenas con la nieve arremolinándose sobre los muñecos, los elfos y los animales que bailaban y cantaban. Se alegró cuando al fin abandonaron la cola.

Después, cuando se encaminaban hacia la esquina para cruzar la avenida, vio que un hombre se disponía a tocar el violín mientras un grupo de gente lo rodeaba. De pronto, el aire se llenó con las notas del villancico Noche de paz y la gente empezó a cantar. Catherine, cerca del bordillo, se volvió.

– Quedémonos un momento a escuchar- dijo a los niños.

Brian oyó la voz ahogada en la garganta de su madre y supo que se esforzaba por contener el llanto. Casi nunca la había visto llorar hasta aquella mañana de la anterior semana cuando alguien llamó desde el hospital para decirles que papá estaba muy enfermo.

Cally caminó despacio por la Quinta Avenida. Eran poco más de las cinco y estaba rodeada de los compradores de última hora, los brazos llenos de paquetes.

En otra época, también ella hubiera compartido todo aquel entusiasmo, pero lo único que sentía ese día era un cansancio doloroso. Todo había resultado muy duro en el trabajo. La gente quería pasar las Navidades en casa, por eso muchos pacientes del hospital estaban deprimidos o fastidiosos. Sus desolados rostros le recordaban vívidamente su propia depresión de las dos últimas Navidades pasadas en la cárcel de mujeres de Bedford.

Delante de la catedral de San Patricio vaciló un instante mientras recordaba a su abuela llevándoles, a ella y a su hermano Jimmy, a ver el belén. Pero de eso hacía veinte años ya, cuando ella tenía diez y él seis. Sintió un deseo fugaz: volver a aquella época, cambiar las cosas, impedir que sucediera todo lo malo, evitar que Jimmy se convirtiera en lo que era.

El simple hecho de recordar su nombre bastó para que temblores de miedo le recorrieran todo el cuerpo. ¡Dios mío, haz que me deje tranquila!, rogó.

Esa mañana, con Gigi agarrada a ella, había atendido a los enfadados golpes a su puerta del detective Shore y de otro policía que se presentó como el detective Levy. Los dos estaban en el mugriento pasillo del edificio en que vivía, en la calle Diez Este y la avenida B.

– Cally, ¿estás escondiendo a tu hermano otra vez? Los ojos de Shore registraron la habitación detrás de ella en busca de algo que indicara la presencia de Jimmy.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Noche de paz»

Mira libros similares a Noche de paz. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Noche de paz»

Discusión, reseñas del libro Noche de paz y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.