Para mí, Capa llevaba el deslumbrante traje del matador pero nunca entró a matar; gran jugador, luchó por sí mismo y por otros en una vorágine. El destino quiso que la muerte se lo llevara en la cúspide de su gloria.
Agradecimientos
Durante los más de cuatro años que he tardado en reunir los datos necesarios para escribir este libro, han sido muchas las personas que me han ayudado y alentado enormemente. Aun antes de que el libro hubiera sido autorizado, casi todos los contemporáneos de Capa ya habían consentido en ser entrevistados. Incluso los que se encontraban demasiado enfermos o creían no tener nada nuevo que aportar ayudaron generosamente. Estoy particularmente agradecido a Henri Cartier-Bresson por haberme autorizado a citar sus reflexiones sobre Capa.
Muchas personas de distintos países me han ofrecido su hospitalidad. En París, Suzy Marquis y su marido Jean-Gabriel se mostraron particularmente generosos con su tiempo. Bettina Graziani, Warren Trabant y Pierre Gassmann me acogieron también en sus casas. El fotógrafo británico residente en París y veterano de la agencia Magnum, Jimmy Fox, me brindó una ayuda inestimable, además de pistas sutiles y muchos teléfonos de contacto de personas retiradas hacía tiempo de la vida pública. John Morris, colega y amigo de Capa que todavía vive, se mostró igualmente solícito y no escatimó esfuerzos a la hora de proporcionarme un retrato ecuánime de la vida de Capa. El distinguido cineasta Patrick Jeudy tuvo la gentileza de mostrarme películas y documentales de actualidad maravillosos de Capa en acción.
Lara Holman, de la Hulton-Getty Picture Collection de Londres, buscó y encontró fotografías cruciales, y Josie Meijer, de Macmillan, dedicó tiempo y esfuerzo a obtener las que aparecen en este libro. No fue tarea fácil en estos tiempos en que se obtienen excesivas ganancias de las imágenes históricas, y le estoy muy agradecido. El personal de la Colindale Newspaper Library de Londres, en especial Jackie Pitcher y Michael Nash, puso a mi disposición los números de todos los reportajes que hizo Capa para Illustrated y el Picture Post, los cuales mostraban mejor su obra que ninguna otra publicación. A pesar del acceso restringido a los archivos de Time-Life, logré obtener información clave gracias a varios miembros del personal, en concreto Bill Hooper, quien localizó una entrevista de radio concedida por Capa que arrojó bastante luz sobre muchas cuestiones controvertidas.
La escritora Jozefa Stuart, que conoció personalmente a Capa y a principios de los sesenta preparó una biografía de él que permanece inédita, habló conmigo largamente, e incluso se valió de su influencia para conseguirme acceso a información crucial que ella había reunido y que ahora pertenece al Centro Internacional de Fotografía de Nueva York. Asimismo, ningún libro sobre Capa puede dejar de reconocerse en deuda con el albacea de Robert Capa, Richard Whelan, y su innovadora biografía de 1985; basada en parte en el trabajo pionero de Stuart, es un relato impresionantemente detallado de la vida de Capa.
Otras personas me han ayudado a explicar sucesos y cuestiones clave de la vida de Capa. En Lynchburg, Virginia, mientras escuchaba a Glenn Miller, el profesor Bill McIntosh de la National D-Day Foundation me ofreció una visión global militar del día más importante de la carrera de Capa, y me ayudó a comprender algunas de las complejidades estratégicas de la batalla de Normandía y la operación Overlord.
Mi padre se recorrió a pie playas bajo la lluvia y pasó varios días en Normandía y París, siguiendo los pasos de Capa. Mi madre me enseñó el sur de España. Jay Deutsch, de la Leica Gallery de Nueva York, me facilitó contactos y una comprensión técnica de la Leica. El profesor Wolodymyr Stojko del Ukrainian Journal se puso en contacto con fuentes de Kiev y me proporcionó una sagaz visión de la visita de Capa a la Unión Soviética. El marchante de arte y fotografía Howard Greenberg me habló con franqueza del valor comercial de la obra de Capa. Susan Shillinglaw, directora del Steinbeck Center, me señaló varias fuentes importantes. Patty Cottingham, directora ejecutiva de la Scripps Howard Foundation, me facilitó teléfonos de contacto de periodistas y fotógrafos. Rick Bray del Ernie Pyle Historical Site desenterró mucha información sobre las hazañas de Capa con Ernie Pyle. El legendario George Silk me ayudó a comprender el punto de vista de otro fotógrafo al cubrir la Segunda Guerra Mundial. Bernard Crystal de la Universidad de Columbia me señaló la correspondencia relacionada con los tratos comerciales de Capa con John Steinbeck. Michael Edwards del Eisenhower Center localizó varias transcripciones importantes de veteranos del día D. Steven Plotkin de la Biblioteca JFK de Boston me ayudó a localizar fotografías maravillosas de Capa con Hemingway y Martha Gellhorn.
En Budapest, Éva Keleti y Katya Steiner se desvivieron por hacer mi estancia lo más agradable e iluminadora posible. Sin ellas nunca me habría hecho una idea del pasado húngaro de Capa. En España, María Paz pasó varios meses siguiendo pistas ambiguas, estudiando con minuciosidad documentos y concertando entrevistas. Chris Littleford tradujo artículos periodísticos clave y persiguió a fuentes poco inclinadas a colaborar. Estoy asimismo en deuda con su mujer Amor por su hospitalidad. Miguel Ángel Jaramillo Guerreira, director del Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca, soportó un aluvión de preguntas. Manuel Melgar de los Archivos Militares de Madrid también fue de gran ayuda.
En Alemania el profesor Hans Puttnies me ayudó a situar en su contexto mi investigación sobre la Alemania de Weimar. El biógrafo Irme Schaber me ayudó a localizar a varios contemporáneos de Capa, entre ellos Ruth Cerf Berg e Irene Spiegel. Irme Schaber también me habló de su obra pionera sobre Gerda Taro. Le agradezco profundamente el tiempo que me dedicó y la ayuda que me brindó; ojalá todos los biógrafos fuéramos tan positivos y libres de prejuicios. En Suiza, la hija de Ruth Cerf Berg, Kathrin Berg Müller, fue particularmente de ayuda al obtener respuestas a muchas preguntas que formulé a su madre, una mujer realmente extraordinaria. En Amsterdam, Eva Besnyö me proporcionó una nueva percepción de la infancia de Capa. En Washington, Ben Bradlee me describió de manera concisa y expresiva su estancia en París y en Klosters. John Fox, de la unidad de información del FBI, me explicó varios detalles del expediente del FBI de Capa. John Kelso, jefe de sección de la Freedom of Information Privacy Acts Section Office of Public and Congressional Affairs, me facilitó todos los documentos que tenía autorización para dar a conocer. David Wallis, de Nueva York, me facilitó muchos artículos importantes de varias bases de datos.
Leslie Calmes, del Center for Creative Photography de Tucson, localizó un tesoro escondido de material asombroso, en especial muchos fragmentos de memorias y varias cartas escritas por Hansel Mieth que he citado extensamente. Estoy sumamente agradecido a Georgia Brown, amiga de Mieth, por haberme autorizado a hacerlo. El doctor Norman Allan de Toronto también puso generosamente a mi disposición el manuscrito de una biografía inédita de su padre, autorizándome para citarla. Estoy igualmente en deuda con Jinx Rodger de Gran Bretaña por haberme permitido citar los diarios líricos de su difunto marido. Georgia de Chamberet de Londres me envió la penetrante biografía de su madre y fotografías de Gael Elton Mayo con Capa. En Vermont, Patti Stratton, Lucy Steele y Amanda Hoag trabajaron sin descanso para transcribir más de cien horas de entrevistas. Estoy especialmente agradecido a Amanda por las numerosas horas que pasó confrontando viejos ejemplares de